Capítulo 3: Cumpleaños y familia.

Unos meses después de eso, me invitaste al cumpleaños de tu sobrina, estabas feliz cuando te dije que si, pensé que era porque no querías ir solo a un cumpleaños donde mayoritariamente habría niños y adultos, pero ahora sé que era porque querías presentarme a tu familia y te hacía ilusión.

A veces, desearía poder volver a esos momentos, al principio de todo, cuando éramos felices y las cosas no eran tan complicadas, cuando la felicidad estaba en la palma de nuestra mano y nuestro entusiasmo por pequeñas cosas hacía que todo fuera mágico.

Cuando las noches se hacen insostenibles y siento que me ahogo, revivo ese momento, por mi mente nadan cientos de imágenes, pero las que sobresalen más son las tuyas, tu con tu cabello en una bandana, demasiado largo como para que no te molestara, tu campera de jean favorita, esa remera amarilla horrible con un perro en el centro, que te regale para tu cumpleaños y esos jeans raídos que deberían haber estado en la basura, y tus inseparables borcegos.

Nunca te importo si tu ropa combinara o no, esa fue una de las muchas cosas que ame de vos, pero sobre todo, la forma en la que te comportabas con tu familia, la manera tan dulce en que tratabas a tu sobrinita, creo que en ese momento fue donde caí literalmente a tus pies.

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—¡Tío!¡llegaste!—se escucho antes de que una pequeña niña impactara contra luca, que inmediatemente la levanto en el aire, con la niña riendo—.Creí que nuca ibas a llegar—regañó la niña a luca, mientras yo observaba todo unos pasos alejada.

—Se me hizo un poco tarde, pero tengo una sorpresa para ti—advirtió mirándome a mi por un segundo—. Traje a alguien que querías conocer, Corazón.

Esa fue todo la advertencia que tuve antes de que luca se acercara a mi con la niña, que me observo unos segundos seriamente, tan seriamente que sólo quería desaparecer, pero la niña rubia mostró sus pequeños dientes en una sonrisa donde algunos de ellos faltaban y extendió sus manitos hacía mi, que automáticamente la agarre, sorprendiéndome hasta a mi, no esperaba ese gesto.

—Me llamo Dasha—exclamó alegremente—¿me has traído un regalo?—preguntó sin prestar atención a los reproches de su madre, que se disculpaba conmigo.

—Si, espero que te guste—dije mientras la bajaba y le daba una bolsa de regalo, que inmediatamente abrió, para sacar temperas y un cuaderno de dibujo, que abrazo con entusiasmo para luego abrazar mis piernas.

—Gracias, tía grace.—dijo con una gran sonrisa, antes de correr hacía donde se escuchaban los gritos de niños, exclamando entusiasmada que tenía el mejor regalo de todo el mundo.

—Creo que le gustó—murmuro luca en mi oído, abrazándome por la cintura.

—¿Tía?—pregunte escéptica, mientras me apartaba de él y cruzaba los brazos, mirándolo a lo ojos.

—No me mires así—dice levantando las manos inocentemente—. Yo no he dicho nada, ellos creen que lo eres aún cuando digo una y otra vez que eres mi amiga.

—Está bien.

—Aunque... no tendría problema si lo quieres ser—murmura para luego tirar de mi mano y hacerme caminar hacía donde está su familia, sin darme tiempo a responder—.Familia, les presento a grace, por favor, no la asusten.

Eso es todo lo que se necesita para que un coro de saludos se levante y las presentaciones y besos comiencen, son tantos nombres que me mareo, pero logro recordar a quien pertenecen todos, es una suerte tener una buena memoria, así que cuando estoy sentada y la tía de luca me habla, sé que se llama marta y que según las palabras que él me susurro mientras me la presentaba, es bastante dada a los chismes y a los interrogatorios.

—Entonces, linda—dice con una mirada curiosa—. Desde hace cuánto se conocen vos y mi sobrino.

—Unos meses, nos conocimos en el instituto—digo con una sonrisa nerviosa, tomando un trago de gaseosa.

—Así que van al mismo instituto, que bueno—Come un pedazo de torta y cuando termina de tragar, suelta—¿Y desde hace cuánto salen?—aún cuando sabía que estaba este rumor de que salimos, la palabra me sorprende tanto que me ahogo y comienzó a toser.

Enseguida unas palmaditas se sienten en mi espalda y un vaso de agua aparece frente a mi, lo acepto y después de que me calmo tomo un trago, agradeciendo a mi amigo que parece que por fin se le dio por aparecer. Ni siquiera jugando al buscaminas me sentí con tanto miedo a dar un paso en falso como me encontraba ahora. Pero cuando me calmo le sonrio a marta y le digo:

—Uhh, solo somos amigos.

—Oh cariño, perdóname mi desfachatez, pensé que salían—Me da unas palmaditas en la mano y comienza a hablarme de sus perros.

Después de unos minutos hablando, sé cuantos perros tiene, cual es el que peor se comporta y quien es el que va a ser castrado, cuando le doy una mirada a luca lo encuentro mirándome con una sonrisa divertida y rápidamente me guiña un ojo para luego mirar hacía su tío y seguir con su conversación.

Estamos una hora más, en donde dasha decide hacernos jugar con ella hasta que nos tenemos que ir, no sin antes prometerle a una llorona niña que iremos a visitarla.

Salimos de la casa, saludando a todos, el viento hace que me acurruque más en mi abrigo y soplo mis manos para darme algo de calor mientras espero a que luca abra el auto, cuando siento el sonido de desbloqueo, rápidamente me meto en el auto, después de saludar con la mano a su hermana Layla y a Dasha, que nos miran desde las escaleras.

Es cuando bostezo y acerco mis manos a la calefacción para calentarlas, que luca rompe el cómodo silencio por el cual nos habíamos visto inundados; Todavía me sorprendía la manera en la que a veces podíamos estar callados por horas, haciendo otras cosas sin hacer que sea incomodo o nos sintiéramos obligados a sacar un tema para llenar el silencio.

—¿Del uno al diez, qué tanto te asustó mi familia?—pregunta apartando la mirada de la ruta para mirarme—. No intentes mentirme, que no me voy a sentir ofendido si dices que querías irte desesperadamente.