En todos los años que llevo con vida nunca necesite escribir mis pensamientos , pero si nos llegamos a encontrar en otra vida me gustaría que supieras la manera en que te conocí y nuestra historia.
Corria el año de 1850 , una época hermosa , en donde jugaba a ser un escritor y por alguna estraña razón tome popularidad entre las criaturas humanas.
El día 6 de octubre resivi la invitación para asistir a la celebración de el cumpleaños de los hijos mellizos de el Marqués Edward Lankaster , apenas y llegué a hablar con este señor y casi toda la conversación que tuvimos solo hablo de su admiración por mis libros y en como el estaba escribiendo una novela , no le tome mucha importancia en ese entonces, porqué pensé que nunca volvería a verlo en mi vida , pero aún así decidi asistir a la fiesta.
La ceremonia se celebró un hermoso 13 de octubre, en una temporada fría y en dónde los árboles se vestían de naranja, y las hojas secas caían alrededor del camino.
Fue inevitable admirar el paisaje de camino a la fiesta, era hipnotizante a tal punto que no pude notar que a unos metros adelante el carruaje se detendria justo al pie de la entrada de la mansión Lankaster. Me quedé unos segundos parado frente la casa, observaba la estructura y el pomposo estilo de robocó francés.
Al pasar las grandes puertas de mármol tallado se podía observar el gran salón; las personas se reían, bebían y esperanaban a los anfitriones. No pude evitar pensar por qué vine, pero ya estaba ahí, pase las puertas con una sonrisa fementida, las personas se acercaron y revoloteaban a mi alrededor, para las damas estaba dotado de gran belleza y para los caballeros poseia una inteligencia abrumadora, lo que yo escribía era arte argumentaban ellos a mi alrededor. No pasó más de unos minutos cuando escuché unos pasos por la escaleras, todos miraron a los anfitriones, pero yo miraba a ese ramé, era bellicimo, nuestras miradas se conectaron efimeramente, pero yo no pude dejar de verte, cómo podría si te veías más cruel quel mismo diablo, más hermoso que los mismos angeles y más cautivador que el mismo Dios, en mi surgió una limerencia hacia ti incontrolable, el verte era idílico e hipnotizante.