Perdon por los bailes

Kenna 21

Por fin alguien respondió a mi anuncio, necesitaba trabajar con urgencia, si no me ahogaría en este lugar. Mientras me alistaba seguía pensando en Branwen y en lo bien que nos estábamos llevando, me estaba acostumbrando a que apareciera cada vez más en mis pensamientos, no solo en los provocativos y sexys sino también mientras leía o veía una seria.

Intenté concentrarme en todo lo demás hasta que llegó la hora de irme. La casa estaba a 15 minutos en bicicleta, desde fuera era muy bonita y el jardín estaba lleno de rosas y tulipanes.

Cuando soné el timbre me abrió la puerta un chico alto, un poco pálido y con aspecto de ratón de biblioteca; al mirarle solo pude pensar en una cosa; en lo bonito y divertido que sería pervertirle. El chico con una amable sonrisa me pidió que pasara y nos acomodamos en la sala de estar.

— Mi nombre es Henrry Allen, por la cara de asombro que traes estás pensando que debes cuidar de mí, pero no, te debes hacer responsable del pequeño monstruo de esta casa. Mi hermano Noah de 4 años está arriba durmiendo. Te he llamado porqué tengo que salir y no lo puedo dejar solo mientras duerme.

— Un placer, soy Kenna Lee Robles. No te preocupes y ve tranquilo.

— Muchas gracias, las reglas y las cosas que tienes que hacer están por escrito en la hoja que te coloqué sobre la mesa. Al terminar tu horario se te hará la transferencia. Nos vemos en una hora y media.

Lo vi salir por la puerta y ciertamente no es mi tipo, pero me inspiraba mucho morbo. Se ve tan inocente que quería hacerlo gemir y llorar. Antes de que mi mente se fuera volando decidí sentarme y ponerme a leer un manga que tenía pendiente.

Luego de un rato largo, finalmente Noah despertó, le preparé la merienda y nos pusimos a jugar. En un abrir y cerrar de ojos ya había pasado la hora y media, escuché a Henrry llamar a Noah desde lejos.

El pequeño salió corriendo hacia los brazos de su hermano, con el carrito de juguetes en la mano. Les observé de lejos mientras organizaba los juguetes en la caja y los llevaba a la habitación, al salir los vi en el sofá viendo la televisión por lo que me fui a la cocina a lavar los platos que utilizamos para la merienda.

Agarré mi bolso me despedí de ellos y salí de la casa. Pero la espina se me quedó adentro, todo el camino me la pase pensando en el ratoncito de biblioteca, en lo tierno que se veía con su pelo alborotado.

Al llegar a casa tomé el móvil y busqué su número en el chat y le envié una foto que le había tomado cuando tenía en sus brazos a Noah, y debajo escribí <<me habías dicho que era un demonio, pero en tus brazos parece un angelito>>. No pasaron ni dos minutos que ya tenía una respuesta.

Henrry:

Muchas gracias, y no te dejes llevar por la apariencia.

La próxima vez te tomo una yo a ti.

Yo:

No es apariencia, conmigo también se portó bien. Que sepas que estaré esperando la foto la próxima vez, si es que hay una.

Henrry:

Estoy seguro de que la habrá, Noah solo habla de ti, y no han pasado ni dos horas desde que te fuiste.

Yo:

Me alegra saber que le parezco simpatía. No veo la hora de verle otra vez.

Henrry:

¿y yo qué?, no te caigo bien… a mí no quieres verme una próxima vez.

Yo:

No sabía que el niño era tan lanzado… tan tímido que te veías. Mejor ve a dormir, que los niños están durmiendo a esta hora.

Dejé el móvil en la cama y me fui a preparar la cena para luego verme unos cuantos capítulos del k-drama que había empezado ayer.




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