Esas palabras dejan sin habla a Kayla. Comprobado lo que temía; él sabe lo de su embarazo.
—Si quieres hablar conmigo para decirme o restregarme en la cara que no es tuyo y que no lo quieres, no es necesario hablar —dijo Kayla expresando su temor.
Hades se queda confundido mirándola por la ventana. Sin saber por qué ella dice eso. Aunque tiene una vaga idea al recordar lo que Hugo le dijo hace unos instantes.
—Yo sí quiero a ese bebé —declaró Hades con voz suave y viendo a Kayla con ternura. Ella se queda en shock abriendo la boca sin creer lo que acaba de oír. —Entra, necesitamos hablar.
Kayla, estando un tanto dudosa, se acerca al vehículo. Hades abre la puerta desde su interior. Al estar de pie lo suficientemente cerca, ella se detiene como dudando si lo que hace es lo correcto.
—Dame una oportunidad de oír lo que tengo que decirte —manifestó Hades extendiendo su mano.
Ella asiente tomando esa mano y entrando al interior del vehículo. Tomando asiento a un lado de Hades. Que su vestimenta no ha dejado de pasar desapercibida por Kayla, que la ha notado de inmediato. Y admite que se ve bastante bien luciendo un traje y con su cabello bien peinado. Esos zapatos bien lustrados y ese embriagante olor que emana de su cuerpo.
Kayla sacude la cabeza al darse cuenta de las cosas en las que está pensando. Comenzó a sentir su cara caliente por la vergüenza. Siente cómo el auto comienza a moverse.
—Espera, ¿qué pasará con mi auto? —añadió ella volteando hacia atrás.
—No te preocupes, uno de mis hombres lo traerá.
—Como si traigo las llaves conmigo —mencionó ella preocupada.
—Pagaré una grúa para que lo traigan, solo no te preocupes.
Kayla no dijo nada más. Por el tiempo que pasaron en el vehículo, estuvo en total silencio. Lo que desesperaba a Kayla. No le gusta la calma; sabe que después llegará la tormenta dándole un fuerte golpe. Prefiere que todo esto termine, pero él no ha dicho ni media palabra.
Hasta que por fin se detuvieron en un enorme edificio con un aspecto rústico. Kayla nota que el edificio no tiene aspecto de ser algo que a Hader le guste. Aun así, ambos bajan.
—¿Qué hacemos aquí? —indagó ella sin poder esperar más.
—Es una sorpresa —añadió Hades caminando hacia el lado de ella. Tomando su mano y llevándola hacia la entrada. Ella se encuentra más que temerosa; nada de esto le gusta.
Se aproximan al elevador. Al entrar ambos. El trayecto en el ascensor pasa en silencio. Las puertas se abren; los dos salen caminando por el corredor. Hasta llegar a una puerta. Hades la abre. Invitando a entrar a Kayla. Duda por un momento, pero al final lo hace.
Ella mira en todas direcciones, quedando impactada por el enorme espacio. Los bellos muebles y la decoración tan sutil de la habitación. Lo que capta toda la atención de ella es la bella ventana de cristal que tiene vista hacia las montañas, dando una sensación de paz.
—¿Por qué me trajiste aquí? —curioseó Kayla volteando a verlo.
—Esta es la sorpresa para ti y nuestro bebé. Quiero regalarte este departamento —declaró el sonriente, pero ella solo tiene un semblante serio en el rostro.
—¿Por qué?
—Porque quiero poner un techo sobre ambos —dijo Hades con suavidad.
—Yo ya tengo un techo para tu información —mencionó ella indignada.
—Dormir en el departamento de tu amiga, sé que no tiene nada de malo, pero tú y yo sabemos que un bebé necesita mucho tiempo, espacio. Los bebés lloran mucho y más durante las noches. No creo que quieras desvelar a tu amiga, ¿o sí? —agregó Hades acertando cada uno de sus pensamientos de ella.
Kayla se sorprende; ¿cómo es que sabe eso? Aunque no le interesa saber, así como la encuentra fácil, está seguro de que sabe más de lo que ella esperaba. Omite eso porque primero tiene otras dudas antes de hablar de este departamento.
—A ver, antes de que sigas, aclaremos esto. ¿Quién te dijo que estoy embarazada? —indagó ella.
—Hugo me lo contó —declaró Hades. Kayla rueda los ojos y es que ya sospechaba que él había sido.
—Entonces ahora son buenos amigos.
—No diría que amigos, solo dos hombres que han aprendido a aceptar sus errores.
—Ya veo —dijo ella con disgusto.
—Si no fuera por él, creo que nunca me hubiera enterado porque estoy seguro de que tú no me hubieras dicho nada —expresó Hades con cierto rencor.
—Quería hacerlo...
—En serio —la interrumpe.
—Sí, pero después del rechazo de Hugo del hombre que amaba, me resultó difícil hacerlo; estaba segura de que tú también lo rechazarías.
—¿Y cómo estás tan segura de eso? —dijo Hades. —Solo porque has conocido la peor parte de mí. —Él la mira con atención; Kayla no dice nada, pero ese silencio confirma sus sospechas. —Sé que fui un desastre y que te hice daño. Soy un hombre roto en el interior, marcado por una sombra que me ha corrompido por años. Sin embargo, cuando me dijo que podía ser yo el padre, una felicidad creció en mi interior. Esa oscuridad que invade mi alma se desvaneció; una profunda paz invadió mi cuerpo. Nunca creí que saber eso me haría sentir así, pero quiero a ese bebé y más si es contigo, con la mujer de la que me he enamorado.
Kayla rueda los ojos al escuchar que se ha enamorado de ella; está harta de ese tipo de sentimientos.
—¿Cómo estás seguro de que el bebé es tuyo? Existe la posibilidad de que sea de Hugo. —Kayla mete dudas en Hades, esperando calmarlo.
—Un hombre sabe cuándo es así. Además, Hugo me dijo que él estaba seguro de que no fuera de él. Que tú te estabas cuidando mientras estaban juntos y nunca saliste embarazada. Y yo sé que cuando tuvimos ese encuentro no hubo ninguna protección de por medio, así que ese bebé es mío —dijo Hades señalando al vientre de Kayla.
Por más que me duela admitir, ella sabe en su interior que es razón.
—No estoy molesto contigo porque me lo ocultarás, comprendo cada una de tus dudas —habla mientras se acerca a ella. Colocando su mano en su mejilla, esperando no ser rechazado. —Dame una oportunidad para demostrarte que puedo ser un excelente hombre para ti y un buen padre para nuestro bebé. Sé que no sé nada de bebés, pero daré mi mayor esfuerzo para que no les falte nada, sobre todo el amor que tanto carecí. Déjame ser el pilar para ambos. Aquí podríamos empezar de nuevo siendo una familia. En un lugar tranquilo y modesto, lejos de todo el ajetreo de la ciudad.
Editado: 13.11.2025