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Horas han pasado desde aquél confrontamiento con ese feroz tiranosaurio rex, aquél hombre que acaba de hacer lo que se creería imposible: enfrentar a un dinosaurio mano a mano.
El hombre camina lento pero seguro a través de el espeso bosque, cargando a una mujer desconocida en sus brazos y a pesar de sus heridas, intenta no aflojar el paso, sin embargo su daño físico está mas allá de su alcance.
El hombre se ve obligado a detenerse para descansar y atender sus heridas, con su ojo hinchado a causa de la pelea con aquella bestia, esconde a la mujer inconsciente entre los enormes hierbajos que cubren el ancho y tenebroso bosque, se sienta junto a un enorme árbol y toma unas hojas para vendar sus brazos llenos de cortes y sangre.
Teniendo hinchada su ceja, que nubla parcialmente su vista, usa su cuchillo para cortar levemente su ceja, lo que provoca que la sangre salga a chorros y así baje la inflamación.
Con la vista recuperada y una cicatriz ganada, el hombre pone hojas sobre la mujer para ocultarla de cualquier amenaza, toma su lanza en brazos y se oculta en los matorrales, pudiendo descansar después de largas horas de intensidad.
Mientras el hombre entre cierra los ojos para reposar, la mujer abre los suyos, asustada y confundida aun por lo sucedido, su cabeza llena de preguntas y sus manos temblando.
A pesar de todo, no puede evitar notar a la persona que está cerca de ella, un hombre que sin ella saberlo, le había salvado la vida, con quemaduras en el cuerpo, sangre en su rostro y una apariencia primitiva.
La mujer aun con el sentimiento de peligro, corre desesperada sin mirar atrás.
el hombre cual gacela se levanta rápidamente de un salto, poniéndose en guardia con su lanza en mano, viendo a lo lejos a la mujer corriendo sin cuidado por el peligroso bosque.
Sin perder el tiempo, guarda su lanza y corre hacia la mujer como si fuera un guepardo, rápida y ágilmente trepa un enorme árbol, saltando de rama en rama cual simio.
La mujer corriendo sin cuidado se tropieza cayendo de cara contra el suelo, al levantar la cabeza ve frente a ella una Dinilysia, una enorme serpiente de casi 3 metros de largo, con un color café oscuro, unas enormes manchas de un tono mas claro, similar a una boa constrictor.
La serpiente con una mirada asesina, se acerca a ella lentamente arrastrándose, mientras emite un seseo con su enorme lengua, la chica ya sin creer lo que estaba pasando, intenta levantarse pero sus temblorosas piernas no se lo permiten.
La serpiente con una mirada asesina, se acerca a la mujer lentamente, arrastrándose mientras emite un seseo con su enorme lengua bífida, la chica ya sin creer lo que estaba pasando, intenta levantarse pero sus temblorosas piernas no se lo permiten.
Justo detrás de ella, como si del mismo tarzán se tratase, el hombre salta de rama en rama, columpiándose con las lianas llega donde se encuentra la chica y sin dudarlo toma su lanza y la avienta con una enorme fuerza haciendo que salga disparada como una bala, atravesando la boca de la serpiente de arriba a abajo.
La enorme Dinilysia se arrastra rápidamente hacia el hombre, estirando su enorme cuerpo, abre su mandíbula con gran fuerza, partiendo la lanza en dos.
El hombre saltando desde el árbol directo hacia la serpiente, usa una flecha y la velocidad de su caída para clavarla directamente en cabeza de la serpiente, atravesando así su cráneo y haciendo que caiga al suelo.
El hombre recoge su lanza partida, se acerca a la mujer, con una cara seria y comunicándose por primera vez con ella, extiende su mano y dice.
–No es seguro, hay que salir de aquí -.
La mujer estira su brazo para tomar la mano de el hombre, cuando de pronto grita desesperada.
-¡CUIDADO!, ¡¡DETRÁS DE TI!!-.
En eso a espaldas de el hombre un fiero coletazo arremete contra el haciendo que salga disparado impactando contra el tronco de un árbol.
La enorme serpiente que se creía muerta se levanta y se arrastra rápidamente hacia la mujer que aún se encontraba en el suelo, el hombre rapidamente se levanta, toma una enorme piedra y girando sobre su eje la lanza hacia la serpiente, impactando en la cabeza.
La serpiente aturdida, se encoge y saca su lengua dando una advertencia, el hombre aprovechando el aturdimiento del enorme reptil, corre hacia la serpiente mientras dispara una flecha que se incrusta en el ojo de la misma.
La Dinilisya a pesar de su enorme tamaño de casi 3 metros, se retuerce de dolor, el hombre salta directo a la cabeza de la serpiente, mientras esta se sacude de un lado a otro.
El hombre toma su cuchillo y apuñala a la serpiente en la cabeza una y otra vez con una velocidad impresionante, dando gritos como si fuera un mono alterado, atraviesa tantas veces la cabeza del reptil, que poco a poco la serpiente pierde fuerza y deja de moverse, el hombre corta la cabeza de la serpiente, esta vez asegurándose de que esté muerta.
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