Capítulo 49 Rescate de impacto

El sol de la mañana entra por las aberturas de las hojas de palma. Iluminando el interior del refugio improvisado de Kayla. Que con todo el tiempo que ha tenido aquí se las ha ingeniado para hacer una cama con hojas, madera y otros materiales.

La luz impacta sobre los ojos de Kayla, que se abren mirando esa iluminación que lastima ligeramente. Se sienta en su cama improvisada. Dando un bostezo y estirando sus brazos hacia arriba. Sintiendo una satisfacción. Mira a su alrededor contemplando su obra. No es muy cómoda. Pero es mejor que dormir en la intemperie sobre la arena donde los cangrejos se le suben al cuerpo y con sus pinzas la pellizcan.

Se pone de pie colocando cada uno sobre sus desgastadas sandalias de dormir. Que la verdad son un poco calientes y les hacen que su pie sude. Sin embargo, no tiene más. Quizá podría improvisar y hacerse algunas con algún material de la isla. Pero no se va a arriesgar a caminar y que vaya a terminar descalza por los terrenos de esta isla. Con la mala suerte de que la pique una araña, serpiente o, peor aún, un erizo de mar, ya que se la pasa parte de su tiempo en el agua buscando un poco de pescado. Para poder comer otra cosa que no sea fruta.

Dejando todo eso a un lado. Camina hacia la puerta que está hecha de madera y hojas. Quito el palo que la atraviesa de lado a lado. Y es que no tenía nada para asegurarla. Así que su mejor opción fue usar un palo. Sabe que en una ocasión de supervivencia no será de mucha ayuda, pero sí le dará unos cuantos minutos de ventaja. Aunque, gracias a Dios, no se ha encontrado ningún depredador que pueda amenazar su vida.

Se daría cuenta de inmediato porque Hades se la pasa todo el tiempo fuera y siempre regresa. Así que está segura de que no hay nada que amenace su vida.

Para Kayla, los días que ha pasado en esta playa se han vuelto una mezcla de paz y armonía. Ha logrado conectar con una parte de ella que nunca antes había conocido. Aunque hay algunos días que se vuelve una pesadilla y un tormento al recordar lo estúpida que ha sido. El terrible error que ha cometido y del cual sabe tendrá consecuencias graves con Hugo.

No está segura de qué es lo que él hará. Sin embargo, si él quiere tomar su camino alejado de ella, entenderá muy bien el porqué.

Aunque hay momentos en los que se motiva a hablar con Hades. Su subconsciente le dice que, a pesar de todo, él no tiene la culpa de todo. Sin embargo, al final su miedo se apodera de ella e impide que logre su propósito. Piensa que será lo mejor que cada quien esté en su mundo sin interferir en el futuro del otro.

En fin, al salir de este lugar, cada quien retomará su vida. Toda esta situación será solo una mancha más en su pasado que ahí se quedará.

Pero la rutina con él se ha vuelto la misma de siempre. Él se va bien temprano, no aparece en todo el día y cuando llega es a mitad de la noche. Encerrándose en ese barco, sé que ha vuelto su hogar.

Mientras que Kayla se encierra en su hogar temporal. Siendo este su refugio, su rincón en donde se siente segura.

Ya dejando todo eso de lado, Kayla camina por la arena. Acercándose al fuego, el cual empieza a avivar para que vuelva a encender. Logrando poco a poco su cometido.

Entra de nuevo a su casa en busca de algo de comida para desayunar. Al salir con algunas frutas y un poco de pescado disecado. Se detiene en seco al ver cómo a lo lejos hay humo. Suelta las cosas y se va a toda velocidad hacia ese lado. Esperando que ese incendio no vaya a terminar con la isla. O eso sería muy lamentable.

Camina cada vez más deprisa entre la vegetación hasta que por fin llega a una parte elevada de la isla, a la cual nunca antes había ido. Viendo a Hades a un lado de esa enorme fogata. En sus manos unas ramas verdes que le arroja al fuego, que de este empieza a salir más humo.

—¿Qué demonios estás haciendo? —protestó Kayla con cierto enojo. —¿Estás tratando de encender toda la isla o qué?

Hades volteó repentinamente al oír esa voz que por días no ha escuchado. Ese regaño lo emociona. En su interior se alegra; en su estómago revolotean las mariposas. Sus ojos se encuentran con esa mujer tan hermosa a la cual se la ha pasado espiando como si fuera un demente o un loco. Sin embargo, es la única manera de poder verla sin que ella se sienta amenazada por él.

—Hades —le vuelve a hablar. Captando su atención.

—Estoy salvando tu vida —contestó Hades con agilidad y bajando la mirada. No quiere que ella se sienta incómoda por eso.

—¿De qué hablas? —preguntó Kayla sin poder entender lo que él le está diciendo. —Intentas salvarme quemando todo.

—No, claro que no. Esta fogata está controlada, mira —señaló Hades al piso. Kayla mira cómo él ha sido tan precavido en limpiar cualquier hojarasca del piso. Pero eso no responde a la incógnita que ahora tiene.

—Pero ¿de qué servirá una fogata si no hay nadie que la vea? —mencionó Kayla, cruzándose de brazos.

—Mira allá —apuntó Hades hacia el valor del frente que apunta directamente hacia el mar.

Kayla se acerca más y más hasta tener una vista despejada de lo que él le está señalando. Abre los ojos enormemente al ver un par de barcos acercarse a la isla.

—Barcos —murmuró Kayla inesperadamente.

—Sí los vi hace un rato. Y tenía días preparando esta fogata para poder llamar su atención. Así que cuando los vi a lo lejos, actué de inmediato y fui a robarte un poco de fuego para lograr encenderlo —le explica Hades con calma. Sin perderse ninguno de sus movimientos, que son muy pocos. Sin embargo, para él son más que suficientes, ya que con solo verla parada a tan solo unos centímetros de él, le agradan lo suficiente.

—¿Entonces aquí te la pasabas todo el día? —preguntó Kayla, omitiendo lo que él le acababa de decir.

—Podría decirse que sí. En ocasiones me iba a pescar al pequeño río de aquí. Pero los peces son tan pequeños que me resultaba muy complicado agarrarlos. Quería poder atrapar uno para llevártelo y ayudarte un poco; no quiero ser una carga para ti. —dijo Hades con calma. —Ya que tú siempre me has dejado comida y yo prácticamente nada.