Pequeña Leona

Capítulo 28

Una hora después, Bastian se armó de coraje y llamó a Leonora a su oficina.

-¿Necesita algo? – preguntó ella con seriedad.

-Muchas cosas…-susurró él.

-Si va a..-empezó a decir la chica pero Bastian la cortó.

-Vamos a trabajar , Leonora, dijiste que querías ayudar y que esta vez debías saber todo. Eso vamos a hacer, te explicaré la situación actual de la compañía y mis planes para el día de la junta. Así que siéntate y presta atención…- dijo él mientras buscaba carpetas , luego se sentó en el sillón, desparramó papeles sobre la mesa y la llamó- Ven aquí , Leoncito, tal como siempre ha sido tu deseo, vamos a trabajar hasta el agotamiento.

Cuando se hizo la hora de salida, Leo pensó que ciertamente Bastian Cavendish estaba acostumbrado a un ritmo endemoniado de trabajo, no había parado, su cabeza bullía con toda la nueva información que le había dado.

-¿Hora de irnos, verdad? – pregunto él levantando la vista de unos documentos.

-¿Cómo hizo?- le preguntó asombrada.

-¿Cómo hice qué?

-Disimular y fingir que era un vago…¿cómo se contuvo?

-Hice horas extras de noche para compensar lo otro , casi me sentía como Bruce Wayne  y Batman…-dio bromeando y ella recordó la vez que lo había pillado trabajando de noche en las oficinas.

-¿Se supone que soy Robin o el mayordomo? – preguntó malhumorada.

- Había pensado en Batichica o Gatubela, con traje de cuero ajustado…- le respondió provocador, sabiendo que la haría enfadar.

-Créame, estoy más cerca de ser el Comisionado Gordon, así que no moleste…y hora de irse a su Baticueva. Y después me dice que la con complejo de heroína soy yo…- terminó mascullando mientras ordenaba sus cosas. Bastian sonrió, aquello era más familiar y propio de ella.

-Leonora..- dijo con suavidad mientras salían y ella se giró hacia él.

-No se preocupe por llevarme a casa, pediré un taxi – dijo ella imaginando lo que propondría su jefe.

-De acuerdo, entonces llévame.

-¿Qué? – preguntó confundida.

-No traje el auto, así que nos vamos en el mismo taxi.

-Nuestras casas están en distintas direcciones…

-Vamos Leonora, es difícil conseguir taxis a esta hora. Sólo usaremos el mismo, te deja en tu casa y sigue hacia la mía. No le des vuelta. ¿No vienes? – preguntó con su tono más inocente.

-¿Por qué no trajo su auto? ¿Fue a propósito?

-No puedes obligarme a declarar contra mí mismo.-dijo él encogiéndose de hombros.

Unos minutos después llegó el taxi y Bastian le abrió la puerta a Leonora que a disgusto se subió, luego entró él indicándole la dirección de ella al conductor. Leonora se alejó y se sentó muy cerca de la puerta, agarrada con fuerza a su bolso, él en cambio, se estiró todo lo que pudo ocupando más espacio del necesario. Ella intentaba mantener las distancias pero no era fácil lidiar con aquel hombre.

Al llegar, él bajó a abrirle la puerta

-¡Buenas noches, Leoncito! – le gritó mientras ella se alejaba de prisa pensando en cuál era la verdadera identidad de Bastian Cavendish.

 

Al día siguiente, Bastian volvió a llegar tarde, se apoyó en el escritorio de Leonora  y le anunció que se iría temprano porque tenía que asistir a una fiesta.

-Pero.. dijo ella y él le hizo señas de que lo siguiera al interior de su oficina.

-Sospecharán si de repente nos la pasamos trabajando hasta tarde, Leoncito.

-¿Entonces esto de retirarse en una treta?

-Sí, seguiré trabajando desde casa. En un par de horas también te retirarás.

-No pienso ir a su casa.

-No te invité, Leoncito. ¿Existen las cámaras web, sabías? Podemos seguir trabajando desde nuestras casas y comunicarnos on line. Ese es el plan del día.

La otra opción es seguir trabajando hasta tarde todas las noches y hacerles creer que estamos teniendo noches apasionadas aquí dentro…¿qué opción prefieres?

-Usted en su casa, yo en la mía – dijo ella levemente sonrojada y se retiró.

Un par de horas después, estaban comunicados  por medio de cámaras web.

-Un, dos, tres, probando – dijo Bastian mientras le sonreía desde la pantalla - ¿Sabes Leoncito? Esto me da algunas ideas…

-No quiero saberlas, sólo vaya diciéndome las cifras así puedo armar el cuadro.-dijo ella seriamente.

-No eres divertida.

-Ni pretendo serlo.

-De acuerdo, a trabajar – dijo él y así lo hicieron durante varias horas hasta que él decretó que era hora de descansar.

-Pero aún falta mucho.- se quejó.

-Ve a despejarte un  rato Leonora, ambos lo necesitamos, mañana seguiremos.

-De acuerdo, pero no se quede trabajando solo.                                                                                                -¿Quieres venir?              
-No me refería a eso, sólo que deje de jugar a Batman y descanse también y cene comida decente.




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