Perdon por los bailes

Kenna 5

Una semana más que continuaba tirada en la cama, no había vuelto a la universidad, no respondía a las llamadas de Isa y mucho menos estaba tomando los medicamentos. Mi casa seguía llena de cosas que no quería, la luz del sol ya no entraba por la ventana; sabía muy bien lo que me pasaba, pero igual no iba a llamarla, pues me diría que es por dejar de tomar las pastillas. Las series no me daban ninguna satisfacción, mi bloqueo lector se prolongaba y las canciones solo me provocaban dolor.

Llevaba un buen tiempo sin mirar los correos, solo escuchaba mi móvil vibrar y sabía que en algún momento tenía que responder, no había vuelto al hospital mucho menos fui a dar unos exámenes de la universidad, si mi comportamiento duraba más de lo debido podía reprobar el semestre.

Estando en la cama no solucionaba nada, así que me puse de pie, eran las 5:00 p.m. y llevaba todo el día sin comer. Me dirigí a la cocina para reparar una sopa instantánea, abrí una botella de vino y me puse a lavar los platos que seguían ahí desde ayer.

Despejé las ventanas para que entrara un poco el aire, un aire frío que me quemó los pulmones, empecé a organizar la casa con la esperanza de también organizar mis pensamientos.

Mientras preparaba la lavadora, se iba llenando la tina, el microondas se detuvo así que fui a la cocina. Prepare una bandeja con la sopa y una copa de vino, no tenía que comer, hacía ya un mes que no iba al super. Entre la poca ropa limpia que me quedaba busqué un pijama y fui al baño para poder relajarme un poco sin tener que ahogarme en la cama.

No sé cuánto tiempo paso, pero al salir mis dedos de los pies estaban arrugados y la lavadora ya había acabado, eran las 7:15 p.m. así que tome el ordenador para revisar aquellos correos que tanto estaba evitando.

03 octubre

Señorita Kenna Lee Robles

Voluntaria en el hospital royal Adelaida (RAH)

Asunto: carta de despido

Me dirijo hacia usted respetuosamente para notificarle que a partir de hoy la empresa ha decidido prescindir de sus servicios, debido a sus ausencias en las recientes tres semanas, sin haber notificado u/o avisado tramite un certificado. Basándonos en las leyes laborales Artículo 20.4, Articulo52.2. d, se le solicita que entre en el día de hoy y mañana haga entrega de su puesto.

De igual manera agradecemos por las labores realizadas durante el tiempo que hizo parte de nuestro equipo de trabajo.

Atentamente,

Matthew Kohler

No me sorprendía el hecho de ser destituida del trabajo, ya comprendía a que se debían tantos mensajes y llamadas perdidas de Isa, no me sentó tan mal como creía, se notaba que no me importaba a pesar de que todo este tiempo pensé que era el trabajo de mi vida.

A parte de ese correo había otro de la Universidad, no fue necesario que lo abriera, pues con solo leer el asunto quedaba claro de que iba “Dar de baja al semestre”, sabía lo que se me venía si mis padres se enteraban de que me solicitaban cancelar el semestre; nunca he sido su mayor orgullo y con esto, era como si les estuviera diciendo que acababa de matar a alguien.

Dejé el ordenador en la mesa de noche, lista para volver a la cama, entré a IG, pero ver a tanta gente feliz me dio bajón así que mejor desactivé la cuenta y me dispuse a leer un manga hasta que finalmente me quedé dormida.

A la mañana siguiente me desperté temprano, había tomado la decisión de cambiar un poco mi vida, o bueno, de empezar a vivirla como yo quería.

Me dispuse a organizar el closet, un nuevo cambio de estilo me vendría bien. Busqué unas cajas para deshacerme de aquella ropa que no me ponía, comenzando por las que compraba mi madre.

Lo empaqué todo y llamé a una de las casas hogares que hacía mercadillo los domingos, sabía que podían sacarle algo de dinero si lo vendían a buen precio. El siguiente paso fue mi librería, tenía demasiados libros que ya no leía así que decidí llevar unos cuantos a la biblioteca.

Mi casa estaba patas arriba, con una bolsa negra llena de cosas que no servían, entonces vi una revista, de esas que te gustaban. Donde solo había chismes de famosos, al tomarla y hojearla te escuché reír y se me cayó el mundo, no pasaron dos segundos que empecé a llorar. Toda la pureza había desapareció y solo una neblina espesa se quedó en mi corazón roto.

Necesitaba salir de esta casa, de esta ciudad, tenía que alejarme porqué si no me iba a marchitar cada vez más. Me alejo por ti, pero también por mí. Se que no me quieres ver de este modo, pero no me enseñaste a vivir sin ti. Contigo aprendí a ser libre porque sabía que estabas atrás por si me caía.

Ahora me toca ser libre de verdad, me toca andar en bicicleta sin las dos ruedas pequeñas. Mientras las lágrimas salían mi mente pensaba en todos los lugares a los que podría ir, tenía algo de dinero ahorrado hasta que consiguiera un trabajo.

Debía ir a un lugar donde nadie me conociera, un lugar que no me recordara a ti, no es que quisiera olvidarte, solo tengo la esperanza de poder asimilar que ya no estas.

Entonces tomé lápiz y papel y empecé a escribir, tracé mis ideas, los pro y contras de aquel que sería mi nuevo hogar. Al terminar la lista encendí el ordenador para ver cuál de todas las ideas era la que más se acercaba a lo que estaba buscando.




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