Pérdida con el Ceo

Capítulo 8 El coqueteo continúa

¿Quién es esa mujer tan linda? Se cuestionó Hades al ver entrar a la zona de piscina semejante belleza.

La mira caminar, su mirada se detiene en esas delicadas y finas piernas, esas caderas anchas, ese trasero redondo, esos brazos delgados y esos pechos prominentes que le causan un poco de duda porque no sabe si son reales o falsos; en fin, eso es lo de menos.

Continúa su proceso de examinar a esa mujer, deteniéndose en su perfil, que no logra ver con exactitud. Por lo que ve es una cara pequeña redonda, con una nariz que se ve muy fina, labios algo anchos y esos bellos ojos redondos con pestañas largas y esas cejas finas bien arregladas, aunque no entiende por qué le resulta tan familiar, como si ya la hubiera visto en algún lugar, pero no lo cree porque, si eso hubiera pasado, no la hubiera dejado libre.

Esa corazonada provoca que él se sienta más atraído por esa señorita. Mira que ella está bien acompañada porque un hombre a su lado la agarra con mucha firmeza, provocando un poco de inconformidad, pero intenta ni ponerle importancia; sabe que una mujer así no puede estar sola.

Mira cómo ellos toman asiento en un área bastante alejada de ellos en la zona de primera clase.

Aguarda con impaciencia a que ella voltee a verlo; espera que sí lo haga debido a que mira cómo ella examina todo a su alrededor con asombro en su mirada, con un brillo en su rostro como si fuera su primera vez en un crucero.

Poder contemplar esas expresiones causa emociones extrañas en Hades, cosas que nunca antes había sentido.

Cuando por fin ella voltea a su dirección, pone su mejor expresión, la más atractiva, que llama la atención de todas las mujeres que han caído a sus pies. Pero ella no le sonríe; solo lo mira con una expresión seria e inexpresiva. Para él es más que suficiente porque ella ha caído en su hechizo. Se despoja de las gafas, coloca su mirada más seductora; ella abre los ojos como si se hubiera visto a un fantasma. Para él, ese gesto es muy raro porque rápido la mujer le dedica una mirada llena de odio; lo puede sentir, pero no le importa porque las que se resisten son las más cautivadoras.

Su acompañante se acerca a ella llevándose la conexión que ambos tenían; eso le disgusta un poco a Hades, pero no aparta la mirada de ella; esperará a que ella se desocupe de él.

El hombre se va dejando de nuevo el campo de visión libre para Hades. La bella señorita voltea de nuevo teniendo esa expresión pesada, pero que para Hades no es molesta; es bastante encantadora.

Hades usa su mejor arma para impresionarla y eso es su sonrisa, así que él sonríe ladino, llevando su dedo hacia su boca, continuando ojeando a esa mujer que cada minuto que la ve le llama más y más su interés.

Pero ella solo desaprueba sus gestos o es lo que puede ver en su rostro.

Sin que se lo espere, siente como alguien se sienta en sus piernas, rompiendo nuevamente esa unión de miradas que había entre ambos, provocando rabia en Hades; se encuentra con el rostro de Raquel a pocos centímetros del suyo.

Raquel rodea a Hades por el cuello y es que vio cómo su prometido estaba viendo a esa mujer. Diría que esa tipa está coqueteando con su prometido y no va a permitirlo; ella debe de marcar su territorio.

—¿Qué haces, mi amor? —preguntó Raquel, fingiendo una sonrisa para intentar ocultar sus celos.

—Nada, mi cielo, solo miraba el hermoso mar —declara Hades, mirándola con ternura a la vez que la abraza por la cintura.

—Así pensé que estabas viendo a las tipas en bikini —agrega Raquel en señal de indirecta.

—No hay ninguna mujer que te llegue a ti, mi cielo —contesta Hades con destreza y sin nerviosismo; sabe perfectamente cómo hacerlo.

Raquel se siente muy orgullosa y dichosa de lo que escucha, olvidándose por completo de los celos que tenía hace un segundo. Se acerca a él para darle un beso en los labios, el cual es correspondido por Hades mordiéndole el labio de la manera que la hace enloquecer.

—¿Quieres ir conmigo a la piscina? —propone Hades porque sabe que no se negará y menos sabiendo que es su mejor momento para marcar su territorio ante todas las mujeres que hay.

—Claro —ella se pone de pie feliz, acercándose a su silla para quedarse los accesorios.

Hades, al separarse su prometida de él, voltea de nuevo hacia la dirección donde se encuentra esa desconocida hermosa. Ella también voltea a verlo y esa mirada es más que suficiente para él, así que buscará la manera de encontrarse a solas con ella.

Entretanto, usará la excusa de ir a la piscina con esa loca obsesiva para verla más de cerca.

—Ya estoy lista, amor —habla Raquel, sonriente al lado de la silla de su prometido.

Hades se pone de pie feliz, tomando la mano de Raquel, dirigiéndose hacia la piscina.

Kayla desde lejos mira cómo esa pareja se pone de pie y siente una felicidad al verlos irse; para su mala suerte, ve cómo cambian de dirección, entrando a la piscina.

Kayla rueda los ojos en señal de disgusto, pero no se irá; no les dará el gusto de verla irse, ya que está segura de que Hades la ha reconocido y lo que hace es para molestarla. Así que se mantiene calmada, sentada en su silla, degustando de su bebida mientras siente como el sol calienta su piel.

Echa su espalda hacia atrás, dejándola caer en el respaldo, cerrando los ojos, disfrutando del momento.

Hades entra a la piscina abrazando a Raquel por la cintura; ambos se meten y se meten más hacia el centro. Hades finge estar viendo a su prometida; muy despiadadamente, su mirada vuelve a detenerse en esa mujer. Ahora la tiene más cerca; puede ver cómo ese traje de baño se ajusta a la perfección a cada parte de su cuerpo, pero en especial esa zona en V que está en medio de sus piernas.

La mujer se tira sobre la silla, dejando una mejor vista de esa parte íntima a la que Hades no le quita la vista.

Por lo que logra ver, diría que esa parte es bastante pequeña porque no se abulta mucho. Se imagina cómo es que la tendrá; seguro que está bien depilada. Eso le agrada demasiado; nunca le han gustado las mujeres que no se cuidan esa zona y, por lo demás, solo se lo deja a su imaginación. Hasta que comienza a sentir cómo su parte empieza a reaccionar.




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