Pérdida con el Ceo

Capítulo 18 Señales fallidas

Esa agua entra al bote salvavidas acompañada de esos dos cuerpos. Que se golpean con las varias hileras de asientos que hay en el interior. La cabeza de Hades se azota contra una de las partes duras del bote, que lo deja inconsciente, flotando en el suelo del bote que está cubierto de agua.
Kayla escupe un poco del agua salada que ha tragado tras el impacto de esa ola. Al sacar ese fluido de sus pulmones, se da cuenta de que le ha dejado un sabor desagradable en su boca. Pero no le hace caso a eso y se pone de pie con rapidez. Camina por el interior entre las filas de asientos que están completamente mojados hasta acercarse a la puerta. La tela de su pijama se pega a su cuerpo y su cabello mojado cae por sus hombros. Chorreante de agua.
Al estar de pie en esa abertura, observa hacia arriba, dándose cuenta de que el bote ya ha bajado muchísimo como para poder saltar a la cubierta. Sería un suicidio si intentara brincar. Mira a todos lados esperando encontrarse con alguien que pueda auxiliarla, pero no hay nadie. Solo se ve cómo las olas continúan azotando el bote contra el crucero y la lluvia no deja de caer. Al igual que los rayos iluminan todo a su paso de una manera que resulta bastante tenebrosa. La desesperación y el miedo se apoderan de ella.
Se da la vuelta viendo hacia el interior, buscando algo que pueda ayudarla, dándose cuenta de que el cuerpo de Hades también está adentro. Pero lo ve tirado en el piso completamente inmóvil.
—Maldición —maldice porque pensaba que estaba ella sola.
De mala gana se acerca a él. Por más que quiera dejarlo ahí, su subconsciente le dice que tiene que hacer algo. Se arrodilla a su lado. Le ve el rostro, pero no se mueve ni nada. Mira hacia su pecho esperando tener algún movimiento, pero no se ve nada.
A pesar de odiarlo. La preocupación se apodera de ella. Le da un par de cachetadas esperando que eso surta algún efecto. Sin embargo, él no se mueve ni un poco. Solo sus mejillas se tornan rojas debido a los golpes de Kayla.
Kayla pone su dedo en su nariz; no obstante, no logra sentir nada. Sus dedos están bastante fríos por el agua que le impide percibir algo. En un gesto de desesperación y ansiedad, pega su oído a su pecho. Olvidando el odio que le tiene. Espera unos segundos y escucha los latidos de su corazón. Que me confirmen que él está vivo.
Ella deja salir un suspiro de alivio. No entiende por qué, pero eso le da un poco de felicidad. Sonriendo ligeramente. De repente se siente cómo el bote da un movimiento brusco. Asustando a Kayla. Que se aparta de Hades.
Las olas azotan con mucha fuerza el bote que tiene un enorme caparazón arriba para ser más seguros y las olas no puedan volcarlos. O que las personas puedan caer al mar. Pero eso no es suficiente para impedir que el bote choque varias veces contra el crucero. Derribando a Kayla unas cuantas veces. Golpeándose con el sinfín de cosas que flotan en el piso.
El agua se mete por la puerta. Kayla ve cómo el interior se empieza a llenar más y más. Se tambalea por el interior hasta lograr llegar a las puertas, cerrándolas. Para impedir que el bote se hunda.
El interior del bote está ligeramente iluminado por unos diminutos focos arriba en el casco. Kayla mira hacia todos lados. Con la poca luz que hay, ve que en uno de los costados está pegada una caja.
Camina lo más apresurado posible entre el agua que le llega a la rodilla. Se esfuerza hasta llegar a ella. La toma entre sus manos, la abre y se encuentra con cuatro bengalas. Agarra una de ellas. Cierra la caja para impedir que todas se caigan.
Regresa nuevamente hacia la puerta. La abre y, para su sorpresa, se encuentra con que el crucero ya no está cerca como hace un momento. Poco a poco se va alejando de ellos. Mientras que ellos son empujados por las olas en otra dirección. Se sujeta a una de las agarraderas de las puertas para impedir caer.
Enciende la bengala que con una chispa roja ilumina todo a su paso. Kayla estira el brazo hacia arriba, moviéndolo en todas direcciones con la esperanza de que alguien del crucero pueda ver su señal de auxilio.
Una enorme ola golpea el bote y moja a Kayla, apagando la chispa de la bengala.
—No —dijo Kayla mirando cómo su intento de pedir ayuda no funciona.
Otra ola golpea el bote salvavidas, causando que Kayla se tambalee y suelte la bengala que cae al mar, hundiéndose hasta el fondo. Por poco ella también cae.
Vuelve a cerrar la puerta para impedir cualquier tragedia porque si cae al mar, será su muerte; nadie la podrá salvar.
Mira por todos lados buscando otra manera de captar la atención de los tripulantes de crucero. Su mirada se fija en una cabina al fondo. Se acerca lo más apresuradamente que puede. Ve que hay un volante y un sinfín de botones con un asiento en frente de la mesa de control.
Se sienta en el asiento. Mira hacia el frente, percatándose de la ventana que hay, pero en el exterior solo se ve oscuridad, la lluvia que cae y los rayos. A lo lejos ve un punto brillante que es un crucero alejándose.
Se le viene una idea a la cabeza. Si no puede llamar la atención de los tripulantes del crucero, por lo menos intentará seguirles el paso para no perderlos.
Kayla mira con desesperación cada uno de los botones sin saber cómo encender el motor. Así que para no perder más tiempo, presiona cada uno de ellos, esperando que alguno sea el indicado.
Ninguno de los que presiona hace nada en el bote. Ve hacia el costado encontrándose con un manual. Lo saca y empieza a ojearlo hasta que encuentra la página donde indica cómo encender el motor del bote. Sigue cada uno de los pasos que indica en el libro.
Con más esperanza, vuelve a intentarlo. Pero no enciende nada. De nuevo repite cada paso, esperando que pueda ponerlo en marcha y nada pasa. Todo sigue igual.
—¡Maldición! —Kayla golpea el volante en señal de frustración.
Vuelve a ver por la ventana del puesto de control y las luces del crucero están cada vez más lejos. Kayla mira en todas direcciones sin saber qué hacer. Todo lo que hace no sirve para nada.
Desploma su espalda contra el asiento. Las lágrimas bajan por sus mejillas. No puede creer que se encuentre en esta situación. Que unas lindas vacaciones se han vuelto una pesadilla. Y más acompañado de ese infeliz de Hades Lara.
No puede creer que el destino siga haciéndole malas jugadas. No entiende qué penitencia estará pagando si ella fue la víctima, no el victimario. Ahora no entiende cómo logrará controlarse para no matar a Hades.
Deja de pensar en eso. Nuevamente voltea a ver hacia la ventana, dándole la última vista al crucero que está por perderse de su vista. Espera que Hugo regrese a la habitación y se dé cuenta de que no está antes de que se alejen más y más.
Él es su única salvación…




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