La habitación estaba más oscura de lo normal, mis piernas no querían colaborar cada paso eran tan dolorosos como pisar clavos. Me costaba respirar, era uno de esos días, donde la paz no reinaba y mis pensamientos junto a la claustrofobia me ahogaban.
Una pequeña voz me decía “están mejor sin ti” “puede que allí estes feliz” un susurro que se fue convirtiendo en gritos, la soledad se empezó a sentir. Los espasmos llegaron acompañados de lágrimas, entonces empecé a rezar: tú, quien quieras que sea, ya no puedo más, cada día el vacío que llevo me pesa. Así que, por favor, por favor alguien que me mátame. Llévate esta coraza que esta sin vida. Mi cajón de la esperanza sigue vacío, tengo un cementerio de los sueños rotos, un barco hundido en el mar del amor.
Estoy cansada así que, por favor, ya mátame.
Editado: 15.11.2024