Hades escucha ese nombre y se queda inmóvil a tan solo unos centímetros de esos labios carnosos. Se aleja de ella mirándola directamente al rostro.
—¿Kayla Leon? —pregunta Hades sin poder recordarla.
—Sí, ese es mi nombre. —Vuelve a confirmar Kayla.
—No lo recuerdo —contestó Hades con sinceridad.
—Era de esperarse. Después de tanto abuso, obvio que no lo sabrías, pero déjame recortarte. —Kayla, aún sostenida por sus manos, se acerca. Hasta quedar a pocos centímetros de su oído. —Era octubre del año 2015 en el Instituto Nova Pacific; después de una derrota contra una escuela rival en el juego de fútbol americano, todos estaban sedientos de desquitar su ira. Saben que no pueden ir en contra de la escuela. Debido a que serían sancionados por toda la temporada. Pero eso no impediría sacar su ira de alguna manera. Así que se les ocurrió la brillante idea de traer con engaños a la que todos le decían gorda de la escuela. Al entrar a la cancha de educación física le lanzaron miles de huevos y todo lo que encontraron. Mientras que tú. Grababas un video gritándole a la pobre chica que siempre sería su cerdito: Lo recuerdas.
Hades se queda helado porque recuerda bien esa derrota y cómo llamaron a esa gorda para desquitar su frustración con ella. Sin embargo, ¿cómo es que ella sabe eso si solo estuvieron los del equipo de fútbol? Nadie más sabía de eso. Entre ellos juraron no contarle nunca a nadie.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Hades de manera tonta.
—Porque yo era esa gorda —murmuró Kayla, conteniendo su dolor y su ira.
Hades al oír eso. Se aparta lo más rápido que puede de ella. Mirándola fijamente a los ojos, quedándose sorprendido por lo que acaba de escuchar.
—¿Tú eras esa gorda? —indagó Hades de nuevo.
—Sí —responde Kayla de manera cortante.
Hades sigue sin creer lo que escucha.
—No te creo. De seguro estás jugando conmigo para que no te toque. Puedo sentir el odio que me tienes, así que usarías cualquier cosa para alejarme —mencionó Hades, inconforme—. A lo mejor uno de esos traicioneros te lo contó.
A Kayla le da risa ver cómo él sigue estando en negación. Pero es momento de vengarse.
—¡Me da gusto que percibas mi rencor porque es obvio que lo tengo! Me hiciste la vida imposible por años. Provocándome traumas y desórdenes alimenticios. Mientras que tú y tu novia me restregaron en la cara que nadie se fijaría en una hipopótama y el que lo hiciera estaría ciego. —Kayla hace una pausa para agarrar aire. —Y ve años después, Hades Lara fue el ciego en fijarse en la gorda y no solo eso, ¡estuviste a punto de besarla! —vocifera Kayla con rabia.
—No es cierto, tú no eres esa gorda. No puedo creerte porque nunca supe el nombre de esa chica —niega Hades.
—Si no me crees, ve y pregúntale a tu adorada prometida; te aseguro que ella sí se acordará del nombre de la obesa —fue lo último que dijo Kayla, yéndose del lugar de una manera tranquila.
Hasta que está lo más lejos posible de él. Se recarga contra la pared más cercana. Empezando a respirar cada vez más acelerado. Siente cómo su cabeza se vuelve pesada. Un zumbido aturde sus oídos.
Los gritos de esos adolescentes inundan su mente: "gorda, gorda". Sus manos comienzan a temblar. Sabe que está teniendo una crisis de ansiedad al recordar los terribles acontecimientos de su pasado que habían sido calmados por años hasta que Hades los detonó de nuevo.
Y cómo no, si estuvo a tan poco de besarla. Pensar en la idea le resulta cada vez más complicada de procesar. Intenta calmarse para poder regresar con Hugo.
Mientras Hades continúa en shock. Pasa su mano por todo su rostro; no sabe ni qué hacer. Su mente está completamente en blanco. Se sienta en el mismo sitio donde estaba sentada esa mujer, procurando controlar todas sus emociones.
Y es que no sabe por qué un sentimiento de culpa invade su corazón al recordar esa escena donde la joven gorda de la escuela estaba de pie en esa cancha. Cubierta de huevo y otros residuos hasta los pies. Sus ojos estaban cristalinos por las lágrimas que brotaban de sus ojos mientras les rogaba que parara. A él no le importó ninguno de sus ruegos; él seguía grabándola mientras sonreía como si hubiera obtenido una victoria inmensurable que se debía de celebrar.
En ese entonces para él era una total satisfacción; se sentía como un triunfo. Sin embargo, ahora, años después de eso y con la mentalidad de un hombre, le duele admitir que cada una de sus acciones no fue para nada buena. Y lo sabe perfectamente porque su prima se suicidó por culpa del bullying que sufrió en la escuela. Esa muerte para él fue muy dura, ya que la conocía desde muy niña; fue prácticamente su hermana.
No se imagina por el dolor que le debió de causar a Kayla, si es que así se llamaba esa joven regordeta. Aunque eso no es lo que más le incomoda. Pensar en el hecho de que se ha fijado en ella. Ha deseado tocarla, besarla y hacerla suya. Incluso la ha imaginado mientras tenía sexo con Raquel; le resulta asqueroso y es que pensar en la joven gorda le causa repulsión.
Pero existe una esperanza de que ella esté mintiendo; tendrá que recurrir a Raquel para salir de dudas. Aunque tendrá que esperar, ya que le dio una dosis para que no despertara. Ahora se lamenta porque lo que más quiere es salir de dudas.
Hades permanece inmóvil en esa terraza. Recordando cada uno de los momentos que vivió en la secundaria, en especial donde estaba esa chica gorda.
Esperando recordar su nombre, pero es en vano, no lo recuerda. De momento, su mente empieza a agarrar otro rumbo al comparar el cuerpo que tenía antes, que era todo deforme, al escultural cuerpo que tiene ahora. Que le resulta creer que sean la misma persona. Debería tener alguna marca. Algo que demuestre que sí estuvo así de gorda, pero por lo cerca que estuvo, no vio nada. Su piel es tan tersa como la de un bebé.
Esa pierna tan suave. Ese abdomen bien definido. Esos pechos redondos y con un tamaño adecuado. Ese cuello fino. Esos lindos ojos y esa boca…
Hades se da cuenta del rumbo que está tomando su mente. Sacude su cabeza intentando alejar esos pensamientos.
—Estoy mal de la cabeza. Cómo puedo estar pensando en ella teniendo la duda si es esa ballena de la secundaria. Porque sería completamente vergonzoso para mí semejante situación…
Editado: 19.05.2025