Perderse Contigo

EL BAILE

RAZIEL:

— ¿Quieres ir al baile de otoño? —pregunta Harper.

Volteo a verlo mientras tiro de la manga de mi blusa. — ¿Quieres ir a un baile? —Eso no suena muy a su estilo—. ¿Quieres ver a Lucy ahí?

Puede que sea algo relacionado con su plan.

—No —responde despacio—. Solo creo que será divertido burlarnos de las personas y la forma en que bailan, ¿no lo crees?

Hago una mueca. —No estoy segura si quiero usar un vestido de nuevo, la última vez salió muy mal.

Estamos sentados en la azotea de nuevo. Algunas veces nos ven los empleados encargados de la limpieza pasar pero nunca nos detienen, además siempre los saludamos y ellos nos devuelven las sonrisas.

—Usas faldas, ¿Cuál es la diferencia con un vestido? —me pregunta.

—No sé, es diferente —explico—. Me gustan las faldas largas.

Y puede que ahora tenga un trauma debido a lo último que sucedió cuando utilicé un vestido.

Harper le da una última mordida a su manzana y la deja a un lado. —Lo sé y te quedan bien —afirma, luego aclara su garganta—. Es tu estilo personal.

Recuerdo cuando pensaba que eran raras y aburridas, al menos ya no las ve de esa forma.

—Lo sé —bebo un poco de mi soda de limón y veo al frente—. Um, no creo haberte agradecido esto como se debía pero, gracias por ayudarme esa vez. No tenías que hacerlo, me ayudaste a salir de la fiesta y me compraste esos productos después, gracias.

Me empuja el hombro con el suyo. —No lo agradezcas —dice sonriendo de lado—. Supongo que tengo suerte de tener a James, gracias a él no soy un idiota que se ríe de la menstruación o discrimina a las personas. Odiaría ser tan ignorante.

Es cierto, Harper nunca ha dicho nada ofensivo a otras personas y eso es genial. Me agrada que no haga “bromas” tontas burlándose de alguien por su color de piel o su sexualidad.

Estudio el perfil de Harper y entiendo a quién sea haya escrito mensajes en la pared del baño sobre él. No sobre eso que “besa bien” pero todos los otros. Donde lo llaman lindo, atractivo y guapo.

Tal vez no es el chico más convencionalmente guapo peo cuando su cabello está revuelto de esa manera, cuando el sol dibuja el contorno de su cara y sus ojos se enfocan en los míos, se ve muy bien.

Aunque no puedo decir nada de esto en alto.

—Me cae bien tu hermano, también Andy y Gary —Cambio de tema y comienzo a hablar sobre James y sus compañeros de piso. Ya los hemos visto un par de veces más, la última nos invitaron a comer pizza—. Me gustaría escucharlos tocar.

—Les caes bien tú también —afirma doblando la pierna—. Y supongo que sí podrías escucharlos alguna vez, a veces tocan en bodas y esas cosas, sería divertido colarse a una boda.

Ruedo mis ojos y doblo mis piernas. —Um, ¿Qué te gustaría hacer en el futuro? Digo, ¿Tienes algún sueño?

Niega. —La verdad no, no sé qué rayos haré con mi vida.

El viento mueve un poco mi cabello. —Yo tampoco estoy muy segura de nada, creo que no tengo ningún talento o destaco en alguna materia. No sé.

—Creo que serías buena trabajando con niños por alguna razón —me dice—. ¿No te gustaría ser maestra?

No lo había pensado antes. —Um, no sé si pueda enseñarle a un montón de niños algo que ni siquiera yo lo entiendo.

Harper suelta una carcajada. —Yo creo que sí, podría ser algo diferente —sugiere—. No sé, solo sé que te veo trabajando con niños. Eres paciente y eres bastante empática, serías una gran maestra.

No sabía que era paciente y tampoco sabía que cuando alguien me llamara “empática” me sonrojaría.

Sonrío y volteo mi rostro para que no me vea.

—Es un día agradable —miro hacia el cielo—. Me gusta cuando hay viento y comienzas a sentir los últimos meses del año.

—Tienes una ramita en el cabello —avisa.

Volteo en dirección a Harper y él está un poco más cerca. — ¿Dónde?

Sube su mano y toma algo en la parte de arriba, es pequeña y la deja a un lado. —Listo.

Pero Harper ya no se aparta, sigue con esta distancia corta. Antes solía sentirme nerviosa cuando alguien se sentaba muy cerca de mí porque sentía que podían ver cada defecto en mi rostro pero no siento nada de eso ahora.

Harper toma un mechón de mi cabello y sonríe. — ¿Qué tan largo te lo dejarás?

—No sé —respondo viendo como tuerce mi cabello entre su dedo sin tirar de él—. Cuando era niña lo llevaba corto, solo quiero tenerlo así por ahora.

—Me gusta —afirma con sus ojos en sus dedos—. Y es suave.

Elevo la comisura de mis labios. —Tú tienes una obsesión extraña con mi cabello.

Harper deja el mechón y se mueve aún más cerca, lo suficiente para que nuestros hombros se toquen. — ¿Entonces no quieres ir al baile conmigo?

Entorno mis ojos. — ¿Estabas invitándome?

— ¿No era obvio? —Responde bajando la voz—. Te pregunté si querías y eso es lo que las personas llaman una invitación.

—No, me refiero a que, tú… um… — ¿Cómo lo digo? —. ¿Quieres ir porque somos amigos o porque quieres darle celos a Lucy?

Harper me mira por varios segundos sin decir nada, se levanta del suelo y estira su mano hacia mí. —Te invité porque quiero bailar contigo.

Pongo los ojos en blanco. —Claro.

Como no le di mi mano se inclina y toma ambas manos para levantarme. Él tira de mí y cedo, dejando que me levante pero lo hizo con más fuerza de lo esperado que tropecé contra él y tuve que sostenerme de sus brazos para no caer.

Y ahora estamos a muy poco centímetros el uno del otro.

Antes que me separe, Harper toma mis manos y se inclina a mi oreja para susurrar. — ¿Me concedes esta pieza?

Suelto una carcajada y quiero empujarlo pero al mismo tiempo, no quiero. Harper permanece ahí, esperando mi respuesta. —No, lo siento.

Se mueve para verme a los ojos, estoy segura que mi corazón latió irregularmente cuando nuestras miradas se encontraron. —Eres mala, has roto mi corazón.




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