Capituló 41 Llegada familiar

Los días pasan, como Hades le había dicho. Está cumpliendo con sus palabras. No le dirige la palabra y no la molesta en un solo momento. Kayla, por su parte, no dice nada y solo deja que él haga lo que quiere. Además, que no se siente preparada para hablar con él ni con nadie.

La culpa aún la sigue molestando. Ahora entiende que también tiene que aceptar su responsabilidad y su error al no detener a Hades.

Pero no puede hacer nada. Así que para no tener esos pensamientos intenta mantener su mente ocupada haciendo un refugio con hojas de palma que amarra con lianas. Que se ha encontrado en la isla. Haciendo un arpón con artículos que encuentra en el bote salvavidas para poder pescar. Recolectando leña, agua potable y frutos. Sin embargo, a pesar de lo que ocurrió con Hades, todas las tardes en un trozo de hoja le deja un poco de comida que ella prepara. Esperando que cuando regrese se la coma. Sabe que, a pesar de todo lo ocurrido, su subconsciente no la dejaría tranquila si lo deja morir de hambre sabiendo que ella posee comida.

Sabe que dijo cosas relacionadas con que se muriera; sin embargo, no tiene el corazón tan vacío como para desearle ningún mal a nadie. Sin importar lo que me hagan.

Así que le deja la comida a un lado de la fogata. Ella se encierra en su refugio improvisado. Espera a que él regrese. Presenciando cómo se come lo que ella le deja y se mete a dormir dentro del bote. Eso le hace sentir bien de alguna manera.

Sin embargo los pocos minutos que lo ve en las penumbras de la noche. Son más que suficientes para darse cuenta de que el aspecto de Hades se ha vuelto muy deplorable. La barba le ha crecido mucho. Su ropa está llena de tierra, su cabello desarreglado. Se nota que sí le ha afectado mucho, pero prefiere no hacer nada.

Aunque también el de ella no es para nada agradable. No obstante, intenta no dejarse caer a pesar de no tener ropa adecuada y de que el calor aquí es bastante infernal.

A pesar de eso, estos días ha estado muy atenta a los fluidos que salen de su interior. Para su suerte, no ha visto nada extraño. Lo que la reconforta dándole cierto alivio.

Pero lo que más le preocupa es que no sabe cómo reaccionará Hugo cuando se entere de lo que hizo. Sin embargo, no puede ocultárselo; ella no podría vivir con eso. También le contará todo lo ocurrido con Hades desde jóvenes. Ya es momento de dejar todo atrás.

Fue muy tonto de su parte no contarle. Quizá, si lo hubiera hecho, nada de esto habría pasado. Pero ya no vale la pena lamentarse de lo que ha hecho. Solo espera que no se demoren mucho en encontrarlos o perderá la poca razón que aún posee.

Hades, por su parte. A pesar de irse muy temprano, dormir incómodamente en los asientos del bote salvavidas. Siempre está mirando a Kayla desde una distancia segura donde ella no pueda verlo. Sabe que duerme en su casa hecha con hojas. Lo que me resulta muy impactante. No creía que las habilidades de ella llegaran a ese punto.

Y no sólo eso, también ver cómo es que ella pesca. Es muy sorprendente. Aunque lo que más le conmueve es que, sin importar lo que haya pasado, siempre que regresa al anochecer encuentra comida lista para él. El ha intentando buscar comida por su cuenta sin embargo no ha tenido nada de suerte. Se da cuenta que es verdad lo que decían de él no sirve para nada.

Pero regresando en lo que estaba. Pensar en esa comida caliente y lista. De cierta manera lo lastima y lo hace sentirse más miserable. Porque sabe que Kayla tiene un corazón enorme. Mientras que él sigue siendo un hombre ruin. Que sólo lastima a las personas.

A lo mejor estar en esta isla es la condena que tiene que pagar. Y bien merecida se la tiene. Al pensar en eso, levanta algunas ramas que durante todo este tiempo se ha puesto a juntar.

Y es que sabe que, a pesar de que él deba de estar aquí, Kayla, no. Así que durante días ha reunido todo tipo de ramas, hojas y arbustos secos. Aplomándolos en una enorme pila. Esperando que cuando llegue el momento y un barco se acerque, lo encenderá y así podrán rescatarla. Ella merece salir de aquí. Solo espera que no demoren mucho.

Mientras tanto, los padres de Kayla llegaron a Jamaica para poder ayudar en la búsqueda de su hija. Hugo no ha parado en ningún momento en cada expedición, ya sea en bote o en helicóptero. Siempre va en busca de Kayla. Aunque las noticias no son para nada buenas. Porque no se han encontrado rastros de ellos. Para todos ellos eso no es para nada alentador. Sin embargo, no pierden la esperanza de encontrarla con vida.

Por otro lado, los padres de Hades también se han visto forzados a viajar a Jamaica. Después de tantos días en los que no se tienen noticias y de la última entrevista que dieron. Su actuación se ha vuelto un poco cuestionable. Así que, sin más preámbulos. Tuvieron que hacer este viaje, pero no están para nada alegres con eso.

Fausto baja del jet privado, siendo seguido por su hijo Javier. Y por último su nuera Natalia, que usa un sombrero enorme para cubrirse del sol. Sabe que estas islas caribeñas son muy calientes y que estar expuesta a los rayos solares es casi una sentencia de muerte para la piel.

Natalia da el primer paso para bajar del jet cuando una ráfaga de viento caliente impacta su rostro.

—No puede ser —expresó Natalia con disgusto.

—¿Ahora qué pasa, mujer? —preguntó Javier un poco inconforme; sabe que probablemente no sea nada bueno.

—Que no sentiste ese aire caliente.

—Sí lo sentí, pero eso qué tiene que ver —indagó Javier.

—Ay, Javier, tú siempre con tus palabras tontas. Y te tengo que explicar todo como si fueras un niño. Que no ves que el sol va a estar muy potente. Mi linda y delicada piel no aportará ese calor infernal —añadió Natalia, viendo la piel descubierta de sus brazos.

—¿Para qué te haces, Natalia? Todos sabemos que si tienes ese tono es por todo el puto dineral que te has gastado en doctores y tratamientos. Porque si no fuera por eso estarías más negra que una indígena —contestó Javier, cansado de los aires de grandeza de su esposa.