Perdido en ti.

Capítulo 1 | La nueva diseñadora.

Aleska

7 de abril, 2019

En esta vida hay que tomar grandes riesgos, incluso si estos están relacionados con abandonar el lugar que te vio crecer. Nunca tuve eso tan claro, hasta que se me presentó una buena oportunidad y tuve que elegir en cuestión de segundos.

Había llegado a la maravillosa Polonia hace menos de tres días y no podía dejar de visitar cientos de lugares. Sin duda extrañaba República Checa pero, ahora empezaría una nueva vida aquí en una empresa realmente reconocida. Fui contratada en la famosa empresa Bosko hace un mes como diseñadora de modas, y mañana empezaría mi labor en la misma. Aquella empresa tenía diseños muy atractivos visualmente y de calidad por lo que debía dar todo de mí misma para sacar adelante a mi nueva empresa.

Polonia era muy diferente a mi amada República Checa, sin embargo me agradaba mucho estar en un lugar completamente nuevo para mí. Polonia es un país de Europa conocido por su arquitectura medieval, herencia judía y por muchos de sus atractivos lugares turísticos.

Solté un suspiro mientras arreglaba mi armario. Esto de mudarse y tener que arreglar todas mis pertenencias no es algo que sea tan de mi agrado. El departamento era muy espacioso para una sola persona así que tenía pensado comprar un par de estanterías para libros, es que yo era una lectora compulsiva sin duda. Mi teléfono celular sonó al ritmo de Liar.

—Buenos días, habla con Aleska Ivanović –sonreí— ¿Con quién hablo?

—La llamo de parte de la empresa Bosko, mi nombre es Lena Kostka. La he llamado porque necesito reunirme con usted antes que empiecen a trabajar.

— ¿En verdad? ¿Cuándo y en donde será?

—Si es posible, me gustaría que fuese dentro de una hora en el centro histórico de Varsovia.

—No conozco mucho de esta ciudad, no obstante pediré un taxi que me lleve hasta allá. La veo allí, hasta luego.

—Hasta luego.

Colgué la llamada y me dirigí al baño a darme una ducha antes de encontrarme con Lena. Lo que más deseaba era que mi vida tomara un rumbo completamente distinto al viajar desde un país tan lejano para establecerme por un par de años.

Mi vida entera se ha resumido a caprichos míos cumplidos por mis padres. Mis padres eran cirujanos de primera categoría por lo que poseían demasiado dinero que mi hermana mayor, Eva, ha sabido aprovechar durante su vida entera. Sí que les tenía mucho aprecio pero últimamente no hemos compartido tantos momentos juntos.

Una hora después, llegué al centro histórico y lo primero que vi fue a una linda pelirroja sonreírme a lo lejos.

— ¡Aleska, por aquí! –Gritó saludándome con entusiasmo, que mujer para más feliz.

— ¿Tú eres Lena? –le pregunté caminando hacia ella.

—Sí, soy Lena –me extendió su mano con una ligera sonrisa— Hay algo de lo que necesito hablar contigo antes de que vayas a la empresa.

—Puedes decírmelo con mucha confianza, te prestaré mucha atención.

—Te lo agradezco –me sonrió y acto seguido, empezamos a caminar— Me han dicho que eres muy buena en tu trabajo y eso es algo que me alegra mucho pues nuestra última diseñadora también era buena, pero no lo suficiente para nuestra empresa. Empresa Bosko es un lugar en el que solo vas a encontrar a personas que serían capaces de dar su vida por el trabajo que realizan, te quiero pedir que te esfuerces mucho para que nuestros jefes estén felices.

— ¿Nuestros jefes? ¿Cuántos jefes tenemos? –Cuestioné riendo una vez más Es que había pensado que solo era uno, como en la mayoría de empresas existentes.

—Nuestros jefes son los dos hijos del matrimonio Bosko: Bruno y Filip.

Lo único que hice fue asentir con un poco de confusión y seguir caminando con tranquilidad.

El resto del tiempo, ella se encargó de explicarme las pautas de trabajo, los horarios establecidos, las fechas de lanzamiento de las próximas colecciones y demás. Me despedí de Lena dos horas después y decidí entrar a una linda cafetería. Al hacerlo, fui directo a pedir un café caliente. Busqué una mesa vacía y tomé asiento con una pequeña sonrisa. Observé a mí alrededor con cierta nostalgia, al fin y al cabo estar fuera de mi país me entristecía un poco.

—Señorita, aquí tiene su café —el mesero puso el dichoso café en la mesa y se retiró con una sonrisa. Saqué mi teléfono del bolsillo derecho de mi pantalón y me dediqué a revisar noticias de último momento.

Agradecí con un asentimiento de cabeza y al voltear la cabeza creo que tuve un enamoramiento a primera vista de un hombre de mi edad.

Bruno

Filip me contaba acerca de la conversación sumamente seria que había tenido con Rosé días atrás por lo que trataba de prestarle mucha atención.

—Han pasado tantos años ya desde que Rosé y tú fueron una pareja. Recuerdo que fueron novios cuando ambos tenían diecisiete años de edad —le dije con una leve sonrisa— ¿Es que no puedes superar que todo eso fue amor de adolescentes?

—Nuestra relación fue una total maravilla en aquel entonces pues tuvo una duración de cuatro años..., ha pasado tanto tiempo desde eso y no puedo dejar de pensar en Rosé ni un solo minuto.




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