Perdida Entre Dos Mundos

3.

La brisa fresca que entraba por la ventana del auto parecía ofrecer paz a todo aquel que viajara por aquel lugar. Tranquilidad y paz, justo lo que todos necesitaban. Pero como siempre nada es perfecto.

¡SILVANNA!

Todo es oscuro. En este punto la fría brisa quema cual rayo de sol. Todo se ve borroso, no hay sonido alguno, solo puede percibirse el olor a muerte y desgracia. Cuando la vista de Malia mejora le permite a esta presenciar una de las escenas más horribles: Celeste y Mark tirados, muertos. No son más que dos cadáveres. Asustada, hiperventilando y con el corazón acelerado observa fugazmente a sus costados encontrándose con un auto negro que parece ser el causante de todo. Nada peor que tener la piel erizada, el estómago adolorido y la cabeza a punto de explotar. ¿Será que un ente supremo reclama la vida de la joven afligida? ¿O esto es solo parte de su juego? Resignada la joven cierra sus ojos apretándolos con fuerza, rogando por su vida en silencio. Es el final.

La campana que resuena en el fondo señalando que la jornada escolar ha terminado lograr que aquellos ojos tristes se asombren. De nuevo, nada tiene sentido.

- ¿Estoy en el colegio? - frente a ella están sus amigos caminando tristes por su partida. El tiempo parece haber retrocedido. A punto de desmayarse Malia corre fuera de aquél lugar encontrándose de nuevo con Celeste y Mark en el auto, a orillas de la carretera - ¿fue un sueño? – Fingiendo que todo fue solo una ilusión entra al auto con fe en que pronto estará tocando el océano.

Poco tiempo después un auto negro hace su aparición dando como resultado la muerte de Celeste y Mark, tal y como sucedió anteriormente. Cegada por las ganas de morir Malia de nuevo cerró sus ojos, sin embargo, de nuevo el sonido de la campana resonó en sus oídos. Esto era peor que no recordar nada.

Alterada y entre sollozos corrió fuera del lugar y esta vez su sorpresa fue mayor al encontrar no a sus padres, sino a su tío Robert junto a sus primas en un auto a orillas de la carretera. Un tío más que vuelve sin aviso alguno.

-Vamos- Dijo Robert.

- ¡NO! Moriremos como ellos, nos van a matar, los del carro negro, por favor no vayamos- que Robert apareciera a estas alturas a Malia no le importaba ni le sorprendía.

Ante aquella situación y como si fuera algo común su tío solo respondió con un "no seas escandalosa" obligándola finalmente a subirse al auto. ¿Quién puede describir el miedo de saber que la muerte de tu familia está tan cerca? ¿Qué puedes prevenirla, pero ellos parecen no temerle a nada? Esto parece destino final.

El tiempo avanza y la catástrofe está a punto de empezar, sin embargo, Robert sin musitar palabra alguna acelera logrando que aquel carro negro apenas y rozara su auto. Esta vez la muerte fue quien con la boca abierta quedó. Por fin tranquilidad.

Poco después pudieron llegar al destino que deseaban: la casa de Robert. Allí se pidió a Malia que se acostase en alguna de las camas de la casa. De nuevo había algo importante que debían hablar. Resignada y esperando lo peor Malia decidió mejor ceder ante los brazos de Morfeo. Solo quería descansar.

- ¡Despierta! - Aquel grito logró levantar a la chica de un salto, definitivamente estaba cansada de esa sensación de temor y confusión que se estaban generando de nuevo al mirar a su alrededor y encontrarse en su cuarto, en su casa. - Es hora de la verdad- Martín no conocía la empatía.

- ¿Qué sucedió con el tío Robert? – Se preguntó Malia a sí misma al ver a Martín -Ya sé que soy hija de una sirena ¿Qué más debo saber por Dios? Igual mis padres ya murieron. - ante sus palabras su tío solo rio como si todo fuera una broma confundiendo aún más a la chica quien molesta miró a su madre y abuela "adoptivas" paradas junto a su tío (no había notado que estaban ahí)- No es gracioso, tu no los viste muertos, yo sí. – una lágrima cayó lentamente demostrando la tristeza que agobiaba su corazón.

-Tienes razón. - dijo su tío nervioso, tratando de evitar la fulminante mirada que su madre y abuela de Malia le ofrecía. El silencio reinó hasta que fue roto por la abuela quién cansada de la situación abandonó la habitación- Ahora que tu abuela se ha ido debo contarte la verdad.

-¿qué? Que tiene que ver la salida de la abuela- bufó exhausta.

- Eso no importa- Martín miró a la madre de Malia pidiendo su aprobación, a lo que la mujer solo asintió con la cabeza. - Lo que nos dijiste no sé de donde lo inventaste, no sé qué comiste o que te hizo daño, tienes una gran imaginación.

- No estoy loca, ustedes sí. Vi dos personas morir ante mis ojos, viví una trágica escena dos veces en un solo día- estaba furiosa.

- Sin embargo, hay algo que es importante, un secreto que debes saber ya- dijo Martín ignorando las palabras de su sobrina quién ahora sentía que tendría un colapso gracias a tantas emociones- el verdadero secreto es...

La luz entró sin permiso y sin miedo de penetrar los ojos de Malia quién los abrió asustada. Su corazón estaba acelerado y sus manos temblaban. No podía creer lo que había sucedido. Acaba de tener el más loco sueño de su vida. ¿habrá todo funcionado?

 




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