A la mañana, al salir hacia el trabajo, encontró un nuevo aviso de intimación en la puerta. Lo tomó y lo metió en su cartera. Encontraría una salida, claro que sí.
-¿Leoncito, te sientes bien? – preguntó Bastian y antes de que Leo pudiera reaccionar apoyó la mano en su frente para comprobar que no estuviera afiebrada.
-Sí, muy bien. ¿Y usted? – le preguntó ella pero apenas si había dormido la noche anterior, sabía que tenía ojeras y los ojos hinchados pero al menos resguardaría su orgullo.
-Sí, muy bien. Pero tú estás rara, no has intentado que trabaje ni me has dirigido ninguna mirada asesina en lo que va de la mañana…
-Puedo remediar eso si es que le preocupa.- contestó ella y para demostrarlo le dirigió su peor mirada.
El humor de Leonora fue empeorando con el correr de las horas, su cabeza estaba ocupada buscando soluciones.
Se fue unos minutos a sacar unas copias y al regresar vio a Bastian husmeando en su cartera. Salió disparada y le arrebató el bolso, no quería que viera el aviso que había guardado allí.
-¿Qué hace? – le preguntó quitándole la cartera bruscamente y él la miró sorprendido.
-Buscaba un apósito para mi dedo, me corté…-dijo y le mostró el dedo con un pequeño corte.
-¿Cómo se cortó? ¿Le duele?
-Con un papel…y ya sabes que estuve anémico, no creo que sea bueno andar perdiendo mi sangre, ¿verdad?
-Ya le doy un apósito, espere …-dijo ella preocupada y revolvió en su cartera. Luego tomó el dedo de Bastian y se dedicó a curarlo.
Estaba inclinada sobre él, así que no pudo ver la forma en que la observaba, estaba serio y había algo indescifrable en sus ojos mientras contemplaba a su preocupada secretaria.
Su Jefe se paró delante de ella y agitó la mano para que Leo le prestara atención.
-Me voy antes- le informó Bastian a Leonora.
-¿De nuevo?
-Tengo cosas que hacer….muy importantes – dijo él y ella frunció el ceño, pero en realidad ni siquiera tenía muchas ganas de pelear ese día. Un jefe irresponsable que abandonaba su trabajo sólo completaba el panorama de su vida.
-De acuerdo. – contestó y él se inclinó para mirarla con curiosidad.
-¿De acuerdo? ¿Así de fácil….? ¿No indagarás ni darás un discurso?
-No, sólo no haga nada ilegal, en serio no soportaría tener que buscarlo a usted en la comisaría. Aparte de eso, haga lo que quiera y ahórreme los detalles.
-Te doy mi palabra de honor… - dijo poniéndose la mano sobre el corazón y ella suspiró sonoramente.
Sin Bastian cerca, se dedicó al trabajo, mantenerse ocupada era todo lo que podía hacer.
Cuando salió de la oficina después de haber cumplido con su horario, iba con la cabeza gacha sumida en sus pensamientos, así que no vio a su hermano hasta darse con él.
-¿Henry..? ¿Qué haces aquí?- preguntó alarmada, temiendo una nueva complicación.
-Yo…Leo..
-¿Qué pasó ahora?
-Toma, conseguí un trabajo, mamá me contó y quiero ayudar – dijo el chico y le extendió un sobre.
-¿Qué? ¿Trabajo, cuándo, dónde , haciendo qué..? Espera, mejor hablemos – dijo y tomándolo del brazo lo arrastró hacia una confitería cercana para interrogarlo a conciencia.
-Explícame…-dijo una vez que se sentaron mientras examinaba el contenido del sobre.
-Conseguí un trabajo, y te traje el dinero que me pagaron para arreglar lo de la renta, igual no alcanza más que para un mes…pero seguro que conseguimos un plazo. ¿Verdad?
-¿Cuándo comenzaste a trabajar?
-Hoy…
-Henry, dime la verdad, ¿de dónde sacaste este dinero? ¿Tiene que ver con esos amigos tuyos, los que hicieron que acabarás en la comisaría…?
-No, ya no me junto con ellos. Conseguí un trabajo.
-En ningún trabajo te darían este tipo de adelanto. Dime la verdad. ¿Qué tipo de trabajo es? ¿Dónde?
-Confía en mí- dijo el chico nervioso.
-Eso es muy difícil para mí. Necesitamos dinero y de golpe consigues un trabajo y te adelantan tanto dinero...¿entiendes que no te crea, verdad?
-Alguien que conozco me recomendó, es una empresa de construcción…haré trabajos de recadero y eso…
-¿Alguien que conoces? ¿Quién?
-Sólo un amigo, Leo. Tú no lo conoces, es un trabajo decente…
-¿Y la escuela?
-Trabajaré los fines de semana y algunas veces a contra turno, no dejaré la escuela.
-Sigue siendo extraño que te dieran dinero por un trabajo que aún no has hecho…
-Le expliqué al jefe de nuestra situación y es un buen tipo. Además voy a trabajar para ganármelo, en serio. Puedes hablar con ellos o ir si no me crees – dijo el chico y le dio una tarjeta donde estaban los datos.