Esa voz es la que menos quiere escuchar en este momento. Traga saliva esperando refrescar su garganta, que en estos momentos está más seca que el desierto. Al pasar ese líquido, le raspa la garganta como si no fuera suficiente para lubricar esa zona. Y sin siquiera voltear a verlo, empieza a hablar porque está segura de que no se irá tan fácil. Solo espera que no sea para sus absurdas declaraciones de amor que nadie le cree.
—¿Qué haces aquí, Hades? —preguntó Kayla viendo hacia otro lado. —Creí que cada quien seguiría su vida.
—Sí lo sé, y después de ver cómo te comprometías con tu novio, créeme que esa fue mi primera opción —declaró él con cierto desconcierto, aunque a la vez un poco triste de ver que ella no voltea a verlo. Dándole a entender que no le importa.
—Entonces, ¿qué haces aquí? —indagó la joven viéndolo por encima de su hombro por un leve momento, siendo el suficiente para que Hades se dé cuenta de la tristeza, la rabia y el rojo de sus ojos.
—¿Estás bien? —curioseó preocupado por ella.
Kayla respira hondo. Exaltando con calma para que él no pueda escucharla.
—Dime qué haces aquí. O me iré —lo amenazo para que no siga interrogándola. Porque si sigue así, se lanzará contra él, golpeándolo con todas sus fuerzas, esperando desquitar su ira contra él. Aunque sabe que en el fondo él no tiene toda la culpa, es una manera de poder calmarse.
—Bueno, pasé un buen rato intentando encontrarte —declaró Hades.
—¿Para qué? —curioseó Kayla sin comprender para qué la quiere. Ya que en el barco le dejó muy claro que ella no siente nada por él.
—Porque tengo información que tienes que saber —expresó Hades sacando la carpeta del interior de su chaqueta.
—¿Qué información puedes tener tú que me interese? —manifestó Kayla conteniendo su rabia.
—Es sobre tu prometido.
Kayla se queda pasmada. Y voltea hacia él con rapidez. Mirando la carpeta que trae en sus manos. Al darse la vuelta, Hades puede percatarse de las marcas de lágrimas secas; es como si hubiera estado llorando. Por más tentado que esté a preguntar, prefiere no hacerlo; sabe que no le dirá nada.
Solo se limita a extender el brazo dejando la carpeta a su alcance. Ella la toma muy dudosa. Pero lo hace. Pasan unos segundos y no abre la carpeta. No entiende por qué duda. No sabe qué encontrar ahí de Hugo. Al final lo abre.
Viendo con atención esa primera fotografía que aparece. Su expresión facial cambia a una de total asombro. Sus ojos se agrandan. Su boca se abre y su respiración se detiene.
Y es que está viendo a Hugo acostado en una cama con el torso desnudo. Mientras que a su lado está Raquel completamente desnuda besándolo. Con los dedos temblorosos aparta la primera fotografía dejando a la vista la siguiente. Donde ahora esa rubia está acariciando el pecho de Hugo. Por lo que puede ver, él no se aparta ni mucho menos hace el intento por alejarla. Solo permanece besándola.
Mueve esa fotografía viendo la siguiente, cómo Raquel tiene las manos en el calzoncillo de Hugo y dejando al descubierto el miembro erecto. Él sigue sin moverse; solo se ve cómo tiene las manos atrás de su cabeza.
Con mucho dolor, Kayla pasa a la siguiente, cerrando los ojos de golpe al ver cómo esa rubia tiene el miembro de Hugo en su boca. Y él permanece en la misma posición.
Kayla siente cómo se me vuelve a cerrar la garganta, cómo sus ojos se humedecen y su respiración se entrecorta. Y cómo se manifiesta un profundo vacío acompañado de un dolor en su pecho y otro en su vientre bajo. Que incluso se lleva la mano hacia el vientre debido a la incomodidad.
Hades se da cuenta de cómo se lleva la mano hacia esa zona y cómo hace una mueca de dolor.
—¿Estás bien, Kayla? —preguntó Hades preocupado porque se da cuenta de que sí es bastante fuerte.
—Sí —miente ella. Apartando la mano de ahí y fingiendo que todo está bien. Pero el dolor sigue presente. Entiende que posiblemente ha de ser por el bebé; sin embargo, no se siente preparada para decirle a Hades de esto. Ahora tiene algo mejor que hacer. —¿Cómo sé que estas fotos son reales? Por cómo está la tecnología, bien pudiste hacerlo con inteligencia artificial para lograr que esté contigo sin importar lo demás.
—Sabía que dirías eso, pero esas fotografías son reales; pasaron cuando ambos estuvimos en esa isla. Uno de mis hombres las tomó al ver cómo Raquel metía a tu novio a su habitación y la mucama lo corroboró —le explicó Hades, esperando ser lo suficientemente convincente.
Kayla lo mira un tanto dudosa. Sabe que los hombres son mañosos cuando quieren obtener lo que desean.
—No lo sé —dijo Kayla sin dejar de verlo.
—Si no me crees, llévate las fotografías y muéstraselas. Te darás cuenta en su expresión si realmente es verdad o no —propuso Hades, seguro de las palabras de su guardaespaldas.
—Está bien, lo haré —aceptó ella. Guardando la carpeta en su bolsa.
—Bueno, será mejor que me vaya. Solo quería entregarte eso y no dejar que te engañen —expresó Hades con voz tranquila.
—¿Y cómo explicas que yo le hice lo mismo? —indagó Kayla molesta porque ella sabe bien lo que hizo. —No sé si ir a reclamarle esto si no estoy en condiciones de hacerlo. Y menos ahora que estoy…
Kayla no termina de hablar y baja la mirada esperando no ser descubierta.
—¿Estás qué?
—Ahora que estoy manchada —añadió, esperando escucharse convincente.
—Está bien, es decisión tuya lo que hagas con esas fotografías. Yo solo pensé que debías saberlo. Así como yo ahora lo sé —mencionó Hades un tanto dolido al recordar lo que le hizo a Kayla.
—¿Y qué harás tú? —indagó Kayla con curiosidad.
—Intentar no casarme con ella —declaró Hades. Girándose y caminando sin ver atrás.
De cierta manera se siente culpable al no poder tener las agallas para decirle lo que está pasando. Ya que existe la posibilidad de que él sea el padre. Pero sabe que si le dice que no, la hubiera dejado ir y ella necesita saber por lo menos si estas fotografías son reales.
Editado: 29.10.2025