Hoy como cualquier día no tenía ganas de hacer nada, salvo leer, eso me distrae de mi cruda realidad y me hace entrar en un mundo en dónde solo existimos los libros, los personajes y yo.
Me levanté de la cama con el fin de ir a la cocina y comer algo porque tenía mucha hambre, tanta que hasta veía comida en todas partes. Estaba sola en casa pues mamá casi nunca estaba debido a su trabajo y los tantos viajes que hacía, aunque eso me gusta, me gusta estar sola sin que nadie me esté molestando.
Cuando llegué a la cocina me preparé un sándwich y refresco, cuando terminé me fui a mi habitación para ponerme a leer. No obstante de repente me dieron ganas de ir al parque a disfrutar el aire fresco de los árboles y el canto de las aves, el único inconveniente es que no me gusta estar rodeada de personas y en el parque habría muchas hoy sábado. Me rendí al saber que no iba a poder ir al parque pero entonces recordé que después de unos callejones de por mi casa hay un parque solitario al que no acude nadie.
Corrí escaleras arriba a vestirme para salir, me puse unos jean ajustados y un abrigo ancho con unas zapatillas deportivas, el cabello me lo dejé al natural. Me miré en el espejo para revisar que no parecería una loca acaba de salir del manicomio pero parecía una persona normal.
Ya lista cogí el libro, él teléfono y los audífonos y salí de la casa.
Cuando llegué al parque estaba solitario, como lo supuse, así que abrí el ejemplar de Pídeme lo que quieras de Megan Maxwell ¿Qué? ¿Acaso no les gusta la literatura erótica? Seguro muchos de ustedes leen Wattpad y ahí hay de todo menos inocencia.
Estaba muy tranquila leyendo a papi Erick Zimmerman hasta que una voz me interrumpió.
—¿Qué lees?
Me giré lentamente para ver quién osaba a interrumpir mi interesante lectura, me encontré con un chico de cabello negro, piel pálida y unos interesantes ojos diferentes uno era azul y el otro rojo. ¡Jesús parecía un vampiro! Y uno muy guapo al parecer.
— ¿Eskiusmi?— me puse una mano en el pecho de forma dramática así como en el meme y el apretó los labios como con ganas de reírse.
—Te pregunté que qué leías.
— Pues chico, estaba leyendo como Erick Zimmerman follaba a Judith hasta que me interrumpiste.
Primero puso cara de asombro como si no se esperara esa respuesta y después se empezó a reír suavemente, dios esa era la risa más linda que había escuchado y se le marcaban unos hoyuelos que solo lo hacían ver más lindos. Espera, ¿Que mierda hago yo pensando en eso sí solo es un desconocido que interrumpió mi lectura? Si fuera otro ya estuviera fuera del parque. Así que me dispuse a preguntar que hacía aquí o a echarlo.
— Bien ahora que terminaste de reírte, ¿Qué haces aquí?— pregunté con tono interrogante.
— Pues nada, iba pasando por aquí y se me resultó muy raro que hubiera una chica en este parque ya que casi siempre estaba solitario.
— Pues por eso mismo vine.
—Entonces, ¿Te gusta estar sola?— preguntó medio confundido.
— Noo como crees, fíjate que amo estar rodeada de personas, por eso vine a este lugar donde no se puede ni caminar por la cantidad de personas— dije con obvio sarcasmo.
— Ok ya entendí no hacía falta tanto sarcasmo.
—Bien.
Nos quedamos en un profundo silencio por unos minutos, y rogué mentalmente para que se fuera y me dejara continuar mi lectura sola. Pero claro el destino no estaba de mi parte y ahora este interruptor de lecturas estaba jodiendo mi existencia.
– Y dime, ¿Tienes a alguien que te haga todo eso?– preguntó señalando el libro que tenía en la mano, y supe a qué se refería de inmediato.
— ¿Y tú cómo sabes lo que pasa en el libro?— pregunté encarnando una ceja.
Lo siguiente que me dijo me dejó en shock atónita:
— Porque a mí también me gusta leer y ya leí ese libro.
Me le quedé mirando como si acaba de ser abducido por extraterrestres, o como si me acaba de decir que Wattpad es una biblia.
No me malentiendan, no tengo nada en contra de los chicos que leen, al contrario, pero es que no conocía a ningún chico que le gustara leer, y esos chicos no se encuentran en cualquier lugar o momento.
—¿Co-cómo?— tartamudeé.
— Pues eso— dijo tan simple como si lo que dijera fuera normal— soy una persona normal, no me mires como si acabaras de ver extraterrestres.
Entonces con eso salí del shock en el que me encontraba y decidí hacerle un interrogatorio para saber más de él. Sí, no soy social, pero vamos, esos chicos no se encuentran en cualquier lugar y tenía que aprovechar. Así que decidí empezar y preguntar
—¿Cómo te llamas?
—Tendrás que averiguarlo— dijo y me guiñó un ojo antes de irse y dejarme atónita.