Perdiéndola (mia para siempre #2)

Zimbabwe

Hola gente!!!!! Estoy de nuevo por aquí dejándoles un nuevo cap de este segundo libro. Disfruten! Ya saben pueden apoyarme con sus estrellitas y sus comentarios. Regreso pronto. 

Besos y bendiciones :)

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La boda dio paso a nuestra luna de miel. Siendo sincero no tenía idea de donde llevar a manzanita. Quería que ese tiempo sea especial, que permaneciera en nuestra memoria por mucho tiempo. Así que semanas antes de la boda aparte de buscar a Thor me sumergí en una búsqueda exhaustiva de los destinos más interesantes para una luna de miel. Había muchos como era de esperarse; sin embargo, uno de ellos llamó totalmente mi atención. El lugar elegido fue Zimbabwe, un pequeño país ubicado al sur de África. Lo que capturó mi atención fueron los maravillosos paisajes naturales que poseía este lugar y estaba totalmente seguro que Nina moriría por conocerlos también.

Nina ya me había demostrado ser una mujer aventurera; así que estaba seguro que esta aventura la volvería loca y, además, nos permitiría recopilar muchísimo contenido para nuestras plataformas en redes sociales. Era un viaje de placer, pero nadie decía que no podíamos sacar provecho.

Me sumergí más en la búsqueda y quedé anonadado ante las fotos de las Cataratas Victoria, las más anchas del mundo. También estaba el Parque Nacional Hwange, la reserva más grande de aquel país, donde veríamos búfalos, cebras, ñus, leones y la parte romántica eran las puestas de sol. Así como este parque, existían otros y diferentes atractivos turísticos que no podíamos perdernos. Decidí contratar una agencia de viajes que nos pudiera hacer el tour en cuanto llegáramos.

Cuando llego el momento de buscar el hospedaje me decidí por el Hotel Victoria Falls, tenía muy buenas recomendaciones. Tomé una de las Honeymoon Suites. Lo que me gustó de este hotel no fue solamente la privacidad y el confort que ofrecía, aparte de estar bien equipadas. Fue el detalle de la cama, me traía recuerdos dulces de nuestra primera vez en Mancora.

La cama con dosel, los regalos románticos como sales de baño y flores. El exquisito vino espumoso y el amplio baño con ducha y bañera separadas hacían volar mi mente a momentos placenteros indescriptibles. Sin pensarlo más, hice la reserva. No me salió nada barato, pero valió la pena. Ese tiempo con Nina fue perfecto.

Aún recuerdo la cara de manzanita cuando vio la habitación. No espero señal y se lanzó sobre mi enredando sus piernas en mi cintura, entonces empezó a llenarme la cara de besos como agradecimiento. Colocando mis manos bajo sus glúteos firmes, nos guie hacia el baño, muy dispuesto a inaugurar esta luna de miel de la mejor manera. Se parecía un poco a lo que nos pasó en Mancora, pero esta vez teníamos la confianza que solo una pareja con conocimiento carnal uno del otro podría tener.

Sin embargo, debo admitir que yo si me encontraba un tanto nervioso. Nunca había estado casado antes y no planeaba hacerlo de nuevo. Poniéndola sobre sus pies, tomé aire y miré hacia el espejo frente a nosotros. Sentí las manos de ella en mi pecho y miré hacia sus cálidos ojos.

—Eres preciosa—dije colocando mis manos en su cintura y atrayéndola hacia mí. Pasé mi nariz por su cuello.

—Lo sé—sonrió pícaramente y apartándose un poco dejo caer su larga melena que hasta hace instantes había estado recogida en un moño.

Me encantaba la melena de Nina. Me encantaba esconderme en ella y oler su perfume. Ella era bastante cuidadosa y si bien se la había cortado un poco, había vuelto a crecer. Me guiño un ojo y eso fue suficiente. Todo comenzó.




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