Pequeña Leona

Capítulo 11

Al día siguiente Leonora sintió mucha vergüenza de ir a trabajar, tal vez su jefe tuviera la piel dura para aquel tipo de situaciones pero ella se sentía sumamente avergonzada, casi como si ella hubiera estado en prisión.

Y para empeorarla había llorado contra su pecho mientras él la consolaba como a una niña pequeña, había perdido autoridad moral para reprender a aquel hombre.

Ella siempre tan segura de su autosuficiencia había necesitado su ayuda, y Bastian Cavendish había sido un gran apoyo, mucho más de lo que se podía esperar.

La noche anterior, había sido una de esas ocasiones en que se sentía abrumada por su masculinidad, aunque en general lo trataba como niño, era un hombre. Uno muy impactante.

Estaba perdida en esos pensamientos cuando el objeto de su preocupación llegó.

-Buenos días, Leoncito…¿hoy me toca café?- preguntó sonriendo.

-No, tal vez mañana…

-El mañana no existe.

-¡Ups! – contestó ella.

-Eres una tramposa en el fondo, ¿lo sabes?

-Señor Cavendish…-dijo ella cambiando el tono de voz.

-Lo sé, lo sé….-la interrumpió él y puso un papel sobre el escritorio.

-¿Qué es?

-El importe de la fianza de tu hermano, lo puedes pagar en cómodas cuotas, ya que insistirás en hacerlo, y sobre los honorarios del abogado, no debes preocuparte, es un amigo y lo hizo de favor.

-¿Pero..?

-Es verdad, y no aceptaré discusión sobre eso. Sé que aunque insistiera no puedo hacerte cambiar de idea sobre lo de la fianza, así que mejor me ahorro la discusión es justo que ser caballero termine en provocarme una migraña debido a tu testarudez.

-No es testarudez, es mi familia, es mi problema…

-Leoncito, no trates de convencerme, ¿acaso no viste mi bandera blanca?

-Gracias, muchas gracias por lo que hizo.

-Merezco un café por ello, ¿verdad?

-No, ya que me ayudó tan generosamente, seguiré cuidando de su salud un poco más, así que jugo de naranjas…- dijo ella y agradeció que  él no hiciera que aquella situación fuera incómoda. A veces era una ventaja tener un jefe con una personalidad tan particular.

 

Leonora entró a la oficina y depositó la bandeja con jugo de naranjas y sándwiches varios en el escritorio.

-Su desayuno.

-Gracias, supongo. Y al menos no me trajiste las carpetas con trabajo todavía.- respondió él.

-¿Al menos averiguó cómo fue la reunión de ayer, qué sucedió, qué se dijo…?

-¿Quieres decir cuántos cuchillos me clavaron por la espalda?

-Debió quedarse.

-No te preocupes, ya me enteraré, Leoncito. Sólo me hubiera gustado ver sus caras cuando les dijeron  que tuve que ir con mi abogado a la comisaría a resolver una demanda e impedir un arresto.

-¿Les dejó creer que era usted quién tenía problemas con la policía?

-Claro, es lo que esperan de mí, sería muy malo si los defraudara. ¿No crees?

-Ya no sé qué creer, mejor desayune que en seguida le traigo trabajo

-¿Nunca me dejarás disfrutar de la buena vida, verdad?

-¿No era eso lo que ha estado haciendo el último par de décadas?- le preguntó ella a su vez y lo hizo sonreír.

Un par de horas después, Leo se estaba volviendo loca tratando de responder a alguien que hablaba por teléfono en algo que parecía ser alemán, ella no sabía de idiomas más que lo básico que había estudiado en la escuela, así que no sabía cómo responder a aquella persona, quizá fuera algo importante pero si lo dejaba para pedir ayuda, cortaría.

En ese momento, Bastian salió a pedir un informe y la vio desesperada mientras sostenía el teléfono.

-¿Qué sucede?- preguntó.

-No sé, no lo entiendo…creo que es alemán – dijo ella y él agarró el tubo.

Asombrada, Leonora lo escuchó hablar fluidamente en alemán, y mantener un dialogo con quien fuera que había llamado. Luego de unos diez minutos, se despidió y colgó.

-Era uno de los empresarios que quiere trabajar con nosotros…- explicó él.

-¿Habla alemán?

-Sí, tuve una novia alemana, modelo, sexy…- dijo dibujando una silueta femenina en el aire- ¡Cielos! Y bueno, aprendí un poco con ella…

-Eso parece, ¿cuántos idiomas habla?- preguntó mirándolo con sospecha, aquel hombre era una caja de sorpresas.

-Varios…tuve muchas novias extranjeras…

-Una manera muy particular de aprender idiomas…

-Ya sabes, dicen que en una relación es necesaria una buena comunicación, así que no viene mal aprender un poco.

-Me preocupa el tipo de conversaciones que podría mantener con lo que aprendió- objetó ella.




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