Perdido en ti.

Capítulo 25 | Una promesa eterna.

Rosé

18 de abril, 2020

Pasaron un poco más de dos semanas hasta que mi estado mejoró, no del todo, pero lo hizo. Wonho pasaba conmigo tres días a la semana y me traía mucha comida y accesorios de su país. La familia de Wonho también ha estado muy pendiente de mí, en este momento Aleska y yo estábamos decidiendo los detalles de su boda junto a la madre de Bruno.

—Ahora que uno de nuestros hijos va a casarse, queremos hacerlo al estilo polaco ¿Tienes algún problema con eso?

—No, en realidad no hay problema. Pueden hacerla al estilo polaco, pero me gustaría que me lo explicaran bien porque no conozco nada sobre este.

—En primer lugar, el novio llega con sus padres a la casa de la novia justo antes de la ceremonia. Los padres dan la bendición a la pareja. Los novios deben entrar juntos a la iglesia, al salir de ella se lanzarán billetes y el que atrape más es el que se encargará de la economía, al llegar a la recepción uno tomará el vaso de vodka y otro el de agua. A todos se les dará una copa de vino espumoso, la novia y el novio pueden dar un pequeño discurso.

—En serio que nunca escuché como se celebraba una boda en Polonia —susurré mientras reía— Me gusta mucho, por mí no hay problema con que la celebremos así.

— ¿Qué tipo de look quieres para la boda?

—Quiero ser yo simplemente, solo quiero ser yo. Por suerte, el tinte de mi cabello ya se ha ido desgastando, dejando así mi color de cabello natural.

—Eres muy bonita —la madre de Bruno me halagó— Qué bueno que te convertirás en la esposa de mi hijo.

Pasamos algunas horas hablando sobre cada detalle de la que sería la boda del año, o quizás del siglo. Ellos se casarían en septiembre, pues querían celebrar su primer aniversario como una pareja con una boda majestuosa. A las cinco, me puse de pie debido a que tendría una cena con mis padres.

—Yo ya debo irme —anuncié con una tímida sonrisa— Mis padres quieren que tengamos una conversación.

— ¿Quieres que te acompañe? No sé si seas capaz de manejar el auto cuando no ha pasado tanto tiempo desde tu accidente.

—Llévame hasta allá, entonces —le pedí mientras abrazaba a la madre de Bruno con un poco de fuerza.

—Volveré en unos días —Aleska le dijo a su futura suegra— Gracias por recibirnos a ambas hoy, hasta luego.

Nosotras salimos de la casa de los padres de Bruno con una ligera sonrisa. Las cosas iban mejorando de a poco, y estaba próxima a encontrarle el verdadero sentido a la vida.

— ¿Estará bien que te quedes con tus padres a solas? —Cuestionó al estar a punto de llegar a la casa en la que crecí— ¿Te sientes bien quedándote a solas con ellos?

—Es necesario que empiece a soltarme un poco de nuevo —respondí sin mirarla— Tenemos una conversación pendiente que no puedo seguir aplazándose más, me urge saber la verdad antes de mudarme a Seúl.

—Vete ya entonces —Aleska sonrió e hice caso a lo que dijo al instante.

—Buenas noches —anuncié entrando a la casa con un semblante serio, encontrándome a mis padres sentados en la sala compartiendo un poco de café— He venido a que me digan las cosas directamente, mientras más rápido lo digan pues va a ser muchísimo mejor ¿No lo creen? Por favor, apresúrense.

—La verdad ya ha sido puesta sobre la mesa —mamá empezó— Aquella noche te dije la verdad absoluto, así que no hay nada que decir.

—Mamá, creo que no te diste cuenta que intenté acabar con mi vida gracias a esa terrible noticia que recibí de tu parte ¿Crees que es justo para mí? No, no lo es —me exalté y respiré para no perder la compostura— Me iré en septiembre u octubre a Seúl y no tengo planes de volver a Varsovia. Sepan que me iré muy dolida por su causa y que deseo que continúen teniendo una buena vida. Por favor, a partir de ese día olvidemos que el otro existe. Olviden que tienen una hija.

Me di la vuelta de repente y solté un pesado suspiro. La voz de mi padre me detuvo:

— ¿Te piensas ir y fingir que no tienes padres? ¿Eso vas a hacer, hija?

—Nuestra relación no es benéfica ni mutualista, no sentimos amor por el otro ¿Por qué seguiríamos viéndonos cuando las cosas son tan malas entre nosotros?

—Las cosas podrían ser mejores en el futuro si ponemos de ambas partes...

— ¿Te parece que quiero que las cosas mejoren? Son mis padres y los quiero por ello, sin embargo no han sido buenos conmigo y me cuesta intentar verlos de otra manera...

Sentía que me empezaba a faltar el aire, por lo que tuve que salir corriendo y subirme al auto de Aleska, al hacerlo ella trató de asegurarse que me encontraba bien:

— ¿Qué pasa? ¿Necesitas que te lleve al hospital? —Su rostro demostraba preocupación— Dime que sucede.

—Sufro un ataque de ansiedad, Aleska.

— ¿Ansiedad? –Se puso muy nerviosa— Está bien, está bien, tú solo trata de respirar con lentitud por favor, trata de calmarte un poco –acarició mi espalda y asentí lentamente.

Los minutos que me encontré en ese estado, parecieron una eternidad. Me fui calmando poco a poco y cuando lo logré, le dije:

—Gracias Aleska, me siento mejor ahora —le sonreí— ¿Me llevas a casa? Me aparece que hoy llegaba Wonho.

—Ya debe estar en casa, vámonos.

Al llegar, bajé con rapidez del auto y entré a la casa para ver a Wonho, quien preparaba algo en la cocina.

—Oh, mi vida —susurró acercándose a mí y besando mis labios por varios segundos— ¿Cómo has estado? ¿Te has sentido bien?

—Acabo de tener un ataque de ansiedad hace unos cuantos minutos, Wonho...

—Ha sido toda la culpa de sus padres —Aleska comentó entrando y saludando a Wonho.

—Necesitas dejar de tener discusiones con ellos, por tu propio bien.

—De parte de ambos lados hay chispa, y la chispa hace que se prenda fuego —confesé.

—Si es necesario, dejarás de verlos por un buen tiempo. Sepas que esto lo hago únicamente por tu bienestar, mi vida —Wonho me sonrió acariciando mi cabello.




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