Perdido en ti.

Capítulo 17 | Tu risa es la mejor medicina.

 

Aleska

20 de septiembre, 2019

Sonrío mientras veo como todos mis compañeros de trabajo festejan el hecho de que compartiremos una fiesta juntos. Observo mis uñas con detenimiento y trato de pensar en algo que me quite el estrés.

—Pronto serán las ocho, así que vámonos ya mismo —Pía sonrió saliendo con todos los miembros de la empresa detrás de ella, a excepción de Bruno y Ludmila que estaban bastante ocupados con el trabajo.

— ¿En verdad iremos? —le pregunté a Rosé cuando solo quedamos las dos— Lo que quiero es estar en mi cama comiendo una barra de chocolate mientras veo programas de comedia.

—Opino lo mismo —suspiró— Ya vámonos.

—Espera —le ordené— Quiero tener una pequeña conversación contigo antes de ir con los demás.

—Cómo quieras, amiga —sonrió— ¿De qué trata esa conversación?

—No hemos tenido la oportunidad de hablar de todo lo que ha sucedido en nuestras vidas —reí— ¿Wonho ya te ha pedido que seas su novia?

—El mismo día de mi cumpleaños —asintió— ¿Bruno ya te ha pedido lo mismo?

—El mismo día de tu cumpleaños —repliqué tal y como lo hizo ella—Qué grata coincidencia.

— ¿Te das cuenta de que nuestros aniversarios son el mismo día? —reí.

—Qué gran coincidencia —volvió a sonreír— ¿Ya te ha besado?

—La primera vez que lo hizo, mi corazón iba a explotar o eso creí. Fue como un beso de una película de romance.

— ¿Estás sumamente enamorada de él verdad? — Se cruzó de brazos.

— ¿Cómo no iba a estarlo? Es un buen amor —reí— Simplemente nos volvemos locos por el otro. No necesitamos ni una sola palabra para confesarnos antes el otro, nuestros miradas ya lo hacen —suspiré— No quiero que Bruno desaparezca de mi vida nunca. Él es la parte de mí que he estado buscando desde siempre.

—Es simplemente humana la manera en que te sientes.

Al entrar a aquel bar y ver todo lo que este tenía, sería una mentira cruel decir que no quedé totalmente sorprendida.

—Este es uno de los mejores bares de Varsovia —Filip me sonrió— ¿No lo parece?

—El lugar me gusta mucho —respondí buscando con la mirada a Bruno, pensando que había llegado ya— ¿Dónde está Bruno?

—He notado que últimamente te preocupas mucho por Bruno...—al decir eso, supuse que no estaba enterado de que ambos ya éramos una pareja formal. Como su hermano no se lo había dicho, yo tampoco quise hacerlo— Pero, omitiré aquello.

—No has respondido a la pregunta que te hice...

—Bruno debe de estar por llegar, él y Ludmila se han quedado arreglando un par de detalles

— ¿Él y Ludmila? —pregunté y estoy segura de que la expresión de mi rostro cambió. Pensé que estaban realizando su trabajo por separado.

—Relájate, celosa compulsiva —gritó causando que recibiese un golpe de mi parte.

—Cállate Filip, alguien puede escucharte —solté con rabia. Minutos más tarde, Filip fue por un par de bebidas y Lena se quedó conmigo.

— ¿Crees que Bruno demore en llegar?

—Ivanović, permíteme decir que se nota que te has enamorado de uno de nuestros jefes.

—Bruno me gusta, solo que quiero mantenerlo en secreto —mentí.

—Hablando de Bruno...—susurró— Acaba de llegar con Jane.

— ¿Con Jane? —Solté un suspiro de enojo pues no he logrado conocer a la chica por completo— Será mejor que hoy vuelva a casa temprano.

—Jane está enamorada de Filip, o eso da a entender.

— ¿Crees que Jane esté enamorada de Filip?

—Es más que evidente que ella quiere tener una relación con Filip.

—Has silencio, ya están viniendo hacia acá —le dije observando a Bruno y acomodando mi cabello por inercia— ¿Me veo bonita?

— ¿Por qué tener esa necesidad de parecer atractiva ante los ojos de un hombre? Quién de verdad te ama, apreciara tu belleza natural incluso en tu peor momento.

—Tienes razón —asentí revisando mi teléfono y enviándole un mensaje de texto a mi padre—

—Hola chicas —Jane nos saludó— ¿Han visto a Filip por aquí?

—Ha ido por unas bebidas —respondí con una leve sonrisa—

—Iré a verlo, vuelvo pronto —dicho esto dio la vuelta para empezar a caminar con rapidez—

Un teléfono sonó de repente, que resultó ser el de Lena.

—Voy a contestar afuera, aquí no soy capaz de escuchar prácticamente nada —se levantó y caminó en dirección a la salida del bar—

Observé de reojo a Bruno y me di cuenta que veía mi rostro.

— ¿Te quedarás en este bar por mucho tiempo? —Interrogué enarcando una ceja—

—Tal vez me quede un par de horas ¿Tú que harás?

—Quiero irme a casa temprano.

—Quédate conmigo —pidió causando que mi ritmo cardiaco se acelerase— Por favor, quédate conmigo.

—Mi amor...—susurré lo suficientemente alto como para que pudiese escucharme— ¿Qué estás haciendo conmigo? ¿Qué intenciones tienes?

—Aleska Ivanović, eso es algo que tienes que descubrirlo por ti misma.

—Por favor, dímelo ahora —sentí que mi garganta se cerraba rápidamente y que lágrimas silenciosas caían por mis mejillas.

—Preciosa ¿Por qué lloras?

—Suelo ser muy sensible...y al verte, yo soy más sensible aún —confesé cerrando mis ojos y esperando a que dijera algo— Lo siento, debo parecer una ridícula.

—No digas eso —sonrió tomando mi mano para acariciarla— No quiero verte llorar, porque alguien tan preciosa cómo tú no debería hacerlo.

Mi corazón se encogió al escuchar sus palabras. Unas pocas lágrimas más bajaron por mis mejillas y pensé en lo que atravesaba en este momento: el gran enamoramiento que he desarrollado hacia Bruno Bosko.

—Lamento hacerte pasar por un momento como este —me disculpé viéndolo a los ojos.

—No es necesario que me pidas disculpas... ¿Quieres bailar conmigo por un momento?

Asentí con un leve sonrojo, me puse de pie para que me llevara a la pista de baile. Bailamos por unos minutos, para luego fijar mi vista en Jane y Filip. Algo me decía que esos dos se traían algo, luego vi a Rosé sonriendo mientras estaba en el teléfono.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.