Sentada en la cama mientras Vannesa peinaba mi pelo la puerta de Nick se cerró con fuerza y unos golpes empezaron a provenir de la pared contigua.
Miré a la pared por unos segundos antes de girar mi cuerpo hacia la pequeña , los ojos de Vannesa gritaban temor al igual que los míos.
-Tranquila seguro que no es nada -acaricié su pelo esbozando una pequeña sonrisa que le transmitiera seguridad. -Ahora vuelvo -me levanté de la cama con cierta rigidez en el cuerpo.
Ella asintió y desvió su atención a las muñecas que posaban en la almohada.
Salí de la habitación cerrando tras de mí y llamé a la segunda puerta esperando una respuesta. Quería que abriera , pero en vez de eso hice que se formara el pleno silencio.
Volví a llamar una vez más sin obtener contestación , así que abrí despacio la puerta para no sobresaltarle.
-Nick... -nombré pensando que decir -¿qué ha pasado? -pregunté desde el marco de la puerta sin llegar a entrar a la habitación.
Estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada a los pies de la cama , sus ojos estaban hinchados como si hubiera llorado y su pecho subía y bajaba alterado.
-Vete Zoe -ordenó con la mirada fija en el suelo.
-No -negué sutilmente -no voy a dejarte solo en este estado -cerré la puerta que antes sostenía en mi mano y me adentré varios pasos.
-Estoy bien -mintió diciéndome en cierto modo una vez más que me fuera.
Era obvio que no quería que le vieran así , es reservado e introvertido y piensa que mostrar lágrimas es mostrar debilidad.
-Vale , pues me quedaré también -dije bordeando sus piernas y sentándome a su lado.
No pretendía que respondiera , eran momentos en los que sobraban las palabras , pero me intrigaba saber que había causado tanto enfado.
-¿Es que nunca te rindes? -galzó la cabeza y giró el cuello para mirarme.
-Esto es más... cabezonería -respondí con una pequeña sonrisa sin quitar la mirada de sus ojos verdes , ahora ahogados.
Sus labios se estiraron hasta formar una sonrisa , algo que no esperaba.
Quitó lentamente la mirada de mis ojos y la puso en su bolsillo de donde sacó mi teléfono , ni si quiera lo recordaba.
-Toma -me lo ofreció -la próxima vez ten más cuidado -me advirtió , más bien fue un consejo.
Cogí el móvil que sostení en su mano e inmediatamente pulsé el botón de encendido para mirar los mensajes , pero después de un día entero era de esperar que estuviera sin batería.
Ahora el cuerpo de Nick estaba relajado , podía irme sin temer a que rompiera algo o que volviera a llamar a Jason para comprar Cocaína.
No pregunté y tampoco me explicó que había sucedido , quién le había llamado o que le habían dicho. En algún momento se verá capaz de hablar y dejar de comerse todo , en algún mometo confiará lo suficiente. Todos saben que su padre se ha comprometido y que su madre ha vuelto , pero ni si quiera sus amigos tienen toda la información.
El reloj de su habitación marcaba las nueve , debía volver a la residencia de estudiantes antes de que fuera más tarde y de que Ali y Andy se preocuparan.
-Tengo que irme ya , me despido de tu hermana y me voy -le informé dejando el suelo para ponerme en pie.
-Te llevo a casa -dijo levantándose quedando frente a mí.
No podía apartar la mirada de su rostro , se sentía paz y serenidad en la habitación por parte de ambos , no imaginé tener una tarde así , una tarde en la que sería la princesa de los cuentos , en la que jugaría como cuando era una niña y en la que calmaría a Nick.
Salimos de la habitación para poder despedirme de Vannesa , era una niña encantadora , se la veía llena de felicidad y era inevitable no sonreír al verla fantasear.
Abrí la puerta tras decir mi nombre , y ella ya estaba esperandome.
-Vannesa tengo que irme -dije apenandola.
-¿Volveras otro día? -preguntó con pucheros y agrandando sus ojos brillantes.
-Te lo prometo -abrí mis brazos incitando que corriera hacia mí a abrazarme.
-Gracias Zo -apoyó su cabeza en mi pecho cómodamente.
Cuando se separó de mis brazos se quedó mirando a Nick confusa o tal vez con respeto.
-No le tengas miedo , en el fondo es un trozo de pan -la susurré antes de ponerme en pie causando su risa.
Antes de poder salir de la habitación me percaté de como la puerta principal se abría. Los tres nos miramos escuchando detenidamente.
-¡Cariño ya estamos aquí! -gritó una fina y dulce voz desde lo más bajo de las escaleras.