Bruno
21 de marzo, 2020
Estaba en el departamento de Aleska, observando cómo esta bailaba y preparaba el desayuno para ambos. Habíamos tenido días muy complicados en la empresa debido a la planificación de la fiesta de máscaras y por fin podríamos descansar un día entero.
—Amo verte actuando con naturalidad, sin tener que adaptarte a los estereotipos de la sociedad.
—No me gustan nada los estereotipos ¿Eres consciente? —Susurró volviendo a bailar con delicadeza— En verdad, no me gustan nada.
—No te ajustas a ningún estereotipo de la sociedad, y eso es precioso en realidad. Todo en ti es hermoso, lo juro —me acerqué a ella para poder abrazarla por la cintura— Tu olor es exquisito, mi amor.
— ¿Cómo es que nos enamoramos? —Rió— Todavía no logro conseguir una respuesta lógica.
—Es imposible saber cómo llegaste a enamorarte de alguien, el amor es algo imposible de explicar.
Sonrió con dulzura y juntó nuestros labios una vez más. Yo la amaba mucho, por lo que me atreví a decirle algo que rondaba mi cabeza días atrás:
—Aleska... ¿Vendrías a cenar conmigo hoy por la noche? —Planté un beso en su mejilla y peiné su cabello.
—Sí quiero —respondió— Dime el lugar y la hora y me tendrás allí.
—Cómo diga mi princesa —besé sus labios y la volví a abrazar.
Esta noche sería la noche que cambiaría el significado de nuestra relación.
8:35 PM
Estuve en el lugar que le indiqué a Aleska una hora antes que ella, así que tuve tiempo para contarles a los empleados del lugar mi plan para con mi pareja. Le diría que deseaba envejecer a su lado, le pediría que se casara conmigo. Me senté en una de las mesas del centro y la observé entrar con una linda sonrisa, un delicado vestido rojo, preciosos tacones y sus labios pintados de un fuerte rojo carmesí.
— ¿Ella es la mujer a la que está esperando? —El mesero me susurró con una sonrisa.
—Sí, ella es mi novia —le contesté riendo por el nerviosismo— Aleska Ivanović.
—Buenas noches —Aleska llegó y se sentó en una de la sillas y nos sonrió— Bruno, qué bueno encontrarnos.
—Hoy será muy especial ¿Sí? —le sonreí tomando su mano y el mesero entendió la señal: ir por el postre de chocolate, el cual poseía un anillo de compromiso dentro.
—Me alegra que estemos cenando en un restaurante tan bonito como una pareja —sonrió con ternura y eso me hizo sentir segura de mi decisión— Me gustaría que después fuéramos a algún lugar muy lejano.
—Te llevaré a Canadá en tu próximo cumpleaños. Sabes que solo debes contarme tus deseos y los haré realidad. Algo así como un genio.
El mesero trajo el postre y tragué saliva con dificultad. Le agradecí al mesero con un asentimiento de cabeza.
— ¡Es un delicioso postre de chocolate! —Aleska aplaudió— No puedo esperar a comerlo...
—Se ve delicioso —afirmé y empezó a comer, cuando iba a meter el segundo pedazo a su boca se dio cuenta que algo brillaba.
—Oh ¿Qué será esto? —esbozó una mueca y con la cuchara logro sacar el anillo, al hacerlo no dijo nada y se echó a llorar con fuerza— Demonios.
Comenzó a llorar con mucho más fuerza y todos dirigieron su mirada hacia nosotros. Su llanto era incontrolable, así que ocultó su rostro entre sus brazos.
—Aleska...discúlpame si he querido dar este paso de manera tan rápido, te entiendo completamente si no quieres que nos casemos aún —acaricié sus brazos— Por favor, dime algo.
— ¿Cómo no quieres que lloré si el amor de mi vida me pide que me case con él? ¿Cómo me mantengo fuerte si ni siquiera sé cómo debería reaccionar? Eres mi primer amor, mi amor de verdad, mi amor a primera vista, mi amor sumamente inevitable. Me has causado tantas emociones diferentes, que no conozco cuál debería ser mi reacción cuando nunca me ha pasado algo como esto. Te pido que te quedes conmigo porque te amo como no lo imaginas, por favor quédate.
— ¿Acaso es eso un sí? —Me emocioné y elevé mi tono de voz.
—Obviamente mi respuesta ante tu propuesta es un sí, si me lo pides como me gustaría —sonrió con orgullo— Ya sabes, cómo normalmente se pide matrimonio.
Asentí y me puse de rodillas mientras me encargaba de acariciar sus manos con amor, me aclaré la garganta y le dije:
—Aleska Ivanović, eres la mujer que hizo que mi corazón enloqueciera desde que te vi por primera vez. Conocerte fue un disparo al corazón, mujer de mi vida. Amo cada cosa en ti: tu personalidad tan interesante, tus talentos, tus adicciones a la comida o a los dulces en especial, tu amabilidad y lo cálida que eres con todas las personas, el interés que pones en todo y todos, tu armoniosa risa, como te sonrojas al escucharme decirte algo bonito, tu feminidad, tu estilo, lo buena que eres caminando con tacones, como te acercas a mí y me abrazas con cariño, pasar momentos contigo es lo mejor que me puede pasar día a día. Aleska te amo, realmente te amo, por lo que te pido que te cases con este hombre como te lo mereces. Y sin importar tu respuesta, te agradezco por amarme tal como soy.
—Yo debería de agradecerte a ti por enseñarme a que la vida puede cambiar de la nada y ser maravillosa. Ya imaginas que mi respuesta es un rotundo sí —se agachó a mi altura y plantó un ligero beso en mis labios— Acepto casarme contigo, mi amor.
Las personas presentes aplaudieron con fuerza. Mi plan sirvió por completo y me sentía feliz por ello.
— ¿Quién te dio esa idea de poner el anillo en un postre? —Rió dejando que le pusiera el anillo.
—La idea ha sido solo mía ¿No te parece ingeniosa?
—Ingeniosa porque sabías que me lanzaría a comer ese pastel tan bueno, me conoces tan bien...
— ¿Cómo no conocer tan bien los gustos y actitudes que tiene mi futura esposa?
— ¡Me encanta como suena! —Rió y me estrechó entre sus brazos— Pronto seré la señora de Bosko, es que no lo puedo creer...