Pequeña Leona

Capítulo 17

El domingo Leonora dio vueltas en su cama sin poder dormir durante gran parte de la noche. A la mañana tenía ojeras y mucho dolor de cabeza, empeorado porque no sabía cómo enfrentar a Bastian Cavendish después del beso.

¿Se suponía que no le diera importancia? ¿Qué se hiciera la ofendida?

No tenía idea qué debía hacer una secretaria seria cuando su jefe, que era un mal chico, la besaba. Menos aún si las circunstancias eran tan poco claras, ¿había querido escarmentarla , era su donjuanismo habitual o algo más?

-No sé, no sé…-repitió en voz alta Leo para sí misma mientras agitaba la cabeza..

Fuera lo que fuera no podía dejar que perturbara su decisión de ser eficiente y enderezar a su jefe.

Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza lo que la inquietaba más que el beso en sí mismo, y era verlo tan preocupado, tan enfadado y sobre todo actuando como un adulto hecho y derecho.

Había visto al Bastian Cavendish hombre aquella noche, y eso la hacía ser mucho más consciente de su propia femineidad.

Antes de salir al trabajo , tomó su bolso, que había criticado,  y se aferró a él como un talismán, no iba a dejar que aquel hombre inútil influyera sobre ella.

Al llegar a la oficina, Leo maldijo en voz baja., él había llegado temprano.

¿Por qué tenía que llegar a horario aquel día?

A regañadientes, la joven se asomó a la oficina de Bastian y se llevó una sorpresa. Tenía muchos papeles tirados en el suelo y él estaba sentado allí, analizándolos según parecía como si fueran un rompecabezas. Levantó la mirada y la fijó unos instantes en ella Por un instante Leo pensó que iba a preguntarle algo, su mirada era profunda e intensa, pero luego pareció como si cambiara.

-Buenos días, Pandita – le dijo en tono de broma refiriéndose a sus ojeras.

-Buenos días, ¿se puede saber qué está haciendo?

-Ven aquí y ayúdame…

-¿Con qué?

-Tenemos que comparar estos documentos – dijo señalando los papeles que estaban en un lado del piso- con aquellos y encontrar tantas diferencias e irregularidades como podamos.

-¿Hay premio? – preguntó ella y supo inmediatamente que había cometido un error cuando él la miró de nuevo y sonrió en forma seductora.

-Puede haberlo si lo ganas.

-Yo…yo…

-Vamos Leonora, no seas cobarde y ven aquí a ayudarme. Imagina que yo soy tu propia Cruzada…

-Usted es mi castigo- murmuró ella por lo bajo pero Bastian la escuchó y se obligó a contener la risa. Tenía algo importante entre manos y no quería distraerse, pero le resultaba casi imposible teniendo a Leonora cerca.

-Eres la cruza de León con Panda más adorable que he visto- le dijo y ella murmuró algo por lo bajo- Ahí vuelves a gruñir…

-¿Qué estamos buscando?- preguntó Leo.

-Ya te dije, diferencias…

-¿Pero por qué?

-La curiosidad mató al León, ¿nunca lo escuchaste?

-No y como no soy león tampoco me interesa.

-Habrá una reunión de la Junta Directiva en un mes y necesito tener toda la información que pueda.-se explicó él.

-De acuerdo, a buscar entonces – dijo ella y se sentó en el suelo.

-Toma esto – dijo pasándole un resaltador y ambos se pusieron a  leer y comparar documentos.

Un par de horas después, Leo flexionó los brazos y hombros para relajar los músculos.

-Necesitamos un descanso…-dijo Bastian.

-Claro que no, podemos seguir un poco más.

-Ya llevamos más dos horas…

-Ya me resultaba extraña tanta dedicación al trabajo, debí imaginar que no duraría…- protestó Leo.

-Descansemos para comer algo. ¿No tienes hambre?

-¿Cree que puede convencerme con comida?

-De nuevo respondes preguntas con preguntas, y si no es con comida algún día encontraré como convencerte.

-Siga soñando…-murmuró Leo  por lo bajo.

-Soy un paciente anémico en recuperación, ¿recuerdas? Necesito comida.- dijo sonando todo lo lastimoso que pudo y ella lo miró censuradora.

-No juegue con eso, además se ve bastante saludable. Pero está bien, descansemos y comamos.

- Ha vuelto mi Leoncito sensato- comentó él levantándose  y cuando extendió su mano para ayudarla, Leo lo ignoró y se levantó por sí misma.

-Bueno, dígame que quiere comer y se lo busco.

-No, necesito un poco de aire, vamos a algún lugar cercano a que nos hagan unos sándwiches.- propuso y ella suspiró ruidosamente.

Cuando Leo agarró su bolso para seguir a Bastian, éste la miró y elevó una ceja recordándole con el gesto lo que pensaba de su accesorio y lo que había sucedió el viernes, ella se sonrojó levemente, apretó los labios y le dedicó una mirada fulminante.




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