Pérdida con el Ceo

Capítulo 56 También será mi habitación

Durante su corto tiempo en el bote, Hades no dijo nada. Kayla muere de rabia por ese tipo que solo lo ve como un animal indefenso al que puede agarrar de la correa y manejarlo a su antojo.

Al llegar al barco, cada uno de ellos fue ayudado por la tripulación a subir por la empinada escalera de metal y cuerdas. Fue un tanto difícil debido al movimiento del barco. Aun así, todo subieron con rapidez.

—Síganme, les enseñaré sus habitaciones —habló el sargento Dominic. Hades no dijo nada y Kayla solo se limitó a asistir con la cabeza. Aún completamente molesta.

Ambos lo siguen, Kayla unos pasos más adelante que Hades. Él, por su parte, quiere estar lo suficientemente lejos; si él llegara a intentar de nuevo agarrarlo, le daría tiempo de reaccionar para impedir cualquier situación. Y más con lo que le dijo el muy descarado.

Dominic escucha con atención esos par de pasos atrás de él. Voltea de reojo para ver de quién son los pasos más cercanos. Encontrándose con esa castaña que lo fulmina con la mirada. Él permanece serio con su típica expresión dura de militar exigente.

Vuelve la mirada al frente, disgustado por haber visto a Hades más lejos. Él esperaba que viniera detrás de él. Para intentar manosearlo. Sin embargo, no se podrá.

Prosiguen con su camino dando algunas vueltas hasta detenerse en una enorme puerta de metal. La cual es abierta por el sargento.

—Esta será su habitación, señor Lara. No es una de lujo de cinco estrellas, pero es la más espaciosa y modesta que posee este barco —habló el anciano. Dándole paso para que él entre.

—No me diga que era la de usted —añade Kayla con ironía. El señor Dominic solo la ve de reojo, ignorándola y lanzándole una mirada de desdén.

Hades no ve ese enfrentamiento de miradas que ambos tienen. Ni mucho menos presta atención a su conversación. Tampoco dice algo; su mente está fija en ese niño llorando desconsoladamente sobre ese escritorio. Donde claramente se miraban antiguos rasguños sobre la madera. Sabía que no era ni el primero ni el último niño en estar sobre esa mesa. Y ahora está frente a esa cama que está seguro de que también ha hecho de las suyas. No quiere ni imaginarse cuántos inocentes han marcado esas sábanas.

Cierra los ojos un par de veces y sólo camina hacia el interior. Como si se estuviera resignando a lo que está por sucederle. Ella está por seguirlo cuando el sargento, con su brazo, impide el paso de Kayla.

Ella se da cuenta de esa acción. Lo que la deja molesta y muy inconforme. Sabe bien que está intentando alejarla de él.

—Venga, señorita, le enseñaré su alcoba —añadió Dominic con voz suave. Viéndola por encima de su hombro. Retándola con la mirada.

Kayla odia la expresión que me está dando. Regresa su vista al frente, viendo cómo Hades la mira. Notando su rostro triste, sus ojos llorosos. Siendo de nuevo ese niño inocente que conmueve a Kayla.

Ella explota en ira. Con ambos brazos agarra el brazo de ese anciano, empujándolo hacia abajo. Derribando esa muralla que está intentando poner.

Corre hacia el interior agarrando la mano de Hades.

—Yo dormiré aquí —expresó Kayla. Colocándose al lado de Hades con orgullo.

Hades la ve de reojo. Su rostro se ilumina al sentir el cálido tacto de Kayla sobre su mano. Levanta su rostro, encontrándose con los ojos cafés de Kayla, que le dan una paz y una tranquilidad.

Armados de valor, voltean a ver al sargento Dominic. Que está serio. Después, su mirada se vuelve pesada y su expresión facial se ensombrece. Incluso una vena de su frente ha sobresalido. Aprieta su quijada con fuerza que se nota desde lejos. Y es que cómo no molestarse si sus planes se están viniendo abajo por culpa de esa mujer.

Dio unas cuantas respiraciones. Controlando su rabia y aclarando su mente. Sabe que no debe permitir que esa mujer se salga con la suya. Así que usará todo a su alcance para poder venir en la noche con Hades.

—Me temo que no puedo permitir que eso pase —agregó Dominic con tranquilidad usando una voz pasiva.

—¿Y según “usted” por qué no? —protestó Kayla usando sus dedos para hacer la señal entre comillas.

—Porque él está comprometido y usted tal vez tenga novio. Y no creo que a sus parejas les vaya a gustar que vayan a dormir en la misma habitación. Se podría prestar a malos entendidos —mencionó Dominic. Kayla está por contestarle, ya que sabe que las cosas absurdas que está diciendo solo son una baja artimaña para que ella lo deje solo. Pero Hades interviene.

—¿Y de cuándo acá al sargento Dominic le interesa lo que piensen de mi persona? —preguntó Hades de nuevo con esa voz fuerte y llena de valentía que estaba usando hace unos instantes en la playa. —Sabe mucho mejor que nadie que mi reputación no es la de un santo. Así que a usted le valga madre lo que yo quiera hacer. También creo que está muy bien al tanto de la razón de mi compromiso con Raquel. Además, ¿quién le dijo que cuando un hombre y una mujer duermen en la misma habitación siempre es para tener sexo? —argumentó con mucha seguridad. Dominic está por contestar cuando él vuelve a interrumpirlo. —No se meta en mi vida y déjenos en paz.

Dominic está más que cabreado por las respuestas tan irrespetuosas que me está diciendo. Cada vello de su cuerpo se eriza. Los orificios de sus fosas nasales se vuelven grandes debido a sus respiraciones tan profundas que hace para controlar todas y cada una de sus emociones que se han desbordado. Pero no perderá su poca compostura que aún posee.

—Está bien, señor Lara. Los dejaré para que puedan alistarse en su habitación. En la mesa del fondo hay ropa limpia y todo lo que pueda necesitar para asearse. Y la cena será a las 7; espero poder tener la presencia de ambos. Pero si necesitan algo, la alcoba cuenta con una tableta donde pueden ordenar algún aperitivo y los del servicio se los traerán —contestó con seriedad, aunque por dentro se está muriendo de enojo.

—Gracias por la información, pero no me aseguro nada de la cena —dijo Hades cerrando la puerta para no verle la cara a ese hombre.




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