La segunda vez que te vi, estabas en una de las mesas de afuera, estabas leyendo un libro, el libro que yo leía esa vez en la biblioteca y parecías realmente perdido en el, como si te sintieras absorto completamente por la historia.
Quería acercarme, hablar contigo, preguntarte por el libro, pero no me atrevía y estaba por alejarme cuando levantaste la vista, me viste y sonreíste, levantaste el libro hacía mi y me hiciste un gesto con la mano para que me acercará, y lo hice, aún cuando las dudas nadaban en mi cabeza , y cuando sólo quería volverme invisible, para que no me vieras, pero sabía que aún así tu me verías.
Pero a pesar de eso, camine hacía vos, lentamente, tratando de darme tiempo y cuando llegue, me sente sobre la mesa y apoye los pies en el banco, manteniendo la distancia, te sonreí y vos me la devolviste como si supieras que esa era mi manera de decir hola.
—Así que te sientas sobre las mesas, creí que eras de esas personas que son demasiados educadas como para hacer algo así, es bueno saber que hay una vena rebelde en ti.—bromeaste.
—La apariencias engañan— te dije en un murmullo, que hasta me sorprendio que me escucharas, pero lo hiciste.
—Tienes razón, Grace.—me respondiste, mirándome a los ojos, y manteniendo tu vista en mi aún cuando baje la cabeza—Estoy segura de que hay mucho de ti que no se puede visualizar en la superficie, ¿Me vas a dejar descubrirte?.
—No hay mucho que descubrir.
—Creo que es todo lo contrario.—insististe, como si no tuvieras duda alguna.
—¿Te está gustando el libro?—mencioné cambiando de tema.
—Sorprendentemente lo hace—respondiste con una sonrisa —, esto confirma que no hay que dejarse llevar por la portada, a veces, podes encontrar algo invaluable dentro.
—Si, antes me llevaba mucho por las portadas y no leía algunos porque pensaba que no iban a gustarme y era todo lo contrario, así que ahora no las veo, solo leo la sinopsis para guiarme sólo por la historia, aunque es muy desafortunado cuando quien escribió la sinopsis lo hace de una forma en que no representa el libro en lo absoluto.
—Si, lo es.—dijiste con un brillo raro en los ojos y una pequeña sonrisa en tus labios.
—¿Qué?
—Nada.
—Me estás mirando de una manera rara, es que te referías a algo más y yo lo interprete mal, dime si es así.
—En lo absoluto, Grace.
—¿Seguro?
—Completamente.
—Bien.
—Bien.
—No me tomes por tonta.—advertí.
—No lo estoy haciendo.
—Como digas—resople.
—¿Estamos teniendo nuestra primera discusión?
—No estamos discutiendo.
—Como digas.
—¡Luca!.
Solté un resoplido y di vuelta mi cuerpo, para darte la espalda, pero te reíste y te pusiste justo enfrente de mi, me agarraste de la mano y tiraste de la mía hasta que estuve de pie, y cuando pregunte hacía dónde íbamos, sólo negaste con la cabeza, ignorándome y hablándome de otra cosa.
Esa fue nuestra primera salida, me llevaste a comer y luego me pediste mi celular para llamar a tu hermana, lo hiciste justo delante de mi y le hablaste a ella brevemente sobre mi, sin dejar de mirarme a mi.
Recuerdo que cuando terminaste de hablar, marcaste otro número y me lo mostraste, me dijiste que era el tuyo y que si apretabas el boton de llamada ibas a tener mi número e ibas a usarlo, "¿Qué te detiene?", fue lo único que te dije y vos me miraste por un momento como si me analizaras, para luego darme esa mirada tuya, tan peculiar y apretar el boton de llamada.
En ese momento no entendí por qué simplemente no agendaste tu número para que yo te llamara, pero mucho tiempo después cuando te lo pregunte, te reíste y dijiste que nunca te habría llamado, pero una parte de mi sabe que tarde o temprano lo hubiera hecho, desde el principio fuiste difícil de olvidar.