En la universidad un tumulto de estudiantes se aglutinó en la recepción, a fin de descubrir de que se trataba Litzy arrimo hasta el tablero donde ponían los avisos, comunicados y otras cosas. Su cara fue de estupor había sido seleccionada entre un sin número de compañeros de la facultad para representar la institución en un canal de televisión, sería la vocera en pro de una buena causa. No creyó que la tomarían en cuenta dado que últimamente se mantenía ajena a ciertos concursos académicos.
—¿Qué tal Thompson? —la saludo un maestro que apenas llegaba.
—¡Hola, señor Wright ¿le puedo preguntar algo?
—Si, adelante —bajo su maletín a lo que saco un pañuelo para limpiar sus lentes.
—¿Por qué salí favorecida en ese concurso si no estaba inscrita?
Este la miro incrédulo debido a la pregunta.
—Aparentemente, alguien lo hizo por ti no seas tan insegura tienes las mejores calificaciones y posees un talento excepcional para transmitirle de forma concisa al público la información —añadió el señor Wright.
Recogió su maletín deseándole buena suerte y se alejó desapareciendo en medio de la multitud de universitarios que ingresaban a los respectivos salones. Se dirigió a la recepcionista que le entrego un sobre manila donde debía firmar, posteriormente se encaminó al campus, a unos pasos de ella estaban sus amigas a lo que las adelanto atajándolas.
—¡Por fin las encuentro! Tengo que comentarles una cosa —hablo con la respiración entrecortada.
Asintieron trasladándose a un área apartada que usualmente algunos estudiantes frecuentaban.
—¿Es una buena noticia? —interrogo Daphne expectante.
—Más o menos, digo si —contesto Litzy.
—¿Es buena o mala la noticia? —cuestiono finalmente Abby.
—Fui escogida para dar una entrevista en un programa de televisión en directo.
Las tres chicas no se les hace raro, puesto que en anteriores oportunidades se había vinculado si ser tenida en cuenta.
—¡Lo harás bien! eso si procura estar presentable —aconsejo Grace—. Recuerda las técnicas aprendidas en el semestre pasado.
—¿Cuándo es y en qué canal lo transmitirán? Te queremos ver en televisión —lista para anotar en su libreta Abby.
—Mañana, en horario matutino el nombre del canal no se me ha dicho, les avisaré, por cierto, ¿alguna de ustedes me inscribió?
Todas negaron haber sido, a lo cual no indagaría más, Grace y Abby deciden no entrar aun a clases, por otra parte, fue conveniente para Daphne abordar a Litzy tocando un tema que la sacaría de dudas.
—Litzy, ¿qué paso con Adler?
Fue como abrirle una herida nuevamente.
—No lo he vuelto a ver —intentando estar serena y tranquila.
—¡Qué lástima! —llevándose la mano al pecho.
—¿Por qué? Si solo era un amigo.
—Si un amigo, pero con el que mejor te relacionabas y probablemente te encariñaste.
Contuvo las inmensas ganas de chillar como una niña, cuando ha perdido su osito.
—Acertaste, nos entendíamos muy bien —su voz se entrecortó.
—Perdón, no tenía idea que te afectara hablar de él.
—No te preocupes, no dijiste nada malo.
En casa ella se preparó para estar a la altura, atesoraba en su armario un lindo vestido color crema con mangas cortas, cinturón delgado de la misma tonalidad visiblemente recatado. No pretendía ser una exhibicionista junto con zapatos de tacón con hebilla, repensó si eran acordes en vista de su elevada estatura no deseaba opacar a la presentadora, volvió a rebuscar en sus pertenencias hallando los indicados otros de plataforma baja que igualmente negros tenían hebilla. En esos momentos el adolescente de espíritu rebelde culmino sus clases de equitación extendiendo su horario de clases, en el vestidor mientras se abotonaba la camisa su móvil comenzó a sonar, indeciso si contestar o no resolvió responder la llamada.
—¡Hallo! Hier spricht Adler (hola, habla Adler).
—¿Qué? —desorientado al no entenderle —soy Chris.
—¿Chris? ¿cómo es que conseguiste mi número? —curiosea pasmado.
—Del computador que me regalaste, hasta supuse que esos números eran una simple secuencia sin sentido ¿y cómo te ha ido?
Este llamaba desde el teléfono fijo de su casa aprovechando que su madre trabajaba casi todo el día y por ende también el no haber tenido que ir a estudiar.
—Muy bien, hace unos minutos tuve clases de deportes —sosteniendo en una mano el celular y con la otra se ponía los zapatos—. Acaso no has hecho nuevos amigos.
—No comprendes lo difícil que es simpatizar con los demás, y aguantar lo presumidos que son —oyó una risita de su amigo—. ¡Sí, búrlate!
—Extrañaba oír tus absurdos argumentos hipotéticos, bueno ya me pondré serio.
—Pues hablando de extrañar mi amigo, alguien más lo hace —hubo un silencio en la línea—. ¿Estás ahí? lo diré, Litzy vino a verme esta arrepentida por lo que te hizo.
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Editado: 02.07.2025