Pérdida

II

(Lissa Visser )21_8_23

Me miraba en el espejo lista para ir a la escuela cuando siento voces en el salón de abajo. Cojo la mochila que se encuentra en la cama y me dirijo a ver quién está en casa aparte de José y Olga. Bajo las escaleras muy despacio y llego hasta la sala de estar.

- ¿Papá? ( Digo casi sin creer que era él, hacía ya casi dos meses que no lo veía. Desde que “nos mudamos" a esta casa nunca había venido)

- Querida, buenos días.(Mi padre me mira de arriba a abajo como examinando) No sé si es ese feo Abrigo que te pones pero parece que no te alegras de verme. Ven, dale un beso a tu padre.

- Mmm si, como sea, buenos días y adiós.

Me dirijo a la puerta principal para salir, no tengo ánimo para cortesías falsas, pero me veo obligada a detenerme al escuchar a la voz ronca e imponente de mi padre.

- Venga ya Lissa, he venido desde muy lejos solo para verte porque...

- Lo dudo(Digo mientras me viro y miro a mi padre directamente a los ojos. Él suspira calmando la molestia que le estoy ocasionando y se prepara para decir algo)

- Lissa sube a tu habitación, cámbiate y baja. Vamos a ver a tu abuelo.

Miro a mi padre con cara asesina y subo las escaleras casi corriendo. Llego a mi habitación, abro el armario y me pongo lo primero que veo. Cojo mi celular y noto que está apagado, no tiene batería, así que decido dejarlo en casa. Espero que Benjamín no me llame, es tan tonto que pensará que no he querido cogerlo y no me gustaría que pensara eso. Llevamos ya dos semanas viéndonos en el banco, la verdad ya me cae bien, aunque habla mucho...

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Vaya, aunque me levanté muy temprano no pude ver a mi padre antes que se fuera. La verdad no sé por que me sorprende, debería estar acostumbrada, desde que tengo memoria las cosas siempre han sido así. Después de desayunar José y yo nos dirigimos hacia la escuela y luego de cuatro horas de pesados turnos al fin llegó la hora del almuerzo.

- Cielos, el día de hoy ha sido muy cansado ( me digo mientras camino hacia el banco... Cuando llego estaba Ben acostado en él) Hola( Digo con mis dedos índices tocándose de forma vergonzosa)

- ¿Por qué no estabas ayer?¿Te pasó algo?¿Rayos por qué no llamaste Lissa Visser?(Dice mientras se incorpora en el asiento)

- ¿Me puedo sentar? ( El chico me mira incrédulo)

- Si. Pero sujeta mi cabeza.

- Ok.( Digo y sin más me dirijo a sentarme, al hacerlo el pone su cabeza en mis piernas y me mira esperando una explicación) Te he traído chocolate, dos porciento, uno por hoy y otro por ayer.

- ¿Qué dices Lissa?

- Venga ya, los dos sabemos que solo me echaste en falta por el chocolate.(Sonrío)

- Ya contesta mis preguntas, si?

- Fui con el señor Visser a visitar a mi abuelo. No me pasó nada y mi cell se quedó sin batería. Listo.

- El señor Visser es tu padre, no?( Me quedo observando lo con una ceja levantada) Vale,es él. Fue una pregunta tonta, verdad?( Vuelvo a levantar la ceja pero esta vez con un poco de gracia) Y.... Lo volví a hacer. Genial.

- Que tonto eres chico.

- ¿ Por qué señor Visser? ¿Por qué no papá?

- Ya deja de preguntar, si? Fue un día tedioso.(Digo poniendo los ojos en blanco)

- Está bien. Pero no vuelvas a desaparecer, está bien Lissa Visser?

- Debes aprender a sobrevivir sin mi Benjamín, no voy a estar para siempre.(Digo esto mientras paso la mano por su pelo y sonrío)

- ¿Qué trauma tienes Lissa Visser? Aveces me das escalofríos.

- Ya cállate.

Los dos reímos y comenzamos a comer las barritas. Y allí,en aquel banco detrás del colegio,nos quedamos hasta que llegó la hora de la última clase del día.. Antes de irme...

- Te parece bien si nos vamos juntos? Quiero enseñarte algo.

- Claro.(Sonríe)

- Si tardas solo dos minutos me iré...

- Entendido Lissa Visser.

- Nunca dejarás de llamarme así, cierto?

- Cuando me digas que no te gusta dejaré de hacerlo.

El chico ríe con picardía y yo giro en mi propio eje sin ninguna intención de seguir la plática para dirigirme a la escuela.


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02:03 p.m

 

- Invecil

Digo dirigiéndome hacia mi auto. José me recibe con una sonrisa y me abre la puerta. Entro y miro por la ventanilla hacia la puerta del colegio. Y entonces veo a Benjamín, hago una seña con la mano a José para que aún no arranque y vuelco mi mirada nuevamente al chico. Se dirige hacia acá con sus amigos y de repente mira su reloj y luego a mi auto. Si los cristales no fueran oscuros podría jurar que pudo verme. El chico se separa del grupo con un poco de prisa pero de repente se para y voltea. Al parecer una chica lo estaba llamando. Miro hacia el frente y le digo a José que me lleve a casa.




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