Kayla aprieta la mandíbula. No puede creer las palabras tan absurdas que está escuchando. Ella misma entiende que no le hablaría. Aunque sabe que lo que dice es para retarla y hacerla enojar. Y no dudará en defenderse.
—No lo iba a hacer, pero no puedo dejar que te acabes la comida. No sabemos cuántos días estaremos perdidos y es la única que tenemos —Kayla le grita con todas sus fuerzas, esperando que sus palabras surtan efecto en él.
Pero a Hades no le importa lo más mínimo lo que le acaba de decir, o mejor dicho, solo ha dejado que le entre por una oreja y le salga por la otra. No le hara caso a esa mujer. Ella no le da ordenes y el no tiene porque darle explicaciones.
Continúa ignorándola. Gira su rostro porque no le apetece seguir entablar una conversacion con esa pelinegra rabiosa.
Kayla se da cuenta de que ha ignorado sus palabras y eso termina de colmarle la poca paciencia que le quedaba. Sin contener sus impulsos. Lo agarra por el brazo dándole un jalón. Lo que sorprende a Hades. A la vez que lo toma por sorpesa. Creia que al ignorarla lo dejaria en paz.
—¿Qué te pasa? —protestó Hades, inconforme por el fuerte apretón que ella le ha dado.
—Que me pasa a mí. Eso mismo pregúntate a ti mismo, ¿no ves que te estoy hablando y tú me ignoras? —mencionó Kayla con voz alzada.
—No te hago caso porque no me interesa oír lo que dices. Además de que solo te estás quejando de lo que hago y no hago.
—No me importa lo que hagas. Pero no permitiré que te termines la poca comida que tenemos. ¿Acaso no te importa nuestra supervivencia? —indagó Kayla. Esperando tener una respuesta clara.
—Déjame pensarlo —dijo Hades llevándose las manos hacia su barbilla mientras pone una expresión de estar pensando en lo que le dijo esa mujer. —Mmm, no —respondió en seco.
—Qué descarado e inhumano eres.
—Tengo hambre, ¿qué quieres que haga, que me muera por no comer? —expresó Hades cruzándose de brazos.
—Si fuera por mí. Te dejaría sin comer como castigo por todo lo que me hiciste. Sin embargo no lo hago porque ganas no me falten. Sino que no soy tan mala como tú comprenderás. —Kayla repite su enojo y es que ahora se siente más segura para reclamarle por todo lo que le hizo.
—Ya olvídate de eso. Pasó hace mucho. No te aferres al pasado. Ya no somos unos adolescentes —contestó Hades sin saber qué decir y es que muy en el fondo sí le incomoda recordar su pésimo comportamiento que tuvo en su adolescencia.
—Eso es fácil de decir para ti. Tú no fuiste el que recibía todos esos abusos solo por la razón de estar pasado de peso. Nunca se pusieron a investigar las razones por las cuales tenía ese peso. ¡Para ti solo fui la presa perfecta para desquitar tu rebeldía de niño rico y mimado! —vociferó Kayla con más rabia. Y es que al tenerlo cerca la altera de todas las maneras posibles. Haciendo que hasta los vellos se le ericen como un gato listo para pelear. Si antes no lo hizo, ahora sí lo hará. —Típico de abusadores. Pero sabes. Estoy segura de que tú me hacías todo eso porque tenías una vida miserable. Y no te gustaba el brillo que yo tenía. Así que a toda costa querías opacarlo.
Las palabras que le ha dicho por un momento le causan un poco de alivio al decir lo que antes no pudo. Aunque los traumas que creía haber dejado atrás se han vuelto cada vez más fuertes al estar estas horas a solas con él. Por más que ha intentado ignorarlo, le resulta difícil no recordar esos terribles momentos. Teniendo a su verdugo al lado. Al cual le dan ganas de matarlo.
Hades se ha quedado mudo. Su mente se ha puesto en blanco. Nunca antes le había dicho eso y ahora que lo piensa, una cierta inconformidad lo invade al darse cuenta de que realmente su vida de ese entonces no era lo que él aparentaba. Mientras miraba cómo esa gorda sonreía sin importarle lo que ellos le hicieran y en ese entonces a él le molestaba. Ahora se da cuenta de lo insatisfecho que estaba.
Ambos no han dicho nada; por unos segundos solo ambos se ven directamente a los ojos. Hades intenta decir algo respecto a lo que ella ha mencionado, pero un rayo los asusta. Olvidándose de sus palabras.
Ambos voltean hacia la puerta que aún sigue abierta. Notan cómo el exterior se ha vuelto un tanto oscuro. El sol que hace un instante entraba se ha desvanecido.
Kayla se acerca a la puerta. Asoma la cabeza viendo cómo el cielo está cubierto por unas nubes negras que se aproximan con mucha velocidad hacia ellos. apacando todos los colores a su paso. volviéndose una escena bastante terrible como la de esa noche.
—No puede ser —murmura Kayla y cierra la puerta para impedir que el agua vuelva a entrar.
Hades se da cuenta de la agilidad que ha puesto Kayla al cerrar la puerta. Eso le comienza a preocupar; sabe que lo que vio ha de ser un tanto preocupante.
—¿Qué ocurre? —preguntó Hades con una voz más calmada. Que la que tenía hace un momento.
—Mierda, mierda —murmuró Kayla, aún teniendo las manos en la puerta. Hades ha escuchado lo que ha dicho y eso le preocupa aún más.
—Kayla —la llama.
—Otra tormenta se acerca hacia nosotros. —Le responde sin siquiera voltear a verlo.
Hades escucha a la perfección lo que su acompañante le ha dicho. Se apresura entrando en la cabina, viendo por la ventana, confirmando lo que Kayla le acaba de decir.
El cielo se vuelve cada vez más oscuro. Y los rayos impactan con más frecuencia. Retumbado en el interior del bote. Regresa hacia la habitación donde se encuentra Kayla. Que se ha sentado en uno de los lugares mirando a un punto inexistente.
Se acerca a ella con calma. Tomando asiento a un lado de ella. Él no sabe qué decir. Pero ve cómo ella empieza a abrocharse el cinturón. Hace lo mismo y justo en ese momento el bote empieza a moverse.
—No te preocupes, estos botes están diseñados para regresar a su normalidad aunque sean volcados —agregó Hades rompiendo el silencio. Aunque no en silencio del todo porque afuera los relámpagos no dejan de oírse.
Editado: 28.08.2025