RAZIEL
—Hola —saludo a Harper, se ve mejor pero aún tiene los ojos un poco hinchados—. ¿Cómo estás ahora?
Él me mira y asiente. —Mejor, solo… um, ¿Crees que puedo entrar?
Le muestro una sonrisa. —Claro, por suerte mis padres no están pero desde temprano me han estado preguntando por ti y bueno, querían que te invitara a comer —le aviso.
Dejo pasar a Harper y es raro que entre por la puerta del frente de mi casa y no por la de arriba o la de la tienda. Le avisé a mi abuela que Harper iba a venir hoy y me dijo que podía quedarme con él. Ella también está muy preocupada por todo lo que sucedió.
—Raziel, ¿Quieres salir con Philip? —pregunta de pronto, mirando hacia abajo.
Mis ojos se entornan. — ¿Qué?
—Yo quiero saber si tú aun quieres salir con él, ¿deseas que sigamos con el plan? —pregunta despacio.
Bufo, ¿Cómo puede pensar en eso ahora? —Harper, ¿Qué importa eso? ahora lo único que importa es que estés bien.
¿Por qué le interesa si saldré con Phil?
Claro que ya no quiero eso y después de todo lo que ha sucedido en estos días, ni siquiera he pensado en Phil ni un segundo. En todo lo que pienso es en él, en mi mejor amigo y el chico que quiero. Quiero a Harper de tantas formas y es por eso que deseo que esté bien.
Él se toca la barbilla y da un paso hacia mí. —Ya no me interesa el plan, no quiero salir con Lucy —confiesa, eleva sus ojos y me mira—. Me da igual si le gusto o no, si alguna vez me quiso realmente o todo fue una mentira, no importa ahora.
Yo asiento, confundida. Quizás todo lo que ha sucedido últimamente lo ha hecho reorganizar su mente y dejó de interesarse en Lucy. —Ah, bueno… bien por ti.
Levanta su ceja e inclina un poco su rostro. — ¿Qué hay de ti? ¿Aun quieres a Philip?
Ya no. Ahora mi corazón le pertenece a este chico pero no puedo admitirlo. He llegado a la conclusión que Phil solo creció y ya. No necesitamos ningún cierre, él se mudó y tiene nuevos amigos, se enamoró realmente de alguien y ya.
Soy solo un recuerdo en su vida y eso está bien pues él es también para mí eso.
Un recuerdo.
—La verdad creo que ya no, supongo que no tenía sentido lo que estábamos haciendo, teníamos que cambiar solo para gustarles, si es que les íbamos a gustar. —Las palabras de Andy se quedaron guardadas en mi corazón, también las de James.
Cambiar para que alguien te quiera no vale la pena.
—Genial —afirma Harper—. Porque no quiero que te guste Philip.
Parpadeo dos veces y muevo mis labios, pero aun no tengo las palabras correctas. Luego de unos segundos, pregunto: — ¿Por qué dices eso?
Harper se acerca más y me mira directamente a los ojos, de una forma en que hace que se corte mi respiración. Toma mis manos con las suyas y sonríe, mostrando su hoyuelo.
Trago saliva, sintiendo mi corazón acelerarse y yo intento rogarle que se detenga. Que no se haga ilusiones, esto es algo que él hace. Él me abraza, él me toma de la mano y él es simplemente dulce conmigo.
Pero Harper me mira como nunca antes y confiesa: —Porque no quiero que Philip salga contigo, no quiero que sostenga tu mano y esté tan cerca de ti que pueda ver como tus pestañas se doblan un poco hacia abajo.
¿Qué?
Esto no es posible.
Harper no siente nada romántico por mí.
Asiento obligándome a respirar a un ritmo normal. —Bien, em, yo…
—Tengo algo que decirte, creo que sabes lo que es —sonríe y le da una apretón suave a mis manos—. ¿Me dejas que te lo diga?
Asiento de nuevo como un robot, parece que es lo único que puedo hacer desde que él llegó.
Lo miro con miedo a que no sea lo que estoy pensando.
Harper suelta mis manos y las sube a mi rostro, y sin darme tiempo a pensar en nada, se acerca y sus labios se unen con los míos.
¡Harper Dorm me está besando en la sala de mi casa y se siente como si fuera lo mejor que me ha sucedido jamás!
Harper me besa lento, sus labios saben a menta. También puedo sentir su aroma peculiar, a jabón corporal y la piel de sus mejillas rozándose con la mía. Todo en este momento es un conjunto de sensaciones que no quiero dejar de sentirlas.
Yo coloco mis manos en sus brazos e inclino mi rostro, él sigue moviendo sus labios y yo lo hago también. Sus manos me toman de la cintura y me acercan a su cuerpo como si quisiera deshacerse de cualquier espacio entre nosotros.
Harper me hace sentir como la combinación de todas mis canciones favoritas, me ha llenado de color y no quiero que esto se acabe. ¿Por qué rayos quería volver a besar a Philip cuando había un chico que podía hacerme sentir entre las nubes?
No fue hasta que su espalda se chocó contra la puerta y nos separamos, con las mejillas rojas y las respiraciones agitadas. Tira de mí y vuelve a tenerme muy cerca. —Te quiero Raziel, ahora sí, románticamente.
Me acerco y le doy un beso corto. —Yo te quiero también, románticamente.
Me toma entre sus brazos y me estrecha, recuesto mi rostro en su hombro y besa mi cabeza. — ¿Cómo exactamente terminamos aquí? ¿No se supone que nos odiábamos?
Nunca lo hicimos. No voy a mentir, claro que me desagradaba Harper pero era porque no lo conocía en absoluto, tenía una imagen errónea de él y si los caminos no se hubieran cruzado, es probable que nunca hubiera conocido quien realmente es.
—Una apuesta —bromeo—. Ahora Jay me debe como diez mil dólares porque me has besado —respondo riéndome.
—Y tu abuela me debe veinte mil, le dije que lo lograría. —bromea.
Nos movemos un poco para vernos a los ojos y él acaricia mi mejilla. —Ahora ya no podrás estar en mi habitación —advierto.
Hace una mueca. —Ya lo veremos, soy bueno escabulléndome ahí.
Ruedo los ojos y me vuelve a besar.
Mis padres llegaron un rato después y le hicieron muchas preguntas a Harper. Le avisaron que ya han hablado con mi tía y que le están buscando a alguien que lo ayude psicológicamente, le han prometido un millón de veces que todo saldrá bien.
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Editado: 07.04.2023