Pérdidas.

Final.

La última tarde en que las vi, estábamos en la plaza que estaba cerca del departamento, el día estaba realmente soleado y Dasha saltaba de un lado a otro, arrastrándome a todos los juegos y no paro hasta que la obligamos para que tomara su chocolatada y comiera unas masitas.

—Tía Grace—dice agarrando mi mano y haciendo ojitos—¿Vas a venir a mi fiesta en la escuela a verme a actuar?

—Nunca me perdería tu actuación Dasha—digo abrazándola y dándole mucho besos en la mejilla para hacerla reír.

—¿Lo prometes por el dedito?—pregunta alzando su dedo.

—Lo prometo—Alzo el mio y los juntamos.

Los gritos de unos niños llamándola hace que la niña me de una sonrisa, agarre sus masitas y corra hacia ellos.

—No puedo creer que tenga tanta energía—exclame cansada, a pesar de los años conociendo a la pequeña niña rubia, todavía me sorprendía que tuviera tanta energía—, no sé cómo haces para poder seguirla sin cansarte.

—¿Me estás llamando vieja, Grace?—pregunto con una ceja enarcada y una diminuta sonrisa que hacia que su intento de reproche no funcionara.

—Eres sólo cuatro años mayor que yo, Layla—respondí rodando los ojos—. Deberías salir más, sabes que Luca y yo podríamos quedarnos con Dasha.¿Cuándo fue la última vez que saliste a comer con alguna de tus amigas?.

—Eres una de mis mejores amigas, Grace—dijo con una sonrisa—. Y hoy salimos a almorzar y ahora estamos en la plaza.

—Sabes a lo que me refiero.

—La verdad es que no recuerdo la última vez que salí a cenar o a algún lado sin Dasha, ella es mi vida y mi responsabilidad, no quiero dejarla con nadie, aún cuando todos se ofrecen a cuidarla. Además tampoco es como si pudiera dejarla con una niñera porque ella nunca quiere quedarse con personas que no conoce, no esta acostumbrada.

—Lo sé, por eso me ofrezco a cuidarla, ella siempre está hablando sobre ir a casa a dormir y realmente nos encantaría que ella se quede con nosotros.

—Bien, quizás podría aceptar eso y salir con Benjamin.

—Mierda, si—exclamo feliz—. Ese hombre esta esperando hace años que aceptes a salir con él, literalmente ha estado esperando desde mucho antes de que te conociera.

—¿Cómo sabes eso?.

—Luca me contó una vez cuando se quejaba porque le hice esperar meses para aceptar a salir, dijo que por lo menos él tuvo muchaaa más suerte que benjamin que no pasa siquiera  de primera base.

—Tu novio es un pelotudo—dice apartándose el pelo de la cara—. Hablando de él, ¿cómo están ustedes?.

—Bien, ¿por?—digo demasiado rápido.

—Grace, no me mientas, los conozco—dice mientras me agarra la mano—. Sabes que podes hablar conmigo de lo que sea, el hecho de que sea su hermana no quita que seas mi amiga y nunca comentaría nada de lo que me digas.

—Lo sé, solo que las cosas van un poco en declive—murmuro parpadeando para no llorar.

—Oh, cariño—El abrazo que me da es reconfortante y me apoyo en ella por unos segundos antes de apartarme—. ¿Qué es lo que sucede?.

—No creo que este sea el mejor momento para hablar.—comento mirando a dasha que se encuentra un poco alejada de nosotras, jugando con los niños y convidando de sus masitas a todos.

Layla asiente y me sonrié con compresión.

—Bien, pero vamos a tener una noche de chicas un día de esta semana, sabes que Dasha va a caer noqueada antes de que siquiera sea medianoche y podremos beber vino y hablar toda la noche y no acepto un no—advierte cuando nota que voy a negarme.

—Pero esa noche también buscaremos en tu armario ropa linda para ponerte en tu próxima cita con benja.

—Por mi perfecto—exclama con una sonrisa y un pequeño brillo de ilusión en sus ojos, porque aunque nunca lo admita, ella realmente quiere salir con él.

Pero nunca tendremos esa noche de chicas, Layla nunca tendrá esa cita y nunca podre cuidar a Dasha o verla actuar, porque al otro día Layla viajaría a visitar a sus padres y un conductor se dormiría e impactaría su vehículo contra el de ellas, haciendo que quedaran en un estado grave y murieran antes de siquiera llegar al hospital.

A veces, cuando no puedo dormir miro las fotos en mi celular de esa tarde, nuestra última tarde juntas y lloro, por los momentos compartidos y por todos los momentos que nos quedaban por compartir y por lo injusta que es la vida. Hay momentos en los que grito y maldigo, pero a pesar de eso, nunca logro quitarme el dolor que esta impregnado en una parte de mi porque la perdida nunca desaparece, sólo se hace un poco más llevadera.

Pero hay momentos en los que veo algo e inmediatamente quiero contarle de eso a Layla o cuando veo juguetes que le gustarían a Dasha, siento el impulso de ir a comprarlos para ella; Y cuando caigo en que eso no podrá ser es como si alguien me diera un puñetazo en el estomago.

Lo único que me queda es ir a una tumba a hablarle a una lapida y cada vez que lo hago siento que dejo una parte de mi ahí.

Por eso, cuando siento un gran impulso de hablar con ellas e ir al cementerio duele demasiado, escribo cartas y las quemo mientras miro hacía el cielo, si de algo estoy segura es que ellas están en un lugar mucho mejor.

Y espero que si en algún momento me ven, vean que estoy mejor, que ya no me la paso llorando en el sofá, que ya salgo, que estoy viviendo, es lo menos que puedo hacer por ellas, porque estoy segura de que Layla odiaría verme en el ser patético que me convertí por un tiempo.

 




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