Rosé
29 de Agosto, 2019
Bajé las gradas de mi departamento y abrí la puerta principal encontrándome con Filip, quien llevaba una pésima cara.
—Aún tengo la llave de tu departamento —me las mostró y las puso en la palma de mi mano— Tenía que entregártelas.
—Gracias —le sonreí— ¿Solo has venido para eso?
—Antes dije que deseaba tener un buen final para nuestra extraña historia. No dejaré que el tiempo siga pasando sin arreglar las cosas, por lo que quiero que hablemos.
— ¿Deseas pasar, Filip?
—No, no, no —negó— No es necesario, diré lo que tenga que decir aquí mismo.
—Soy toda oídos —me crucé de brazos y traté de prestarle toda la atención del mundo— ¿Quién comenzará?
—Rosé...Permíteme decir todo lo que debo agradecerte por mantenerte tantos años a mi lado. En primer lugar, me obligaré a mí mismo a alabar el hecho que te has estado conmigo por muchísimos años y eso es algo digno de respeto. Supiste amarme con tu noble corazón y pido disculpas por no poder hacer lo mismo. El problema en nuestra relación fui yo, qué lástima Rosé. Lamento por hacer que te entregaras a mí en cuerpo y alma, lo siento.
—No pidas perdón por algo que lo decidí yo —negué dándole una mirada— Fue una buena experiencia todo lo que vivimos, inclusive los malos momentos y las estúpidas peleas. Todo eso, me hizo la persona que soy en esta etapa de mi vida. Te guardo en un lugar muy importante de mi corazón porque te amé y te adoré sin fin, me llenaste de días buenos, hiciste que me descubriera a mí misma, en verdad fuiste una parte importante en mi vida. Pasamos muchas gratas experiencias, fuimos jóvenes alocados y rebeldes cientos de veces, nos comportamos como adultos después, tomamos cientos de fotografías para enmarcarlas luego, reímos por cosas tontas, viajamos por el mundo, fuimos a parques de diversiones, conocimos los mejores restaurantes, nos emborrachamos y no supimos ni nuestros nombres, probamos miles de platos exóticos, nos escapamos para ir al mar, nos llenamos de arena, le encontramos el sentido a la vida. Ahora, que ya han pasado tantos años, trataré de descubrir quien realmente soy y que es lo que quiero seguir haciendo durante mi vida. Busca alguien que sea totalmente capaz de darte más cariño del que yo pude brindarte, y cuando la encuentres házmelo saber. Necesito saber que ya eres más feliz de lo que fuimos juntos.
—No soy una persona perfecta ya que continúo aprendiendo y sigo equivocándome. Nunca quise hacerte todo eso que te hice y lo lamento cada día de mi vida. Antes de irme, quiero decirte que he encontrado una razón para irme y cambiar lo que siempre he sido, una razón para empezar de nuevo —confesó negando con la cabeza— Tengo una razón para irme, y la razón eres tú.
Me perdí en sus ojos como la primera vez, recordé una vez más todo lo vivido y sonreí.
—Ha sido maravilloso onocerte y formar una historia de amor tan inolvidable –reí— Quiero dedicarte algo antes que no volvamos a vernos de esta misma forma.
— ¿Qué es eso?
—Esta es la última canción que te dedico en todo lo que me queda de vida —confesé empezando a reproducir uno de los temas de Sam Smith— Esto es doloroso, sumamente doloroso.
"Así que recojo los pedazos
Y me subo al tren de medianoche
Tengo mis razones
Pero, amor, no puedo explicarlo
Siempre te voy a amar
Pero esta es la noche en la que elijo marcharme"
Lo único que se escuchaba eran nuestros llantos unidos. Tenía el alma rota al igual que la mía. Todo iba bien, sin embargo uno de los dos se dio cuenta que no era lo correcto lastimarnos el uno al otro por más tiempo.
Una parte de mi corazón se estaba yendo con el e imaginó que esa parte de mi corazón no volverá jamás.
—Duele, duele más de lo que pensé –sollozó— No soy bueno para decir adiós.
—Soy consciente –asentí mirándolo con atención— Necesitaremos tiempo para sanar las heridas.
—Algunas heridas sanaran con el tiempo, otras no lo harán pues hay heridas que siempre se mantendrán abiertas.
Volví a tragar saliva y observé la hora en el teléfono. Eran las doce y cuarto, tal vez esta hora no sea tan fácil de olvidar.
—Creo que ya debo irme –se puso de pie imite su acción— Déjame darte las gracias por todo una vez más, Rosé –se acercó a mí y me abrazó con mucha fuerza— Te amo con mi vida, pequeña muchacha. Para mí, siempre serás la chica que me pidió que la acompañara a teñirse el cabello por primera vez.
—Desearía despertarme con amnesia y olvidar el dolor que tengo –me fundí en su cuello llorando como nunca lo había hecho hasta ese momento— Duele mucho dejarte ir.
—Duele más porque dejamos que pase mucho tiempo antes de hacerlo, esto es culpa de ambos –besó mi mejilla y acarició mi mejilla— Eres sumamente hermosa tanto por dentro como por fuera, por favor no le entregues tu corazón a quien no lo merezca, un claro ejemplo de alguien que no lo merecía fui yo.
—Tenlo por seguro, Filip –asentí viendo como empezaba a alejarse— Tenlo por seguro.
—Adiós –susurró y me sonrió—
—Adiós –susurré observando cómo subía a su auto y lo encendía— Nunca saldrás de mi corazón, te lo prometo Filip.
Esperé a que el despareciera por completo para caer al suelo mientras lloraba con fuerza. Marqué el número de Aleska con rapidez:
—Aleska ¿Podrías venir? Acaban de romperme el corazón –sollocé— Por favor, te necesito...
Aleska
Bajee de mi automóvil con eficacia y corrí a abrir la puerta de la casa de Rosé, por suerte ella me había entregado un copia de la llaves unos cuantos días atrás. La busqué y la encontré en la concina con el maquillaje corrido, sus ojos estaban hinchados y rojos.
— ¿Qué sucedió? ¿Por qué lloras tanto? –Me acerqué a limpiar sus lágrimas con un pañuelo— ¿Ha sido Filip?