Aleska
3 de mayo, 2019
En la empresa se les ocurrió celebrar mi cumpleaños número treinta por lo que ahora mismos estaba a punto de soplar las velas.
— ¡No olvides pedir un deseo! — Kassia me sonrió— Eso es lo mejor de cumplir años.
—Jamás me olvido de algo tan importante —cerré los ojos mientras me cantaban la típica canción de cumpleaños feliz.
El deseo que pedí en mi cumpleaños fue: Que la verdadera búsqueda de la felicidad termine pronto.
3 de mayo, 2019
El día de nuestra partida hacia Corea llegó por lo que me encontraba con Rosé, su familia y Pía. Los padres de mi amiga me agradaban totalmente en verdad.
—Y lo más sorprendente de todo es que Bruno está completamente enamorado de Aleska – Rosé les comentó causando que yo la golpeara con mi codo.
—Ya Aleska, no diré nada mas –me sonrió recordando lo sucedido días atrás en aquel restaurante elegante pues luego de esa noche, ella estaba en deuda conmigo.
—Los padres de Bruno siempre han querido que nuestra hija se case con su hijo mayor, sin embargo eso nunca va a pasar –la madre de Rosé dijo, haciendo que esta se incomodara rápidamente— Es prácticamente imposible que nuestra niña se enamore de su hijo mayor ya que han sido amigos durante su vida entera.
—Si – Rosé se sonrojó por lo que supuse que sus padres nunca se enteraron de su extraña relación con Filip.
Después de haber pasado una de las peores vergüenzas de toda mi vida, Bruno nos llevó a su casa porque ya ninguno de nosotros aguantaba ni un minuto más a Rosé. Digamos que después de todo lo que paso aquella noche, fuimos víctimas de las redes sociales durante cinco días. Sin duda, iba a recordar esa noche toda mi vida.
Podría decir que los últimos días han sido muy buenos para la relación que Bruno y yo tratamos de crear, en verdad lo hemos pasado bastante bien.
—Permíteme decir que este viaje está siendo totalmente de mi agrado —le dije a Rosé mientras llegábamos al aeropuerto— A pesar que todavía no comience.
—Tratemos de bajarnos rápido del auto porque alguien más está esperándonos.
— ¿No se supone que solo seríamos nosotros?
—Seremos todos los que estamos aquí ahora mismo y la familia Bosko —al escuchar eso, me puse muy nerviosa.
— ¿La familia Bosko has dicho? —Abotoné mi abrigo de tela.
—Efectivamente, este viaje lo han planeado mis padres y los señores Bosko. Ya estoy acostumbrada a compartir viajes con ellos dos o tres veces al año.
—No sé con qué cara veré a Bruno después de los casi besos que compartimos ayer por la noche. Me muero de la vergüenza.
Resulta que Bruno me había visitado la noche anterior y casi compartimos más de tres besos.
—Eso ya lo sé —acarició mi hombro cuando íbamos entrando al aeropuerto— Tú solo has como que nada pasó y listo.
—Supongo que seguiré tu consejo —sonreí observando mis uñas— Parece que me estoy enamorando de ese hombre.
— ¿En serio? —Pía cuestionó llegando a nuestro lado— Bruno es un muy buen hombre en realidad, créeme.
—No lo conozco por mucho tiempo en realidad, pero de cierta forma es como si lo conociera de toda la vida —confesé al ver que los Bosko se acercaban a nosotros— Hagamos silencio, ellos ya vienen hacia acá.
Bruno siempre lucía extremadamente elegante, algo que ya era parte de su personalidad en sí, y en realidad aquello me gustaba mucho. Bruno es y será mi hombre ideal por siempre porque además de tener un excelente gusto para la moda, sabe escuchar.
—Aleska ¿Qué estás haciendo aquí? —Cuestionó al llegar hasta donde nos encontrábamos— ¿No se supone que tenías un viaje?
—Este es el viaje que tenía pendiente, Rosé me ha invitado al igual que a Pía –sonreí intentando no mostrarle mi nerviosismo— Apenas me acabo de enterar que vendrían con nosotros.
—Esto ya es algo muy normal en nuestras familias –Filip respondió observado a Rosé— Sumamente normal.
—Aleska, ven que quiero presentarte a mis padres –Bruno me susurró en el oído y me llevó con él de la nada— Mamá, papá, ella es Aleska.
—Que linda muchachita –su madre dijo con una linda sonrisa— ¿Ella es la nueva diseñadora?
—Efectivamente mamá, Aleska es nuestra nueva y talentosa diseñadora de modas.
—Esa soy yo –me presenté con una de mis más sinceras sonrisas— Encantada de conocerlos.
Al subir en el avión, busqué mi asiento y sorpresivamente me tocó al lado de Bruno.
—Parece que el mundo quiere que nosotros dos estemos juntos la mayoría del tiempo –Bruno sonrió sentándose a mi lado y despojándose de su chaqueta.
—Tienes razón –reí cerrando los ojos— Esta es la parte que odio de los viajes.
— ¿Es que tienes miedo a los aviones?
—Definitivamente es eso, tengo mucho miedo a los aviones –solté muerta de la vergüenza— Es algo muy estúpido puesto que ya he ido a varios países de todo el mundo.
—No te pasará nada si estás conmigo –acarició mi mano— ¿Eso ya lo sabes, cierto?
—Ya lo sé –reí viéndolo por unos segundos— No hay nada que me emocione más que hacer un viaje contigo.
Me sonrió de nuevo y se recostó en mi hombro.
—Esto se parece a esas escenas de los libros en donde los protagonistas se confiesan su amor y luego descansan juntos –bromeó.
—Solo que aquí ninguno de los dos le va a confesar su amor al otro.
— ¿Y eso por qué es?
—Digamos que este no es mi lugar favorito para confesarme a alguien.
—El lugar nunca importa, lo que hace que ese lugar sea especial es la persona con la que te encuentras en ese momento.
Volví a sonreír lentamente, evitando verlo a los ojos. Después de haber tratado con Bruno por un par de días, empiezo a desarrollar sentimientos hacia él y no omitiré el hecho de que me da miedo todo esto que he comenzado a sentir.
Ocho horas después estábamos llegando al maravilloso Seúl, que está adornado en su mayoría de fotos de cientos de sus tan amados artistas. Seúl era un lugar muy bonito, incluso he escuchado a muchas personas decir que Seúl es la fábrica de sueños.