Pérdida con el Ceo

Capítulo 26 ¿Que se sentiría besar a mi enemiga?

Hades se da cuenta de que Kayla se ha quedado quieta más de lo normal. Es como si hubiera visto un fantasma. Así que decide ir a averiguar qué es lo que sucede. Se desabrocha el cinturón y camina hacia ella.

Está por hablarle para captar su atención. Sin embargo, su vista se mueve hacia afuera. Donde ve la hermosa arena dorada, las palmeras a los costados, la vegetación que se hace más y más extensa entre más mueva su vista. La vista es hermosa; siente cómo se le hace un nudo en la garganta y cómo sus ojos se llenan de lágrimas. Es como si estuviera viendo el paraíso frente a sus ojos.

No obstante, recobra la compostura. Limpia sus ojos e intenta apaciguar la emoción que llena su cuerpo. Voltea a ver de reojo al recordar que Kayla está a su lado con la esperanza de que no lo haya visto. Sí, no sería algo sumamente vergonzoso para él. Ya que los hombres no deben llorar y tienen que demostrar en todo momento la fortaleza que poseen.

Dejando sus ideas de lado. Sale del bote salvavidas de un brinco, cayendo sus pies en el agua azulada del mar. Saltando y brincando de emoción. Como si fuera un caballo descarrilado.

—¡Estamos salvados! —grita Hades lleno de alegría. Mientras corre hacia la orilla. Cayendo de rodillas. Dándole unos besos a la arena que se pega a sus labios húmedos. La cual empieza a escupir y a limpiar con su mano. —Guácala, qué asco —expresó con disgusto al sentir la fina arena invadir su húmeda boca.

—¡Ah! —se escucha un grito en el fondo.

Hades voltea hacia el bote, viendo cómo el cuerpo de Kayla cae de cara al mar. Y es que, debido a su imprudencia, ha movido con brusquedad el bote y, como Kayla estaba con la guardia baja, no pudo no agarrarse para no caer.

Kayla sale del agua con todo su cabello cubriéndole el rostro y con su ropa nuevamente empapada.

—¡Eres un idiota, Hades Lara! —lo regaña. Apartando su cabello del rostro y fulminándolo con la mirada. Hades puede ver ese odio reflejado en su rostro.

—Eso ya me lo has dicho muchas veces.

—Y te las diré cuantas veces sean necesarias —reclamó Kayla. Hades solo se cruza de brazos, molesto por la actitud de su compañera.

Ella, por otra parte, lo ignora y se da la vuelta, intentando empujar el bote un poco más a la orilla. Sabe que si lo deja ahí viendo subir la marea, se lo puede llevar. Pero es muy pesado para su diminuto cuerpo. Hades ve cómo ella se esfuerza. Hasta que ella da un paso en falso y vuelve a caer de cara al mar.

—¡Ja, ja, ja! —Hades se ríe a carcajadas.

Kayla vuelve a levantarse y escucha cómo ese infeliz se está riendo de ella. Lo voltea a ver completamente furiosa.

—En vez de reírte de mí, deberías de venir y ayudarme —protestó ella con rabia.

—¿Y por qué debería de ayudarte? —preguntó Hades dejando de reírse.

—¡Porque sí! —voceó Kayla con fuerza, colocando sus manos en la cintura.

—Déjame pensarlo. Mmm… —Hades se lleva los dedos a la barbilla haciendo un poco de dramatismo. —No —responde en seco. No le interesa en lo más mínimo.

Kayla aprieta la quijada al ver esa expresión altanera y soberbia que Hades siempre ha tenido. Está por gritarle sus verdades. Sin embargo, se detiene conteniendo el aire que había tomado. Se le ha ocurrido una idea mucho mejor. Controla sus emociones. Y cambia su actitud.

—Está bien, no me ayudes. Pero cuando estés pidiendo comida, ni creas que dejaré que tomes ni una sola gota de agua —mencionó Kayla con voz tranquila y una mirada de superioridad. Sabe que él no puede hacer absolutamente nada. Y la única comida que tiene es la que hay en el bote.

Hades está por protestar. Sin embargo, se pone a pensar y es que él no sabe ni cómo pelar un coco. Así que deja salir un suspiro de frustración. Al dejarse ganar por esa mujer.

—Está bien —responde de mala gana.

Caminando nuevamente hacia el mar. Sus pies vuelven a sentir esa agua como moja poco a poco su piel. En su trayectoria, ve que esa mirada llena de satisfacción en el rostro de Kayla solo le causa malestar. A la vez que siente un trago amargo en la boca. Odia cuando una mujer le gana. Ahora empieza a desconocerse porque nunca antes se ha dejado de nadie y ahora en tan pocos días se ha vuelto tan conformista con esta mujer.

Pero ya no dice nada más; sabe que si ella es de Armas, tomar todo lo que diga lo usará en su contra. Aunque de cierta manera le agrada un poco ese comportamiento. No recuerda cuándo fue la última vez que tuvo una pelea con un oponente digno.

Hades sabe que esto no se quedará así. Pensará cómo desquitarse de ella. Y por hacerle pasar ese desagradable sabor que tiene en la boca.

Al llegar junto a Kayla. Se pone detrás de ella y ambos empiezan a empujar. La fuerza de los dos es más que suficiente para hacer mover el bote. Llevándolo más arriba de la orilla.

La brisa empieza a sentirse. Hades huele nuevamente ese delicioso olor que emana Kayla. Es una fragancia complicada de describir. Aunque lo único claro que tiene es que le encanta. Lo que le resulta bastante embriagador. Cierra los ojos dejándose llevar por esa mezcla de olores tan suaves y delicados. Que han sido mezclados con la brisa marina.

—Perfecto, ahí es suficiente para que la marea no se lo lleve —añade Kayla deteniéndose. Espera a que su compañero le conteste, pero no hay respuesta alguna por parte de él. Lo que me resulta bastante extraño.

Gira su cabeza, mirándolo por encima de su hombro y dándose cuenta de su cercanía. Siente como su respiración roza su cuello. Lo que le provoca un escalofrío muy incómodo.

Continúa viendo a ese hombre, percatándose de cómo sus pupilas están tan dilatadas y de cómo ha entreabierto la boca como si se estuviera quedando sin aliento.

Hades, sin poder apartar la vista de ese lindo rostro. Del cual bajan unas cuantas gotas de agua. Sus mechones mojados que le hacen imaginarse cómo se vería bajo el agua de una regadera completamente desnuda. Tan solo pensar en esa idea hace que abra la boca quedándose sin aliento. Y sin poder contenerse se aproxima a ella, siendo tentado por esos lindos labios carnosos.




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