Pequeña Leona

Capítulo 29

Al día siguiente , Leo se esmeró mucho en su apariencia, aquel día su jefe dejaría de ser el chico irresponsable para mostrar su verdadera cara, así que quería estar a la altura de las circunstancias. Se puso la nueva falda negra que había comprado tras el asesinato de su falda anterior, un sweater fino y se recogió su indomable melena. Luego salió dispuesta  a dar batalla.

Se encontró con Bastian a la entrada del salón donde se haría la junta.

-Confío en que esta vez trajera todo, ¿verdad? – le preguntó recordando las veces que había fingido ser incompetente.

-Todo listo, entremos – dijo él , apoyó la mano en la cintura de la joven y la guió al interior. Bastian ocupó el lugar que le correspondía y Leo se sentó detrás donde estaban varios asistentes y secretarios de los  presentes.

El Sr. Cavendish, el padre de su jefe estaba allí y era la primera vez que ella lo veía en persona, era mucho más parecido físicamente a su hijo de lo que había pensado. Con unas breves palabras dio comienzo a la reunión y luego empezaron las exposiciones. Primero habló un hombre que ella no conocía , después el hermano mayor de Bastian. Tras él llegó el turno de su jefe, Leo aspiró con fuerza y retuvo el aire un segundo.

-Leonora, por favor – indicó Bastian y ella se levantó para repartir un juego de documentos a cada uno de los presentes. Después le alcanzó el pendrive a su jefe y él empezó su presentación.

Primero hizo un rápido informe de la situación de la empresa, Leo notó que algunas personas comenzaban a incomodarse, notó también el claro desprecio de los hermanos mayores de él y notó que el padre se acomodaba en su asiento y escuchaba con atención.

Las cosas se caldearon cuando Bastian empezó las acusaciones, pero él mantuvo la calma y fue indicando las páginas del documento que contenían las pruebas de cada cosa que decía. El hermano mayor golpeó la mesa cuando lo acusó directamente, incluso parecía dispuesto a levantarse para pelear, pero el padre lo detuvo.

-Silencio, quiero escuchar – dijo simplemente y eso los contuvo a todos. Así que el joven prosiguió. Se escuchaban los murmullos por lo bajo pero nadie se animaba a una confrontación directa, sobre todo porque Bastian Cavendish se veían absolutamente seguro de cada cosa que decía, emanaba un aura de confianza en sí mismo y de autoridad que aplacaba el ambiente.

Y antes de darles tiempo a sublevarse empezó a  desarrollar su propuesta para salvar la empresa y darle un nuevo empuje. El grupo estaba claramente dividido, aquellos corruptos que habían sido puestos al descubierto y  los que apoyaban las palabras del joven Cavendish, no cabía duda de que sabía de lo que hablaba y que no era un improvisado. De hecho , Leonora tenía la impresión de asistir a alguna clase de disertación, estaba muy orgullosa de él.

Mirándolo, Leo se dio cuenta de dos cosas. La primera que amaba a aquel hombre, la segunda que no había lugar para ella a su lado.

El otro Bastian, era más accesible, incluso era alguien con quien podía tener una relación más pareja. Su familia era un desastre, la de él también, era apuesto y rico pero tenía deficiencia en muchos otros aspectos y ella podía compensar eso, podía de alguna forma estar a la par y completar aquello en lo que él fallaba.

Podía ayudarlo, cuidarlo e incluso rescatarlo.

Pero este Bastian, era sumamente capaz y no la necesitaba, al menos no a ella, necesitaba otro tipo de mujer. Una tan sobresaliente como él, quizás estaba siendo acomplejada, pero no quería ser una carga. No quería que él estuviera avergonzado u obligado a ayudarla una y otra vez, como había hecho a sus espaldas.

Había visto el brillo de reconocimiento en la mirada del padre de su jefe, había llegado otra etapa para él y ella sólo sería un estorbo o saldría herida.

No tenía el valor para hacerlo.

 

El señor Cavendish dio por terminada la reunión.

-Hemos escuchado lo suficiente, tendremos una nueva reunión la semana que viene, una vez que podamos analizar las pruebas que ha presentado Bastian: también decidiremos sobre las dimisiones, que espero que sean voluntarias, y sobre las nuevas medidas que implementaremos.

-¡Padre! – protestó el hermano mayor de su jefe y todo pareció descontrolarse. La gente empezó a discutir y Ronald se dirigió hacia su hermano menor.

-Pequeño bastardo …- dijo y Bastian lo miró imperturbable pero ella no pudo evitar alterarse. Acababa de salvar la empresa y había soslayado todo lo posible la culpa de su hermano, sin embargo éste lo atacaba. Leo se lanzó al rescate y, al tiempo que Ronald Cavendish agarraba a Bastian de las solapas de la chaqueta, ella le sostenía el brazo.

-Suéltelo – siseó Leonora y en ese momento intervino el padre de ellos.

-Suéltalo ya, Ronald. Suelta a tu hermano. Señorita busque a la seguridad de la puerta así calmamos un poco los ánimos. – dijo dirigiéndose a Leonora que pestañó algo confundida.

-Padre…- protestó el mayor pero soltó las solapas. Leo salió a cumplir el pedido del Sr. Cavendish mientras Bastian le guiñaba un ojo, era increíble que estuviera tan calmado en medio de aquel caos. Aunque creía que se debía a la sensación de “misión cumplida”. Su jefe había terminado con su cruzada personal, ahora era tiempo de  seguir adelante.

Con la presencia de la seguridad en el interior de la sala y las órdenes del patriarca, la gente comenzó a dispersarse aunque era claro que varios de ellos llevaban una sentencia pendiendo sobre sus cabezas.




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