Pérdida con el Ceo

Capítulo 6 En el crucero

Advertencia: capituló con escena para +18.

—Bienvenidos a su camarote VIP. —La joven abre la puerta, dejando el paso para que la pareja de comprometidos pase. Al pasar a un lado de ella, Raquel jala a Hades contra ella para que no se le acerque a esa joven calenturienta.

Raquel examina la habitación, que es bastante espaciosa, aunque sencillamente decorada, y no está mal, pero no es a los lujos que ella merece.

Aun así, sigue viendo todo lo demás de la alcoba: en el centro hay una enorme cama con sábanas blancas que la luz de la ventana ilumina, haciéndolas ver que están relucientes. A la mitad hay una azul a lo largo que combina con el color del mar.

Ella se muestra inconforme por lo que está contemplando y es que se imaginaba una habitación. Súper de lujo con caviar fresco en la mesa.

—¡Uf! Creí que sería más grande la habitación, que habría más espacio, no sé, la cama, mucho más grande, quizá con flores o velas y candelabros de oro —se queja Raquel sin importarle que la joven esté allí.

—¡Amor! —Hades eleva un poco la voz. —La habitación está bien; obvio entiende que no somos los únicos aquí —comentó Hades, intentando arreglar las palabras de su prometida.

—No, cariño, lo que digo es verdad —añade Raquel dándose la vuelta, mirando a esa joven—. ¿Esta es la mejor habitación que pudieron darnos? —protestó con mucha molestia.

—Esta es la mejor habitación del crucero —contesta la joven con voz baja y sin saber qué decir.

—Pues nos están robando. Yo pagué por una habitación super de lujo, no este cuchitril, así que ve con el capitán y dile que quiero hablar con él —exigió Raquel, mirando desde arriba a la joven como si fuera una pulga a punto de pisarla.

La joven no sabe qué decir y es que no quiere molestar al capitán; ellos están ocupados con respecto a zarpar y no quiere ocasionar un retraso. No sabe cómo lidiar con esta mujer tan odiosa.

—Amor, ya deja en paz a la joven, la habitación está bien y no arruines nuestra celebración —menciona Hades abrazándola por la cintura, besando su cuello de manera tierna y es que lo hace para captar su atención.

Sus acciones surten efecto porque deja de ver a esa joven y su atención se centra en su prometido, besando con ternura a la vez que enreda sus manos en su cabello, desenredando por completo. Poniéndose cada vez más románticos, Raquel mete sus manos en su pecho abriendo su camisa mientras que él agarra sus glúteos.

Raquel se da cuenta de que la joven aún sigue ahí en shock, viendo la escena tan candente que ellos están protagonizando.

—¿Te vas a ir o te quedarás ahí viendo? —la regaña Raquel y la joven se va cerrando la puerta.

No pudo evitar quedarse ahí viendo; había escuchado que Hades Lara era un sexy y atractivo hombre y es que ver su bien tonificado pecho y su abdomen bien marcado la dejó muy sorprendida, hasta diría que un tanto candente, con una humedad entre las piernas.

Mientras camina por los pasillos, sonríe feliz de haber visto eso, aunque sabe que nadie se lo va a creer, pero será un recuerdo que nunca olvidará.

Mientras tanto, en la habitación, la pareja se ha puesto cada vez más apasionada; se han tirado en la cama. Hades se ha acomodado en medio de sus piernas, bajando su short, dejando libre su parte que está completamente erecta y preparada y sin esperar más, y no por ganas de hacerla suya, sino para poder salir de esta habitación. Se hunde en su interior, intentando concentrar su mente en lo que está haciendo.

Raquel, por su parte, disfruta de cada momento tan íntimo que tiene con su prometido y es que le fascina tener intimidad con él. Aparta su camisa por completo, dejando su pecho libre y, sin poder contenerse, clava sus uñas en su espalda.

Para Hades, ese acto se vuelve molesto y lo llena de ira, volviendo sus embestidas cada vez más potentes, intentando de una manera desquitarse con ella sin que se dé cuenta.

Siente como el cuerpo de su prometida se deja invadir por el éxtasis, aunque para él no es lo mismo, ya que él no ha logrado lo mismo.
Así que se imagina a la joven que los trajo hasta aquí. Comenzando a sentir esa sensación agradable en su parte y, sin perder el tiempo, logra venirse por fin.

Ambos permanecen inmóviles ahí un momento. Hades escucha la respiración agitada de Raquel, aunque la de él no es la misma, así que fingió también una respiración agitada para que ella no sospeche nada hasta que por fin siente cómo ella lo empuja ligeramente con las manos y aprovecha para apartarse de ella.

Se pone de pie, busca algo con que limpiarse y se acomoda su short y empieza a abrocharse los botones de su camisa.

—Estuviste genial, mi vida —lo alaga Raquel mientras lo ve y se muerde el labio de abajo colocándose en una posición sensual.

—Tú también estuviste genial —miente Hades solo para no hacerla sentir mal.

—¿Qué te parece si nos damos otro round? —propone Raquel, poniéndose de pie, acercándose hasta él, metiendo nuevamente sus manos por dentro de su camisa.

—Me encantaría, cariño, pero recuerda que tenemos que aprovechar nuestra estadía aquí, además de que tendremos cada noche para disfrutar de nuestros cuerpos —manifestó Hades, esperando que eso sea motivo suficiente para lograr convencer a esta rubia.

—Está bien, amor, solo porque quiero ir a la piscina. Me pongo un bikini sexy y nos vamos. —Se aparta de él caminando directo hacia la puerta que está al lado—. Solo espero que esos incompetentes ya hayan traído nuestras maletas y no les hayan hecho algo.

Fue lo último que dijo Raquel y entró por esa puerta, dejando a Hades por fin solo, que deja salir un suspiro de alivio, porque a veces no sabe qué hacer para que Raquel no sea así de celosa, empalagosa y posesiva; son cosas que odia de ella.

En fin, espera que por lo menos en este crucero encuentre una oportunidad para separarse de ella o se volverá loco…




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