Perdidos en el Pasado

1. Llegada y huida

En algún lugar en el tiempo, en alguna parte del mundo, en un gran y espeso bosque, en un pequeño camino rodeado de arboles, una luz brillante y segadora que ilumina toda la zona, hace aparecer a una joven mujer rubia de ojos azules, con lentes, pantalón negro y una blusa blanca, con una cara de confusión y miedo, en medio de un mohoso bosque, se pregunta.

-¿Donde diablos estoy?-.

Sintiendo un mal presentimiento retrocede lentamente tratando de orientarse, no da mas de unos pocos pasos cuando se topa con un montón de hierbas y ramas.

Al voltearse desconcertada, observa mas de una docena de huevos de mas de medio metro de alto, sin tiempo de sentir impresión, un mal presentimiento la vuelve a inundar, un sentimiento que solo le dice "sal de ahí".

Sin mas demora, la mujer empieza a caminar en dirección contraria al nido, cuando de pronto siente unos leves temblores que hacen vibrar todo el suelo, acompañados de un rugido cientos de veces mas estruendoso que el de un elefante y miles de veces mas temible que el de un león.

De entre los arboles, emerge un Tyrannosaurus rex, tan grande como un poste de luz, con unos colmillos enormes y filosos, con una mirada penetrante y asesina.

A pesar del miedo y pánico, la mujer comprende una cosa, sea donde sea que esté, no está en su época. 
La feroz bestia inclina su cabeza de 1.5 metros hacia la joven mujer, olfateándola como si de un perro se tratase, expidiendo un aliento caliente y fétido de su boca.

La mujer está tan asustada y aturdida que solo escucha el resoplar de el Tiranosaurio Rex que está frente a ella, la mujer sin esperanzas y consumida por la desesperación, empieza a dar gritos de ayuda.

- ¡AXULIOOOO!, ¡POR FAVOR QUE ALGUIEN ME AYUDE!!-.

desesperada, sin aliento y con lagrimas en los ojos, la joven cae desmayada.

El tiranosaurio abre su mandíbula capaz de desgarrar carne como si de mantequilla se tratase, acercándose a la mujer inconsciente que yace en el suelo, salivando y resoplando, cuando de pronto los pájaros que descansaban en los arboles del alrededor salen volando asustados.

Las ramas se agitan, las aves vuelan y una silueta se desplaza entre las ramas de un árbol a otro, rápido y sigiloso, como si de un ninja se tratase, el tiranosaurio puede sentirlo, algo se acerca.

La bestia se pone en posición de cacería, alerta, menea su cola de una lado a otro preparándose para atacar.

De un momento a otro los arboles dejan de moverse, el silencio se hace presente, el Tiranosaurio se mantiene alerta.

De pronto una lanza sale disparada desde las ramas de uno de los arboles, incrustándose en el ojo de el T.rex, la enorme bestia ruge de dolor, sacudiéndose de un lado a otro, por si fuera poco una flecha sale disparada del espeso bosque dándole en una pierna al animal, el cual siguiendo agitado por el primer golpe, avanza hacia los arboles mientras ruge furioso.

Justo frente al tiranosaurio, sale de las hojas un hombre semi-desnudo, con una altura de casi 2 metros, una barba grande, un cabello largo y sucio, con un arco a sus espaldas, el hombre en pleno aire aprovecha la boca abierta por el rugido del T.rex y engancha una liana entre los dientes de la feroz bestia.

El tiranosaurio desesperado agita la cabeza de un lado a otro mientras gruñe, sin embargo el T.rex pierde fuerza cayendo de rodillas, la flecha clavada en su pierna, empieza a soltar un liquito morado, que empieza a pudrir la dura y áspera piel del tiranosaurio.

El hombre sin perder el tiempo recoge la lanza clavada en el ojo del T.rex, apuñalando su cabeza una y otra vez, el tiranosaurio de rodillas, golpea su cabeza contra el suelo haciendo que el hombre salga disparado cayendo al suelo junto al nido con las crías de el tiranosaurio.

La bestia furiosa se levanta dando un rugido, corriendo hacia el hombre, con pasos que provocan que el suelo se sacuda.

El hombre agarra una bolsa de su cintura de la que saca un polvo plateado que esparce junto al nido y usando una piedra golpea ferozmente el polvo provocando una explosión, haciendo que el hombre salga volando con graves heridas.

El tiranosaurio a pesar de no ser alcanzado por la explosión se percata que el nido está en llamas y gran parte de sus huevos fueron destruidos, corre desesperado hacia el nido intentando apagar el fuego y rescatar lo que queda de sus crías.

Aprovechando la distracción el hombre se levanta del suelo, sangrando y con quemaduras, agarra a la mujer inconsciente y se adentra en el espeso bosque rápida y sigilosamente.

El tiranosaurio logra alejar a los huevos sobrevivientes a la explosión, de el nido en llamas, cuando la bestia se percata, ni el hombre ni la mujer están ahí, el tiranosaurio, herido, envenenado y sin mas de la mitad de sus crías, levanta su cabeza y da un rugido de dolor y enojo, que retumba a kilómetros de distancia.

 

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