Perdon por los bailes

Kenna 1

Adelaida, Australia

15 septiembre

“La paciente ha entrado en un estado de shock” toda la sala de emergencia estaba bajo el caos, justo cuando entraba a trabajar estaban atendiendo a unos pacientes de un accidente de tráfico.

— Kenna, Kenna… Kenna.

Escuchaba a lo lejos que me llamaban, pero yo seguía distraída, suelo aislarme de forma inconsciente, es como si mis oídos decidieran que escuchar y que no.

— Kenna, la tierra llama a Kenna —decía una enfermera mientras me tocaba el hombro.

Fue entonces cuando me giré y con una voz sumisa respondí — ¿Qué ocurre, a que se deben los gritos?

— Es la única forma en la que escuchas, tengo rato llamándote y tú pareces estar en la luna, ¿has firmado la hoja de entrada?

—¿Para eso tanto alboroto? Si, ya la firmé. Mejor hablamos luego, tengo que ir a la sala de rayos x— la dejé atrás y la verdad es que ni siquiera recordaba bien su nombre, tanto caos estaba afectando mi memoria.

Mientras me dirigía a los rayos X tropecé con Isa en la sala de descanso, supuse que ya se había acabado su turno, y que envidia pues el mío apenas acababa de comenzar.

La saludé con una media sonrisa y seguí mi camino, al llegar di con mi paciente; un chico que al parecer tuvo un accidente en una moto y puede que tuviera el brazo y las piernas fracturadas.

Entramos al cuarto oscuro, con ayuda de un enfermero pude revisarle mejor las fracturas. Para la buena suerte del chico solo tenía un esguince en la pierna izquierda y en brazo roto.

Ya había pasado una hora desde que llegué, pero la sala de emergencia seguía envuelta en un caos, así que mejor me fui al área de bioanálisis para ver si necesitaban ayuda en algo.

Solo era una voluntaria, apenas estaba en el 4 año de medicina, por lo que no podía hacer mucho, simplemente iba a donde me necesitaban y hacia unas pequeñas vueltas por todo el hospital. Los turnos nocturnos solían ser una montaña rusa, a ratos estaban tranquilos y en un abrir y cerrar de ojos todo estaba patas arriba.

Esa noche sucedió lo contrario, el caos fue apenas iniciando y ahora que eran las 2:00 de la mañana estaba todo tranquilo, por lo que daba más miedo. Me habían contado suficientes historias de terror, así que hice las rondas casi corriendo.

Al terminarlas me fui a la sala de descanso y me quedé dormida sin darme cuenta, ya eran las 4:25 cuando me fueron a despertar, había llegado un niño con problemas de asma y yo tenía que estar presente para estar tomando notas e ir aprendiendo de mis superiores.

Luego de eso todo volvió a la tranquilidad y las 6 de la mañana llegaron sin darme cuenta, en media hora se haría el cambio de turno, así que me podría ir a casa, pero entonces volví a ver a Isa.

Era de bien saber que en los hospitales siempre ha habido parejas, o bueno, rollos donde todos salen con todos. En el tiempo que llevaba aquí podría decir que hubo orgias, cuartos oscuros y eso de cambian parejas.

Antes pensaba que solo pasaba en las series, pero luego descubrí que no, es más, podría decirse que en las series se quedan cortos. Hay doctores que salen con sus pacientes, los visitadores médicos con las bioanalistas, yo con una enfermera; si, me lio de vez en cuando con Isa.

No sé bien como terminamos liándonos, solo sé que sucedió, y bueno, cada que tenemos tiempo entre los cambios de turno nos vamos a los baños o simplemente en los almacenes.

No me esperaba verla hoy, pero la verdad es que había estado muy caliente, necesitaba que me tocaran y bueno, también quería escucharla gemir mi nombre. Aun no llegaba y ya me estaba excitando, me urgía comerle la boca y ella lo sabía.

Cogí el móvil para mandarle un WhatsApp, pero ella fue más rápida y me envió una foto semi desnuda, le gusta provocarme. La vi acercarse a mí con ese uniforme blanco que le queda tan sexy, ese pantalón adherido a su figura me vuelve loca, y es que le marca las hermosas piernas y ese trasero tan redondo que me dan ganas de morderlo.

Me quedé un rato observándola y entonces se dio la vuelta y me sonrió, con esa sonrisa pícara, yo asentí con la cabeza ya que estaba rodeada de más personas, luego le guiñé el ojo y ella ya sabía que le estaba pidiendo que nos viéramos en el 7 piso, pues a la hora del cambio todos están en el comedor.

Luego de unos 3 minutos nos vimos en la habitación 756, no la dejé entrar bien que ya la había agarrado de la cintura y pegado a mi cuerpo, le cogí del pelo le hice una coleta, tiré fuerte de ella, por un momento se sorprendió, prontamente movió sus caderas.

Le mordí la oreja y luego bajé lamiendo su cuello, sentí como se estremecía pegada a mí así que aproveché para quitarle la camisa y de paso el sostén. No lo pensé, me llevé un pezón a la boca, empecé a succionar, morder y tirar del piercing, entonces la habitación ya no estuvo en silencio, se llenó de sus gemidos.

La apoyé a la cama y me subí encima de ella, sin parar de besarla, quería marcarla, llenar ese cuerpo pálido de marcas carmesí, así que la mordí; mordí cada parte de su ser mientras le quitaba los pantalones, la dejé en tanga para proseguir con lo que hacía.

Abrí lentamente sus piernas las llene de besos y mordidas mientras que con las manos le apretaba el culo, su cuerpo se empezó a alterar cada vez más junto a su respiración cuando moví la tanga a un lado y le toque el clítoris.

Primero con caricias lentas y besitos tontos, ella desesperada me hacía saber que lo estaba disfrutando, fue entonces cuando la lamí y salió un grito ahogado, ya estaba mojada, pero yo quería más, mucho más así que la penetré con mi lengua y de su garganta solo salía música para mis oídos; el ritmo cada vez iba aumentando y su mano fue directo a mi cabeza para que no la soltara, eso hice hasta que se corrió.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.