La comida está lista; Kayla y Felipa también están preparadas para la llegada de los padres de Kayla. Están terminando de darle los últimos detalles a la mesa. La tele sigue encendida en un programa de música suave. Cuando es interrumpido.
“Lo sentimos por interrumpir su programación, pero tenemos una noticia espectacular sobre la boda del año entre Hades Lara y Raquel Olmos”.
Kayla escucha esos nombres y se fastidia poniendo los ojos en blanco.
—Felipa, apaga la tele, no quiero oír nada de esa boda y no quiero que mis padres estén escuchando eso sabiendo que tendré un hijo de ese hombre —mencionó Kayla molesta, tapándose los oídos con las manos. Felipa camina cruzando el comedor hasta llegar a la sala, agarrando el control y apagando el televisor.
En ese mismo momento llaman a la puerta. Felipa se acerca abriéndola, viendo a los padres de su amiga muy contentos.
—Hola, Felipa, qué gusto en verte y gracias por darle un techo a nuestra hija después de su extraña ruptura con Hugo —habló Julia viendo por encima del hombro de Felipa a su hija.
—No es nada, señora, quiero mucho a su hija y además para mí es un placer tener compañía —añadió Felipa—. Pero pasen, la comida está lista.
La pareja pasa acercándose a su hija. Por más difícil que sea, ambos la abrazan.
—Me alegra que vinieran —expresó Kayla, feliz de tenerlos aquí—. Pero vengan, vayamos a comer.
—Hija, dinos la verdad antes de comer. Nos llamaste para decirnos por qué tú y Hugo se dejaron porque él nos habló entre llantos pidiéndonos perdón; le pedimos una explicación, pero no pudo darlas, dijo que eso sería obligación tuya, dejándonos más confundidos —habló su padre con suavidad—. Porque si es así, mejor vayamos a sentar, porque si comemos, quizá nos haga daño.
Todos sonríen por el sentido del humor de su padre. Pero después de unos segundos de risas, Kayla se queda seria.
—Sí, papá, les diré la razón de nuestro rompimiento y además les tengo otra noticia que, la verdad, no sé cómo la tomen —declaró Kayla con seriedad. Dejando a sus padres preocupados, en especial a su madre, que espera que no sea nada serio.
—Vayamos a sentarnos —habló Felipa llevándolos hacia la sala donde cada quien toma su lugar en el sofá.
Por un momento todo se queda en silencio. Kayla encuentra las palabras adecuadas para empezar. Aunque siente cómo sus manos se humedecen. Y como siempre, una gota de sudor frío bajando por su espalda. Respira hondo empezando a hablar.
Durante unos minutos Kayla les cuenta por qué se dejaron. Explicándoles la infidelidad de ambos. Sus padres se quedan en shock al oír eso; no creen que ella sea capaz de eso, pero deciden no interrumpirla, escuchando cada detalle de cómo sucedió el encuentro con Hades Lara. Escuchas ese nombre; los deja más perplejos. Ellos saben cuánto sufrimiento le provocó a su hija el encuentro con la escuela. De ciega manera se sienten enojados con ella, pero no puede interferir en las decisiones de su hija; si lo hizo, fue por algo, aunque ellos no logren entenderlo.
Ella también les cuenta de la infidelidad de Hugo con Raquel, la prometida de Hades. Que también los deja impresionados, ya que en estos momentos deben de estarse casando.
Kayla deja de hablar por un momento. Esperando saber qué es lo que piensan sus padres antes de que les cuente de su embarazo.
—Todo esto es complicado de asimilar. Saber tu encuentro con Hades, Lara, no nos tiene felices y menos sabiendo todo lo que te hizo. —Pero no te juzgamos, eres una mujer adulta y no podemos meternos en tu vida —habló su padre con tranquilidad.
—Eres nuestra hija y te queremos a pesar de tus errores. Pero si ambos cometieron errores, no puede perdonarse y seguir, sé que ambos se aman mucho —añadió Julia, esperando tener una respuesta a eso.
—No puedo, mamá, sé que les resultará difícil de entender, pero Hugo no es lo que esperaba y cuando algo está roto, aunque intentes unirlo, no puede seguir igual —mencionó Kayla esperando que ellos entiendan—. Además, también parte de nuestro rompimiento se debe a que estoy embarazada; cuando le dije a Hugo, él actuó de una manera muy distinta a como lo conocen y dice que este bebé no es suyo.
—¡Hija, estás embarazada! —preguntó su madre asombrada.
—Sí, mamá.
—¿Entonces Hugo cree que ese bebé es de Hades? —indagó su padre interrumpiendo la conversación.
—Exactamente —confirmó Kayla.
—Pero tú tienes la última palabra, hija, tú mejor que nadie sabes de quién es —añadió su madre, esperando que eso no sea cierto.
—Por más que me duela admitirlo, mamá, puede que sí sea de Hades —dijo Kayla mientras se le llenan los ojos de lágrimas. Sus padres se conmueven por eso. Saben que ese hombre se está casando en estos momentos y su hija está aquí embarazada. Acercándose a su hija y abrazándola.
—No importa de quién sea ese bebé, lo importante es que es tuyo y nosotros nunca te dejaremos sola —mencionó Julia con mucho cariño.
—Así es, hija, el bebé y tú nunca estarán solos —habló su padre también con ternura.
Felipa ve esa escena conmoviéndose y algunas lágrimas bajan por sus mejillas. Después de unos minutos, Kayla se ha controlado y sus padres han regresado a sus asientos.
—Hades sabe del bebé —preguntó su padre.
—Si lo sabe.
—¿Y cómo reaccionó? —indagó Julia.
—Cómo crees. —contestó su padre al recordarle lo que está pasando hoy.
—Él reaccionó de buena manera, él aceptó a este bebé y dice que sí es suyo, incluso me quiso dar un departamento para que viviéramos el bebé y yo, pero no lo acepté —les cuenta Kayla defendiendo a Hades. Sus padres se quedan sorprendidos. Incluso Felipa, porque no sabía nada de eso.
—¿Por qué? —curioseó Felipa captando la atención de todos.
—Felipa, tú mejor que nadie sabe que él es un hombre de otra mujer, que en estos momentos posiblemente ya esté casado, y creo que es lo mejor para todos, y creo que mi bebé y yo estaremos solos porque esa mujer no querrá que esté a mi lado y prefiero que no lo esté; no quiero que nos pase nada.
Editado: 13.11.2025