Perdiéndola (mia para siempre #2)

Tentación II

Al día siguiente llamé a uno de mis mejores amigos, Jean Franco. Tenía meses sin hablar con él y por lo que supe a través de Kevin no estaba atravesando por un buen momento sentimental.

Se había casado con una de las mejores amigas de Nina, Teresa y ambos se habían mudado a Puerto Rico por el trabajo de mi amigo, pero las cosas no habían ido del todo bien. Teresa fue de esas chicas que dejo todo para dedicarse a su hogar y apoyar a Jean incondicionalmente. Al principio todo fue color de rosa, pero tiempo después Tere se cansó de ser la ama de casa. Con una niña de 2 años y un esposo que viajaba a menudo por cuestiones de trabajo, ella se había visto sola y no le gustó. Además, las ganas de crecer en su carrera como lo habían hecho mi manzanita y Melina también la tuvieron impaciente. Y ahora, se encontraban en pleno divorcio y peleando por la custodia de la pequeña.

—Hola Jean, ¿Cómo estás? –fue lo primero que pregunté.

—Supongo que ya sabes lo que está pasando conmigo y Tere. No creo que necesites más respuesta que esa—sonaba melancólico. Dolido.

—Lo sé hombre y lo siento. Hable con Kev y me lo contó ¿el divorcio es la única solución?

—Al parecer sí. Para serte sincero ya no puedo más con esto. Estoy cansado. Lo único que quiero es a mi hija.

—Pero hermano…Tere es una buena mujer, ¿Por qué quieres quitarle a la niña?

—Sé que Teresa es una buena mujer, pero su madre no. Ella le ha venido metiendo ideas desde que éramos novios. Intente no hacer caso y solo enfocarme en mi relación con ella. Incluso me vino muy bien el hecho de mudarnos a otro país. Pero tuve que empezar a viajar y su madre aprovecho la oportunidad para meterle ideas.

—Tu suegra es una joyita.

—Ni que lo digas. Le inventó historias. Que si viajaba demasiado de repente tenía otra familia; o una aventura. Que si no pude estar durante todo el embarazo y el parto; seguro era porque ellas no me importaban. Que yo seguía creciendo profesionalmente para restregarle mi éxito en la cara y ella estaba reducida a una simple ama de casa. Nunca, nunca Chris le he prohibido trabajar. Incluso se lo dije; la apoyaría, sería su soporte como ella fue el mío. Pero ella ha preferido creer en las tonterías de su madre. No quiero quitarle a mi hija, pero ella piensa vivir con su madre y no puedo permitir que mi hija crezca con esa mujer.

—¿Has pensado como harás para criar a esa beba tú solo? Hombre no quiero ser aguafiestas, pero trabajas y con una beba pues…

—Eso me tiene cabezón. Mañana hablaré con Teresa y espero que acepte mi propuesta. Realmente no quiero quitarle a mi hija y no estoy seguro de que me den la custodia tampoco. Solo quiero que Tere se aleje de su madre. Sé que no será fácil convencerla y más que todo porque es su madre, pero nuestra hija esta primero ante todo y espero que Tere lo entienda.

Después de hablar durante horas sobre su situación con Teresa y como había terminado en trámites de divorcio, preguntó por mi matrimonio y me sincere.

—¿Y tú cómo vas? Escuché que Nina fue ascendida y tú tampoco lo estás haciendo mal. Siguen siendo la pareja perfecta por nuestro barrio.

—Ya no se siente así.

—No me digas que ustedes también van a divorciarse. Esto sería una mala película de romance cliché.

—No me case para divorciarme…pero ya no estoy seguro. Amo a Nina, pero ella ha cambiado. Ya no la siento como mía. Espero que podamos solucionarnos. Me siento solo, vacío, dejado.

—¿Se lo has dicho?

—Eso es lo peor de todo. No se lo he dicho y no sé si lo haga. Hablando claro lo único que parece funcionar entre nosotros es la intimidad, pero ya no lo sé. Ella está tan ocupada en sus cosas que talvez tenga que sacar cita para hablar con mi propia esposa.

—Habla con ella hermano. Ustedes han tenido una relación tan maravillosa como diría Tere, que sería una tontería perderla solo por no comunicarse.

—He besado a otra mujer—no se ni siquiera como dejé escapar aquello. Supongo que necesitaba contárselo a alguien. Confesarlo.

—¿Qué dijiste? ¿Has besado a una mujer que no es Nina? Hermano…tú… ¿has sacado los pies del plato?

—Solo fue un beso, pero sí…saqué los pies del plato. No sé qué voy a hacer. No sé si decírselo a Nina o callarme. Esta chica…ella es hermosa y se interesa por mí. Es divertida y…

—Y tú amas a Nina. No lo olvides. Estas casado Christian y con una mujer maravillosa. No sé exactamente como va su relación, pero hombre no hagas cosas de las que después te arrepentirás y ya no haya marcha atrás. Lo único que puedo decirte es que hables con Nina y aunque haya consecuencias dile lo del beso. Aléjate de esa chica ¿ella sabe que eres casado?

—Es una de las modelos de la compañía. Nina la conoce y no le agrada.

—No imagino la razón—dijo sarcásticamente—. No pierdas a tu esposa tío. Nos casamos con mujeres hechas para nosotros.

—Lo dice el hombre que está en proceso de divorcio.

—Aun no estoy divorciado. Hare de todo por mantener a mi familia. Quiero que mi hija crezca en un hogar lleno de amor. Habla con Nina y aléjate de esa mujer.

Si tan solo hubiera hecho caso.




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