Perdido en ti.

Capítulo 9 | República Checa.

Bruno

20 de julio, 2019

El lugar en el que estábamos era maravilloso en su totalidad. Colgaban cientos de adornos de colores brillantes en el techo, habían colocado miles de luces y la pasarela era muy extensa en realidad.

—Ya es hora que las modelos empiecen a vestirse –Ludmila me dijo colocándose a mi lado— Es momento de que nosotros también lo hagamos, recuerda que el color principal es el dorado. El traje que te hemos comprado lo tiene Aleska.

—Iré a pedírselo ahora mismo entonces –le sonreí— ¿Sabes en donde se encuentra ella?

—En los camerinos, ella está bastante triste y no conozco la razón. Ve a buscarla rápido antes de que se vaya a su hotel a cambiarse.

—Me voy entonces –empecé a caminar en dirección a los camerinos— Nos vemos luego, Ludmila.

Al entrar al enorme camerino, encontré a Aleska sentada en una esquina con lágrimas secas en el rostro

— ¿Aleska? —Capté su atención mientras veía como empezaba a caminar hacia mí con desgano.

— ¿Necesitas algo? —Cuestionó suspirando con pesadez— Espero que sea algo importante, no estoy de humor para cosas tontas ahora mismo.

— ¿Hay algo que te preocupe? —Acaricié su mejilla.

—No es nada importante —negó con rapidez— Ya dime ¿Qué venías a decirme?

—Ludmila me ha dicho que tú tienes aquel traje que compraron exclusivamente para mí ¿Lo tienes?

—Sí, claro —asintió yendo a buscarlo— Aquí tienes, estaré aquí antes de las seis ¿De acuerdo?

Asentí con la cabeza viendo como tomaba su cartera y empezaba a caminar. Me mantuve en silencio hasta que me atreví a decirle algo antes que desapareciera:

—Oye, Aleska ¿A dónde vas? —vi cómo dio la vuelta y sonrió tristemente.

—Tengo que prepararme para el desfile, no querrás que la diseñadora de moda principal no luzca como tal —rió con delicadeza— Me veré muy bien, te lo puedo asegurar.

—Esperaré con ansias para verte lucir preciosa como todos los días —le di un abrazo antes de dejarla partir— Aunque no sé qué es lo que te sucede en este momento, me gustaría que cuando regreses muestres una sonrisa completamente sincera de oreja a oreja.

—Tenlo por seguro —rió y se fue sin más.

Todo a mí alrededor empezaba a ser un caos. Todos los trabajadores de la empresa corrían a vestirse adecuadamente al mismo tiempo que se morían de nervios por conocer las reacciones que generaría nuestros nuevos diseños, los cuales en su mayoría fueron hechos por Aleska.

Rosé

Me bajé del avión privado de uno de los mejores amigos de Wonho percatándome que mi sombrero no volara con el viento. Tomé la mano de Wonho y ambos terminamos de bajar con una pequeña sonrisa en completo silencio.

—Ya es real, hemos llegado a República Checa —me anunció y a pesar de que me sentía bastante alegre por estar en un país desconocido, también no podía hacerme a la idea que vería a Filip casi dos meses después— ¿Rosé, te estás sintiendo bien?

—No me siento tan feliz —esbocé una mueca viendo cómo nos ayudaban con nuestras maletas— Ya son las cuatro y media, deberíamos irnos ahora si queremos llegar a tiempo.

— ¿Al menos sabes la dirección exacta del desfile?

—Definitivamente no —negué— Le llamaré a Aleska a decirle que ya hemos aterrizado.

Me separé un poco de Wonho observando mis tacones y esperando con poca paciencia a que mi amiga respondiera.

— ¿Hola? —su voz sonaba apagada.

— ¡Aleska! Hablas con Rosé, llamo para decirte que ya he llegado a República Checa —sonreí al saber que pronto la vería— Pero no conozco la ubicación del desfile.

— ¿Sigues en el aeropuerto? —Su voz sonaba un poco más emocionada.

—Apenas bajé del avión así que sí —reí— ¿Me darías la ubicación?

—Tú solo súbete a un taxi y pide que te lleven al Grandium Hotel Prague, al llegar a recepción diles que vienes a verme. Yo ya les diré que deben dejarte pasar, sin embargo necesito que te apresures en venir.

—Llegaré pronto —sonreí— Estaré allí con Wonho.

— ¿Wonho?

—Hay algo que no sabes —susurré— Es que he compartido un par de besos con Wonho y tal parece que he comenzado a enamorarme de él. Solo que me siento bastante temerosa por volver a ver a Filip de nuevo, aparte me he quedado con la duda de aquel admirador secreto que tenía en Polonia.

— ¿Admirador secreto?

—Es que no conoces esa historia —reí viendo con Wonho se acercaba a mí— Luego habrá tiempo para contártela, me voy ahora mismo que si continúo hablando contigo no voy a llegar a tiempo.

—Está bien, adiós.

Colgué la llamada y me apresuré en avisarle a mi acompañante que debíamos ir al hotel en el que se hospedaba Aleska. Podría caerme en cualquier momento gracias a los estúpidos nervios y el arrepentimiento que cargaba sobre mi espalda.

A veces, es difícil permanecer en un lugar que no hace nada más que hacernos daño. No obstante, también es difícil huir y regresar a aquel lugar. Me siento mal pues salí huyendo de repente y nadie volvió a saber nada de mí en dos meses enteros. ¿Hice lo correcto o cometí un error que se puede considerar un tanto grave? Creo que no he sido lo suficiente valiente para quedarme y enfrentar la realidad como la persona adulta que se supone que soy.

—Oye Rosé —cuando me di cuenta ya habíamos llegado al hotel— ¿Hay algo que está mal en ti hoy? Me parece que estás fuera de este mundo por completo.

—No es fácil volver a encontrarme con aquellas personas que me hicieron daño. Estoy segura que mis padres también han venido y no sé qué decirles cuando me pregunten por qué me he ido de la nada...

—Deberás decirles la verdad —me aconsejó acariciando mi hombro.

— ¿La verdad? ¿Y cuál es la verdad? —me pregunté a mí misma en voz alta— ¿Que he estado viviendo con un hombre al que apenas conozco y que me he besado con el mismo? ¿Wonho, cómo quieres que les diga algo así a mis padres? Voy a parecer una loca al decirles eso.




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