Perderse Contigo

EL DÍA

RAZIEL

Sabía que las personas iban a voltear a verme pero no sabía que tantas estaban interesadas en mí.

Hoy me vestí diferente. Aun conservando el mismo formato pero desarrollado de una manera distinta. Llevo una falda larga plisada color azul, un suéter blanco de cuello alto y unas botas blancas. También recogí mi cabello en una coleta de lado y apliqué un poco de brillo labial.

Según yo, no me veía tan diferente pero supongo que para el resto de las personas sí lo hago. Sigo caminando por los pasillos con mis audífonos y trato de fingir que no me doy cuenta cuando me miran y señalan. No quiero saber que están diciendo de mí así que le subo todo el volumen a la música y voy a clases.

Desgraciadamente tengo clases con Harper, Carter y Mitchell. Llego y no está ninguno de ellos, supongo que eso es algo bueno. Siento las miradas de muchos cuando voy a mi lugar y volteo para ver fuera de la ventana.

Finalmente veo una silueta de reojo. Me doy cuenta que Harper ha llegado así que lo ignoro y sigo viendo al lado contrario. Poco después llega Carter y Mitchell, ellos hablan sobre algo que no puedo escuchar, solo veo sus reflejos en la ventana.

Yo suelo mirar en los reflejos a las personas, es así como sé cuándo está entrando la profesora y me quito los audífonos antes que me regañe. Carter y Mitchell parecen estar diciéndole algo a Harper por la forma en que levantan sus brazos.

Le bajo un poco de volumen para espiar lo que está pasando. No escucho claro pero sí noto que sus voces están elevadas y alguien suelta una carcajada que suena sarcástica.

Sin quitar la vista de la ventana, detengo la música y me bajo los audífonos de manera casual. Tal vez estoy siendo una entrometida pero sí, quiero escuchar lo que están diciendo.

Dejo los audífonos sobre mis hombros y finalmente escucho su conversación. —Ya relájate, Harper —habla Carter.

Harper no contesta.

— ¿Por qué te importa? Últimamente has estado actuando raro, ¿Qué escondes? —pregunta Mitchell.

—No escondo nada pero no puedo creer que es su culpa —suspira—. ¿Por qué?

—Si te gusta Razor Cuts solo díselo, de todas formas creo que te puede escuchar ahora —mis ojos se abren cuando escucho a Carter decir eso.

Yo me debato si girar o ignorarlos.

Harper contesta: —No me gusta y tienes que dejar de llamarla así —su tono de voz es bajo, como si no quisiera que yo lo escuchara pero estamos al lado del otro.

Mitchell ríe y luego siento que algo toca mi hombro. Yo respiro profundo antes de girar mi cabeza y ver quien está tocándome.

Es Carter, está sonriendo con un gesto tonto y levanta la mano. —Hola, mira, tenemos una pregunta —eleva la voz, en ese momento Lucy se levanta y susurra algo a un par de personas—. ¿Tú y Harper tienen algo?

No quito mi rostro serio. —No.

Mitchell sonríe también. — ¿No? Ambos parecen que van a salir a una cita después de la escuela o algo así, ¿Lo planearon?

Lucy camina a la puerta y habla con alguien que no puedo ver, el marco de la puerta me imposibilita verle.

Le doy una mirada rápida a Harper. Él también ha venido vestido diferente, con ropa de su talla y el cabello peinado hacia atrás.

Respiro profundo y muevo mis dedos a mi brazo. —Déjenme en paz.

Carter ríe. —Bueno, si no estás con mi amigo, ¿quieres que nos veamos en la parte de atrás de la escuela?

—Carter —regaña Harper, con un tono rígido—. Cállate.

Carter baja su mirada y me recorre todo el cuerpo, eso es lo más asqueroso que he sentido en mucho tiempo. — ¿Por qué? Mírala, Razor Cuts no está tan fea —suelta una carcajada—. Aunque en la posición que la pondré no le veré la cara.

Me arrepiento de quitarme los audífonos.

Presiono mis dedos sobre mi brazo izquierdo al mismo tiempo que Harper se levanta de su escritorio y se para frente a Carter. — ¡Te dije que ya no la llamaras así!

Mitchell junta sus cejas. — ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así por esta?

Harper niega y los señala. —Ustedes dos son unos idiotas y no valen la pena —mira a Carter—. Deja de usar ese estúpido apodo, ¿me escuchaste?

—No —Carter contesta—. ¿Ahora te gusta? Eres patético, no puedo creer que hayas caído tan bajo para acostarte con la rara de la clase.

Harper toma del cuello de la camisa a Carter y al momento en que Mitchell estiró su mano, escuchamos una voz.

Esa voz.

— ¿Algún problema? —unas manos se colocan sobre mis hombros y al reconocerlo, mis ojos se abren—. ¿Te están molestando, Raziel?

Es Philip.

No me ha hablado en mucho tiempo.

No puedo hablar, lo único que salió de mi boca fue un ruido extraño que sonó como: —Ah…

Phil mantiene sus manos sobre mis hombros. — ¿Por qué siempre tienen que hacer problemas ustedes tres? Recuerden que soy presidente del consejo estudiantil y sí, mi tío es el director, así que dejen de ser un fastidio —amenaza—. Ya todos estamos hartos de ustedes.

Carter entorna sus ojos. — ¿Qué eres? ¿Policía o algo? Yo hago lo que quiero.

—Bueno, si eso piensas entonces será mejor que le avises a tus padres que el director tendrá una junta con ellos y con los padres de ustedes tres —afirma—. Hablo enserio Carter, deja de ser un idiota con las mujeres. Las acosas y eso es asqueroso, ¿Qué eres? ¿Un pervertido?

Me siento como una niña pequeña ahora, una que tenía un amigo amable y que solía tomar su mano para caminar hacia la heladería. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que Philip estuvo así de cerca conmigo.

—Ven conmigo —pide Phil acercándose a mi rostro.

Yo lo hago sin pensar, me levanto y Harper no deja de verme hasta que salgo del salón.

Afuera en el pasillo, Phil me suelta y se coloca frente a mí. — ¿Estas bien, Raziel?

Trago saliva y no sé cómo sentirme ahora. He querido que me viera a los ojos de nuevo después de tanto tiempo. He deseado escuchar mi nombre en su voz otra vez. Aquí está, frente a mí, ayudándome.




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