Perdido en ti.

Capítulo 24 | El duelo.

El cuerpo de Rosé fue sacado en una ambulancia unos cuántos minutos después de que su círculo de personas más cercanas, descubrieran su cuerpo en la bañera. Aleska no paraba de llorar en brazos de Bruno, quién lloraba silenciosamente y observaba todo lo que sucedía a su alrededor como si fuese un cruel mentira. Filip sollozaba sentado en la acera, es que jamás se sintió tan vacío como ahora. Wonho, el hombre que amaba a Rosé con mucha más sinceridad que cualquier otro, estaba a punto de morir pues no parecía ser capaz de permanecer de pie. Los integrantes de la empresa Bosko no podían creer en lo que sus ojos veían, en especial la mejor amiga de Rosé: Pía, que no decía ni una sola palabra y miraba a la nada.

— ¿Cómo ha sucedido esto? —Aleska le susurró a su prometido— ¿Por qué tuvo que hacerlo?

—Seguro tenía sus razones —Su voz no sonaba con tanta fuerza como de costumbre.

—Adiós, mi amor —Wonho susurró observando el cuerpo sin vida de su esposa. Él no podía creerlo.

Ninguno de ellos, pensó en que la vida de Rosé terminaría en un trágico suicidio.

Filip no aguantó seguir viendo como enterraban a esa mujer que pudo amarla tanto como ella lo hizo. Caminaba agachando la cabeza, tratando de evitar que alguien la viese llorar. Continuó caminando hasta que visualizó a Wonho cerca de un árbol.

— ¿Por qué demonios estás aquí? Pensaba que no vendrías —le preguntó alzando un poco la voz— ¿Para qué has venido?

—Soy el único hombre que pudo amarla como lo merecía —Wonho respondió con dureza—Tengo más derecho que tú de estar aquí.

—Mantuve una relación con ella por treces años, tú la conociste hace menos de dos.

—Soy su esposo y yo la amé cuando más lo necesitó —suspiró con tristeza— Le di todo de mí, la amé con toda la sinceridad que existe en mi corazón. Yo pude amarla mientras tú no estuviste ¿Sabes? Rosé era una persona muy buena rodeada de personas muy pobre de alma.

—Tú no pudiste conocer ni la cuarta parte de su vida —le grité— ¿Cómo puedes atreverte a decir que la amaste más de lo que yo lo hice?

— ¿Cómo te atreves tú a decir que la amaste más que yo, que lo hice con sinceridad? —Se exaltó soltando un par de lágrimas—Dime ¿Cómo te atreves?

— ¡No hagas que pierda la paciencia! —Le agarró del cuello dispuesto a darle un buen golpe.

— ¡Maldición, ya basta los dos! —Bruno intervino- ¿Cómo se atreven a discutir en el funeral de Rosé? —ante eso ninguno de los dos pudo decir algo, pues a pesar de todas las diferencias que tenían, también tenían algo en común: traían el alma rota por la decisión que Rosé, la mujer de su vida, había tomado.

—Ya basta, por favor —Aleska sollozó— Ya basta.

Filip soltó el cuello de Wonho y apenas lo hizo, Aleska corrió hacia él para ver si se encontraba bien y se lo llevó bastante lejos.

—Filip, cálmate —Su hermano le ordenó— Tal vez esta sea la última vez que lo veas.

— ¿Te encuentras bien? —Aleska le preguntó a Wonho mientras observaba como Bruno trataba de calmar la ira de su hermano.

—Sí, es solo que perdí la paciencia —Aleska vio cómo se limpió las lágrimas que caían por su rostro.

—Tu corazón está roto en mil pedazos —asintió viéndolo con tristeza— Entiendo cómo te sientes porque también tengo el corazón roto. Ninguno de nosotros imaginó que las cosas iban a terminar así.

—No sé qué voy a hacer con mi vida después de que Rosé ya no está — Wonho comenzó a llorar con fuerza en el hombre de la diseñadora al mismo tiempo que ella solo era capaz de abrazarlo. Ella jamás ha visto llorar a una persona tanto como él lo hacía en ese momento. Y extrañamente, no tenía idea de lo que podía decir así que se limitó a abrazarlo con fuerza.

—Lo superaremos juntos —sollozó, posiblemente más fuerte de lo que él lo hacía— Lucharemos por ella. Nos mantendremos en nuestra memoria hasta la eternidad, pero continuaremos viviendo felices y agradecidos por todos los momentos que ella nos dio, ya sean buenos o malos. Rosé dejó una huella muy significativa en nuestra vida —lo abrazó con más fuerza—Puedes quedarte en mi departamento hasta que encuentres estabilidad emocional -acarició su espalda— Hablaré con Bruno para que pueda quedarte con nosotros.

—Yo no tengo que hacer aquí —le dio una sonrisa tímida y nostálgica —Rosé fue algo pasajero que apareció en mi vida con el objetivo de que me enseñara a confiar plenamente en otra persona, aprender a amar sin condición, a amar cada pequeña parte de alguien más. Rosé llegó a mi vida para dejarme un aprendizaje y siempre le estaré agradecido.

—Ha sido un gran gusto conocerte en cierto punto de mi vida —le arregló el cabello— Un gran gusto. Recordaré cada una de nuestras conversaciones sobre Rosé y sobre nosotros mismos. Ya que te irás, necesitas saber que una parte de mi alma se va contigo. Fue un gran placer cruzarme contigo en el camino de la vida, Wonho.

Él le sonrió antes de abrazarla con cariño de nuevo. Fue soltando su mano y comenzó a alejarse. Observó cómo se iba alejando y le daba una mirada fugaz a Bruno y Filip, también hizo una notable reverencia.

Aquel hombre pudo regalarle momentos extraordinarios, supo hacerla reír cada vez más y le hizo creer en sí misma.

Y aquella vez tan triste, fue la última vez que lo vio.

Rosé

1 de abril, 2020

Abrí mis ojos de pronto, encontrándome con paredes blancas y que me encontraba conectada a muchos cables. Solté un grito e intenté sentarme, pero los brazos de alguien me detuvieron.

—Acaba de despertar, por favor no haga mucho esfuerzo —un hombre mayor me dijo, este era un doctor.

— ¿Acaso estoy viva? Creí que había muerto -me eché a llorar, realmente quería estar muerto— Incluso vi mi propio funeral, lo juro.

— ¿Viste tu propio funeral? —una enfermera cuestionó con sorpresa.

—El síndrome de Cotard —el médico respondió casi de inmediato— Me parece que padeces dicho síndrome.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.