Perdido en ti.

Capítulo 8 | Detente.

Filip

5 de mayo, 2019

—Y bueno, básicamente eso es lo que nos dijo nuestra hija sobre ti —la madre de Rosé me comentó— Ni siquiera debería estar contándote esto, así que en forma de agradecimiento tienes que hablarme con la verdad solamente.

— ¿La verdad? —pregunté con miedo. Jamás imagine que llegaría un día en el cual me vería obligado a contar la verdad.

—Sí, solamente me hablaras con la verdad a partir de ahora —me sonrió— Quiero saber si hice mal en tratar a mi hija de esa forma.

—Solo déjeme decirle que la trato de una manera bastante injusta, ella suele decir siempre la verdad. Al parecer, usted no la conoce tanto como debería hacerlo, si le prestara un poco de atención al menos sabría que ella no es ninguna mentirosa.

—He entendido tu indirecta —me dio una sonrisa torcida— Mi hija no mentía en ningún momento, gracias por confirmarlo.

Ambos nos quedamos en un silencio algo incómodo por algunos minutos, hasta que ella volvió a hablar:

—Ya que has confesado la verdad, no veo por qué no deberías contarme su historia de amor...

— ¿En verdad quiere conocer esa lamentable historia? —Cuestioné enarcando una ceja.

—Lamentablemente si...Cuéntame la historia con el mínimo detalle inclusive.

—Soy consciente de que usted me va a odiar fervientemente después de esto —suspiré y me di cuenta que ya no habría vuelta atrás— Antes de nada, por favor sepa que amo a su hija pero que no soy el hombre que ella merece. Rosé es una mujer llena de virtudes, una mujer capaz de amar fuertemente sin importarle nada. Alguien que puede ser una excelente compañera de vida, alguien que rondará tu cabeza día tras día por su increíble belleza y cálido corazón. Alguien que amaras por el resto de tu vida, alguien que no merece ser lastimada.

— ¿Tanto lastimaste a mi hija para que digas esas cosas?

—La lastimé mucho más de lo que usted podría imaginar —un par de lágrimas amenazaron por salir— Lo siento mucho, espero que usted pueda perdonarme.

—Te recuerdo que todavía no me has contado toda la historia...

—Esa historia solo debe ser conocida por las personas involucradas. Perdón, para mi es algo bastante personal.

—Lo entiendo...

—Para recompensarla de una forma u otra, iré a buscar a su hija en toda la ciudad y le juro que la voy a encontrar sin importar nada.

—Es lo menos que podrías hacer.

—Le traeré a su hija de vuelta, lo prometo.

—Ya basta de hacer tantas promesas, tú solo has lo que has dicho y ya.

Aleska

Observé a Bruno en silencio por un par de minutos pensando en todas las cosas que habían sucedido últimamente, especialmente en lo sucedido con Rosé.

—Aleska, has estado un tanto perdida desde ayer —me comentó— ¿Acaso es por lo que ha sucedido con Rosé?

—Ni siquiera deberías preguntarlo —negué con la cabeza antes de seguir hablando— Es que...No logro entender como hay personas que sufren tanto mientras otros saltan de alegría. Es que...El mundo suele ser tan malo en realidad, odio a este mundo tan cruel y oscuro...

—El mundo es un lugar muy oscuro, no tenemos como remediarlo. Lo único que podemos hacer es intentar lidiar con él.

—Bruno... ¿Has pensado alguna vez que tu vida no tiene nada de sentido? —enarqué una ceja al mismo tiempo que dejaba caer una lágrima— He estado pensando en que no he hecho nada bien en años...Dejé mi país de origen sin detenerme a pensar a mi familia ni un solo segundo, no pensé en que esa decisión me alejaría de mi amado mejor amigo, en verdad no imaginé nada de eso.

—Aleska, eres una persona maravillosa que no tiene que estar pensando en ese tipo de cosas —me sonrió— Cuéntame ¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?

— ¿Llevarme al espacio sideral tal vez? —Bromeó al mismo tiempo que comenzaba a reír lentamente— Es solo una simple broma, no hay nada que puedas hacer para que me sienta mejor. No puedes anular un contrato de cinco años...

— ¿Quieres que anule ese contrato? —Me interrogo— Háblame solamente con la verdad, Aleska.

—Quiero volver a casa, quiero volver a ese lugar que me vio convertirme en la persona que soy ahora mismo —volví a llorar suavemente— Pero...así vuelva a casa, no encontraré la razón de mi vida, menos la de mi felicidad.

—Encontrarás la razón de tu vida en el momento más adecuado —sonrió comprensivo— Puede que ese instante todavía no ha llegado, tú tendrías que estar tranquila esperando por él.

—Existen muchas cosas que no he hecho nunca en mi vida —confesé— Si te las digo, no nos iríamos de este lugar en muchísimo tiempo.

—No importa si no salimos de este lugar en días —Rió.

—Quiero que esas pequeñas cosas las vayas descubriendo por ti solo —le dije cuando mi teléfono empezó a vibrar— Oh, gracias al cielo es mi mejor amigo quién está llamando.

—Contéstale entonces —me aconsejó.

— ¿Josué? —Pregunté al contestar la dichosa llamada— ¿Cómo has estado, mi vida?

—No es lo mismo estar sin ti —confesó del otro lado.

—Jamás va a ser lo mismo permanecer sin esa persona con la que acostumbras ser feliz. Para mí eres mi vida entera, siempre lo vas a ser.

— ¿Cómo te has atrevido a estar en casa por un par de días y no avisarme si quiera?

—Han sucedido varias cosas en mi vida en el tiempo que he vivido en Polonia. Siento no haberte avisado, me parece que estaré por allí en un mes gracias a un desfile que realizaremos.

—Estaré esperándote con los brazos abiertos, como siempre lo he hecho.

—Lo siento, de nuevo, te juro que lo siento. Haré que recuperemos el tiempo perdido cuando te vea —sonreí viendo a Bruno—Eres mi mejor amigo, no me importa si estamos en diferentes planetas. Lo que me importa es que nos queramos el uno al otro.

—Oh, es que siempre has sido tan dulce conmigo. Sabes que tienes mi apoyo en cada momento —sonreí al escucharlo— Necesitas recordar que tu mejor amigo te ama infinitamente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.