Pérdida con el Ceo

Capítulo 61 Se interesa por ti

Ambos salen de la habitación. Al salir al corredor se encuentran con un joven de cabello negro. Usando su uniforme de la marina, muy distinguido. Hace un saludo con la mano. Ellos se quedan quietos viendo ese espectáculo. Sin entender qué sucede o por qué está ahí. Aunque se dan una idea del porqué.

—Hola, señor Lara, y hola para usted, señorita… —Hace una pausa como si quisiera recordar su apellido. Al final no lo logra y solo continúa hablando en tono militar. —Fui enviado por el sargento Benavides para llevarlo a la sala donde será la cena. Si son tan amables de seguirme, es por aquí.

El joven se dio media vuelta y empezó a caminar. La pareja no dice nada, solo se da una mirada cómplice y va detrás del hombre.

Pasan por un sinfín de corredores. Que para ellos son todos similares. Se encuentran con varios empleados vestidos de la misma manera. Que al verse entre sí se saludan con el mismo gesto de la mano que ha hecho el joven. Hasta que después de varios minutos de deambular por casi todo el barco, por fin se detienen frente a una puerta de metal que el joven abre. Dándoles el paso a la pareja.

—Pasen, el señor los espera adentro —dijo el joven.

Hades le ofrece su mano a Kayla. Ella mira ese gesto y, sin dudarlo, la sujeta con firmeza.

Entrando los dos a esa habitación. Caminan recto hasta que en el fondo se ve una mesa alumbrada con unas velas, pero a la vez con las luces tenues de los focos. A su lado está el señor Benavides de pie, esperándolos.

La escena para ellos es bastante extraña. Dirían que parece más una cena romántica. Que una cena casual. Lo que disgusta a Hades. Entiende que su intención era traerlo a él solo. Sin embargo, ese anciano sabe que si lo invitaba, solo él no vendría. Así que no le quedó de otra más que envigar a Kayla.

Ella también entiende bien lo que ese señor tenía en mente. El solo hecho de pensar que un hombre de su categoría haga una cena romántica para otro hombre le causa náuseas. Ahora entiende que en cualquier lado se encuentran los peores locos del mundo.

Le alegra estar aquí. Porque no se imaginaría qué hubiera hecho ese pervertido con Hades.

Los dos llegan junto a la mesa. Deteniéndose a pocos centímetros de ella.

—Tomen asiento —habló Dominic.

Hades y Kayla toman las sillas. Dominic observa cómo él saca la silla con su mano libre, ya que la otra está tomando la mano de esa nefasta mujer. Él le ayuda a sentarse; incluso le acomoda la silla. Y cómo le saca su cabello para que no se lo estire. Se queda impactado por ver el cuidado que él le pone a esa mujer. Incluso le acomoda la servilleta en sus piernas. Y los cubiertos lo más cerca de ella. Dominic no puede creer lo que está pasando. Y es como si él estuviera interesado en ella. Lo que enfada, a la vez lo pone celoso. Ya que nunca ha tenido un gesto de esos. Pero se traga ese sentimiento. Sabe que no puede permitirse verse débil.

Al terminar, ve cómo Hades saca la silla al lado de esa mujer. Y ve la oportunidad perfecta para quedar bien con él. Se aproxima a Hades.

—Permítame ayudarle, señor Lara —añadió Dominic, intentando agarrar la silla.

—¡No! —voceó Hades. —Creo que yo puedo hacerlo solo.

—Pero quiero ayudarlo —protestó Dominic, esperando poder convencerlo.

—Creo que no le ha quedado claro nada, señor Benavides. Nada de lo que usted haga lo hará quedar bien conmigo. Yo mejor que nadie. Sé el monstruo que es. Métase en la cabeza que nunca más volverá a tenerme. Así que vaya a su lugar o me iré. Aproveche las pocas horas que tendrá para verme de cerca porque cuando baje de este barco nunca más tendrá esa suerte —expresó Hades con rabia.

Dominic no dijo nada. Solo se alejó hasta llegar a su silla. Donde se sentó, sintiéndome más que furioso por las palabras que le acababan de decir. Además, esa mujer está sabiendo muchas cosas de su persona que no debería. No dice nada porque sabe que lo tienen entre la espada y la pared.

Solo levanta la mano y le hace una señal. Uno de los sirvientes obedece saliendo de la habitación para traer la comida. Varias personas entran. Acercarse a la mesa dejando un sinfín de platos con bocadillos. Hasta que llega otra persona sirviendo una sopa. Hades y Kayla se quedan sorprendidos. Por la sencilla cena, pero no les molesta; esto es mejor que lo que han comido por días.

—Perdón por no tener comida de su categoría, señor Lara. Pero es lo único que hay en un barco de la marina —explicó Dominic. Siendo amable y servicial con él. Hades levanta la vista, viéndolo de mala manera. Dominic se da cuenta de esa expresión. —¿Dije algo malo?

—No lo sé, dígame usted.

—Pues no creo que haya dicho algo malo —respondió Dominic.

—Bien, si usted así lo piensa. Pero solo le digo que deje de expresarse de mí como si fuera una persona delicada. No me conoce y no tiene el derecho a opinar de mis gustos —lo reprendió Hades lleno de odio.

Dominic asiente con la cabeza para no seguir alegando con él. Y solo se limita a tomar la cuchara para empezar a comer.

Aunque de reojo no pierde de vista ninguno de los movimientos de esa pareja. Observa cómo Hades da unos cuantos bocados a su plato. De la nada arrima su cuchara con comida a la boca de esa mujer. Quedando boquiabierto por esa actitud.

Los minutos pasan y Dominic no puede dejar de ver el comportamiento de Hades. Sus dudas, que ha tenido durante todo este tiempo, se están volviendo realidad y es que él siente algo por ella.

Hades se pone de pie y es que ha sentido un retortijón en el estómago. Además de que ha sentido cómo su vejiga se ha llenado, volviéndose incómodo el estar sentado.

—Si me disculpan, iré al baño —habló Hades poniéndose de pie.

—Uno de mis hombres me indicará dónde es —respondió Dominic. Haciéndole una señal a uno de ellos.

Hades se fue detrás del hombre. Dejando solos en la habitación a Kayla y al sargento. Y él no dudará en sacar sus dudas a la luz. Y menos desaprovechará esta ocasión.




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