Perderse Contigo

EL AMIGO

HARPER

Estoy en la tienda y Raziel no me habla.

Sé que ayer le contesté de una forma que no debí pero estaba a la defensiva porque sabía que tenía razón. Carter y Mitchell me tratan mal y siempre ha sido así. Siempre me obligaban a pagar por la comida de los tres, siempre me culpaban de las cosas que hacían y nunca he sentido confianza de contarles mis problemas.

Y ahora he perdido a la única persona que realmente parecía importarle.

Hoy Philip la defendió y bueno, no me sorprendería que pronto comenzaran a salir. Se ve diferente, está usando colores distintos a esos oscuros y opacos que siempre llevaba. Se ve bien y logró hacerlo sin mi ayuda.

Pienso en la forma en que me sostuvo cuando lloré recordando todo lo que me sucedió cuando era niño. Raziel no se burló como lo hubieran hecho Carter y Mitchell, ella solo quería que me sintiera mejor. Ella es diferente y realmente quería ser su amigo.

—Ahora regreso —avisa la señora Melinda.

Yo asiento y le doy una mirada a Raziel quien está doblando unos pantalones mientras escucha música con sus audífonos. No parece absolutamente interesada en mí y eso me fastidia.

Todo el día me la he pasado pensando en ella. Odié tanto lo que Carter dijo de ella, eso de “ponerla en una posición” sentí asco cuando soltó algo tan asqueroso. ¿Por qué no puede simplemente respetarla?

Y lo peor fue descubrir que él comenzó con esa estupidez de “Razor Cuts”.

Cuando llegué me preguntó por qué estaba combinado con “Razor Cuts” ya que yo también llevo una camiseta blanca y unos pantalones de un color similar a su falda. Le pedí que dejara de llamarla así y él se negó, me contestó que estaba orgulloso de ese apodo que usó cuando se viralizó el video de su madre.

Después de eso varias personas empezaron a comentar “Razor Cuts” se quiere matar porque su mamá está loca, en ese video que ya no está disponible. Aunque varias personas lo descargaron y lo volvieron a subir a distintas aplicaciones.

No sabía el origen de su apodo, no tenía idea que por culpa de Carter la llaman así. Sin duda alguna, no quiero volver hablarle. Ni a Mitchell. Ambos se comportan como si tienen derecho a hacer y decir lo que quieran.

Y ahora, vuelvo a ver hacia Raziel.

No quiero que me ignore, no quiero que dejemos de habar y no quiero que volvamos a ser extraños como antes. Quiero ser su amigo, quiero pasar tiempo con ella y quiero que me deje estar a su lado.

Y si es mi culpa, lo voy a arreglar.

Me levanto de la silla, camino para salir del mostrador y voy hacia donde ella está. No puede verme pues su espalda está en esta dirección y entre más cerca estoy, más me arrepiento de esto.

A ver, Raziel es amable pero no dudo que cuando esté molesta sea un poco agresiva. Quizás ya no me ve como su amigo, quizás por todo lo que sucedió en la mañana ahora me ve como parte de ese grupo de chicos que la molestan y se burlan de ella.

Pero no quiero burlarme de Raziel, quiero ser su amigo.

Así que me coloco detrás de ella, mi corazón se acelera un poco y respiro profundo. Ella es unos diez centímetros más baja que yo, quizás un poco más pero es como si tuviéramos la altura perfecta para que yo la pueda abrazar y mi mentón quede sobre su cabeza.

Muerdo mi labio y decido que tengo que hacer ahora o nunca.

Subo mis manos y lentamente bajo sus audífonos. Ella no se mueve, permanece quieta y con un pantalón doblado en sus manos. —Raziel —hablo con la voz baja, como si estuvieras a mitad de la noche en este lugar.

Ella se inclina un poco para dejar el pantalón sobre la caja pero no voltea. — ¿Qué haces?

No sé que estoy haciendo pero estoy convencido que es lo correcto. — ¿Me odias?

Ella finalmente gira, estamos cerca uno del otro. — ¿Qué?

Siento que las palabras no salen como siempre. —Tú, ¿Estás enojada conmigo? ¿Me odias?

Entorna sus ojos. —Te pedí que no me hablaras.

Asiento dos veces. —Lo sé pero, yo, lo siento. Tenías razón y quiero que sepas que ya no me juntaré con ellos, yo ya no seré su amigo.

Raziel junta sus cejas. —No me importa si eres su amigo o no.

Quizás ahora volvió a verse con Philip y ya no me necesita. —Sí, bueno, solo quería decirte que lo siento.

Ella parpadea un par de veces. —Gracias por… sé que no fue fácil para ti confrontarlos frente a todos y eso, supongo que gracias por eso.

Quiero estirar mi mano y acomodar un delgado mechón de su cabello pero no lo hago. —No dejaré que te sigan molestando.

Ella resopla. —No necesito un súper héroe.

—No, de eso estoy seguro —afirmo—. No necesitas a nadie, tu sabes cómo llevarlo todo pero quiero hacerlo, quiero que las personas dejen de molestaste.

Ella cambia el peso de su cuerpo al otro pie. —Eso será imposible, las personas aman burlarse de mí.

— ¿Qué dijiste? —pregunta alguien.

Giro esperando ver a su abuela en la tienda pero en su lugar, es Jay. Él camina hacia nosotros y me mira molesto. Piensa que soy yo quien la molesta.

—Ah, yo… —Raziel intenta explicarlo—, um, es solo que…

Jay frunce el ceño y endurece la forma en que me mira. — ¿Qué le haces a Raziel?

— ¡No es Harper! —Afirma Raziel levantando sus manos—. Harper me defiende y es bueno conmigo, no es eso, es solo que… —baja la mirada—, ¿Recuerdas eso del video de mamá? Pues… a veces las personas usan eso para decir cosas de mí.

Jay la mira con tristeza. — ¿Qué? ¿Personas? ¿Muchas?

—Pues, la mayoría —afirma con la voz baja—. Pero ya me acostumbré.

Jay niega enojado. — ¿Cómo te vas a acostumbrar a eso? ¡No está nada bien! ¿Por qué no nos dijiste nada? ¿Por qué nos hiciste pensar que te iba bien? ¡Raziel!

—Jay —intervengo—. No es su culpa, ella solo quería proteger a su familia de que sufrieran por lo que le pasa.




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