Después de algunas horas. Kayla ha reunido bastante madera para el fuego. En la jungla se han encontrado algunos frutos como mangos y algunos cocos. Que está segura le servirán de algo.
Los acomoda en un lugar seguro, lejos de algún animal que pueda llevárselos o que la marea se los lleve. Busca por todas partes a Hades, pero no lo ve por ningún lado. Lo que me resulta muy raro. Aunque quizá todavía ande vagando por ahí lamentándose por haberle contado todo eso.
Ella intentó ayudarle, pero él está más dañado que ella. Es mejor que lo deje así y que él mismo se tranquilice; sabe que solo perderá su tiempo si es que sigue molesto.
En fin, toma algunas cosas que le puedan ayudar a traer agua. Y es que no ha ido en busca de ese suministro tan importante. De nuevo entra en la jungla. Abriéndose paso entre la vegetación
Camina entre diferentes lugares hasta que a lo lejos escucha cómo el agua cae golpeando entre las rocas. Se apresura hasta salir. Encontrándose con una hermosa cascada llenando una laguna hermosa de agua azul turquesa.
Se alegra de ver eso. Se aproxima tomando un poco de agua en sus manos y tomándola. Sabe que es un riesgo hacer eso. Pero el agua se mantiene en movimiento, así que espera y no se lamente por lo que acaba de hacer.
Comienza a desnudarse y es que ya no recuerda cuándo fue la última vez que se dio un baño. Y no le importa que el agua esté fría; ella quiere relajarse por un momento.
Al quedar en ropa interior. Se detiene viendo en todos lados, esperando que Hades no esté cerca. No cree que eso sea posible; sería de muy mala suerte que en toda esta isla se encuentre con él aquí exactamente en este lugar.
Termina de desnudarse por completo y entra al agua. Sintiendo la frescura subir por sus piernas, por su vientre hasta que llega a su pecho. Toma aire y se hunde en el agua.
Lo que Kayla no sabe es que en la orilla opuesta está toda la ropa de Hades tirada en el piso. Ella sale del agua con todo el cabello mojado. Se recuesta flotando en el agua. Disfrutando de lo rico que se siente estar en esta agua tan fría. Que la está ayudando a calmar el calor y todos sus pensamientos.
A unos centímetros de ella, en las profundidades, se encuentra Hades buceando. Ya lleva un buen rato aquí controlando cada una de sus emociones que se había desbordado sin que él pudiera controlarlas.
Mientras nada, se ha dado cuenta de que de nuevo se ha comportado muy mal con Kayla. Ella ha querido ayudarlo mientras que él nuevamente solo piensa en sí mismo. Sabe que ya no es el mismo chico inmaduro de la escuela.
Que creía que al tener dinero y poder podía hacer lo que él quisiera sin tener ninguna consecuencia. Entra en razón de que cada uno de los abusos que hizo fue por la falta de amor de sus padres y los abusos de su niñez. Él siempre creyó que era porque Kayla venía de una familia pobre y que ella era una gorda. Y Raquel siempre le hizo ver que ella nunca estaría a su altura. Que ella no pertenecía a ese mundo que solo era de ellos.
Sabe que es un completo tonto por todo lo que hizo. Y sabe que tiene que hacer algo para por lo menos remediar un poco de lo que hizo. Aunque sabe que nunca podrá compensar nada de lo que provocó en Kayla.
Sin embargo, dicen que disculparse por tus acciones ayuda a mejorar. Y aunque le duela admitirlo, lo que le dijo Kayla de hablar te puede ayudar. Tiene razón; siente que ese peso que cargo toda su vida se ha calmado un poco. Ahora está experimentando cosas que nunca antes se había imaginado. Y tiene la respuesta para seguir adelante.
Hades siente cómo se empieza a quedar sin aire. Así que sale a la superficie, chocando con algo. Kayla siente ese golpe en su espalda, quedando completamente espantada, creyendo que tal vez sea algún animal.
Kayla nada hacia un lado agarrando una rama que flota en el agua. Viendo cómo algo oscuro empieza a salir y, sin pensarlo, le da un golpe a esa cosa.
—¡Auch! —se escucha el grito de dolor de Hades.
—Hades, ¿qué haces aquí? —preguntó Kayla, sorprendido por verlo.
—Lo mismo que tú, al parecer —respondió Hades tocando su cabeza.
Él baja su vista, viendo cómo los pechos de Kayla están al aire libre. Quedando boquiabierto por lo lindos que son y esas enormes puntas rosadas. Nunca antes había visto a una mujer con pezones de tamaño tan exuberante. Lo que le resulta bastante cautivador. Mordiéndose el labio inferior.
Kayla se da cuenta de las miradas lujuriosas de Hades. Ella sabe bien que le está viendo los senos. Pero no se los va a tapar; ahora usará una táctica diferente.
—¿Que no has visto un par antes o qué? —preguntó Kayla con disgusto y colocando sus manos en su cintura, inconforme por lo que le está pasando.
Hades razona ante el comentario de Kayla.
—Sí he visto muchos, pero me temo que nunca uno como los tuyos —contesta Hades con honestidad.
—Típico de hombres como tú. Que intenta hacer sentir única a una mujer para llevarla a la cama —expresó Kayla, molesta.
Girándose para salir de la laguna. Hades ve su definida espalda y sus glúteos tan redondos que se ven a través del agua. Que comienza a sentir cómo su parte empieza a reaccionar. Controla esos impulsos porque tiene algo que hacer.
—Espera, Kayla —la detiene agarrándola del brazo.
Ella se da la vuelta, volteándolo a ver. Dándose cuenta de que ahora su mirada está fija en sus ojos y no en sus atributos.
—¿Qué quieres? —preguntó Kayla.
—Tengo algo que decirte.
—Pues dilo —mencionó Kayla, impaciente por salir de este lugar.
Hades intenta encontrar las palabras correctas. Pasan unos segundos y Kayla empieza a desesperarse. Está por irse de nuevo cuando Hades habla.
—Lo siento —dijo Hades. Kayla se queda en shock al oír eso. Dándose la vuelta nuevamente.
—¿Qué dijiste? —indagó Kayla sin poder creer lo que había escuchado.
—Lo lamentó por mi manera de comportarme hace un instante. Entiendo que tú solo intentaste ayudarme. Pero es complicado para mí hablar de eso y más si es ante el ojo público. Quizá tengas razón, que lo mejor sea hablar, y ahora lo haré —hace una pausa respirando hondo. —También lo siento por todos los abusos que te provoque. Ahora entiendo que era una manera de intentar deshacerme de mi frustración. Pero no lo debí de hacer contigo y eso no justifica nada ni perdona nada. Sin embargo, me gustaría por lo menos tener en mi consciencia que tú me perdones por todo eso. Sería alguno especial para mí. Para seguir mejorando con mi vida y con la oscuridad que invade mi alma.
Editado: 05.09.2025