Perdon por los bailes

Kenna 25

Tenerle cerca era una tentación que no podía controlar, sabía que me gustaba, pero el hecho de que yo también pudiera gustarle me asustaba, no quería lastimarle y tampoco deseaba que fuera un juego. Quizá por eso no le besé, me asustaba el hecho que fuera algo más que físico. Branwen me mira y me tiembla el cuerpo, me sonríe y se me ahogan las penas, pero no tengo derecho a ser feliz, no puedo serlo.

Seguía caminando rumbo a casa cuando me detuve en una floristería y vi las flores que me regaló, me daba mucho miedo bailar con él, pero igual quería hacerlo. Deseaba verle sonreír como la última vez y poder besar esos labios que tanto me provocaban.

Al llegar a casa me fui directo al sofá, tomé el móvil y me encontré un mensaje de Henrry >>Buenos días señora adulta, con muchos años más que yo, sepa que no soy ningún niño, pues tengo casi 20. Le escribo para informarle que hoy a las 5:00 p.m. se requiere de sus servicios para cuidar al pequeño Noah. Espero que me haga saber si está disponible>>. Al leer el mensaje una sonrisa se formó en mi rostro y le respondí con el emoji del pulgar arriba.

Como tenía que hacer unos deberes, salí de casa y me dirigí al supermercado, mientras compraba lo necesario, al pasar por el área de juguetes vi un pequeño carrito rojo parecido a los que utilizaba Noah así que decidí comprarlo y llevárselo esta tarde.

Luego de terminar, fui a donde mi casera a pagar el mes del apartamento junto con la luz y el agua. Al cabo de un rato, llegué a casa lista para arreglar la despensa y preparar el almuerzo.

Hacía ya unos días que me había dado bloqueo lector y eso me estaba frustrando, con tiempo libre de sobra era lamentable el hecho de no poder utilizarlo.

Con mi cuenta de Instagram desactivada no podía ver como la estaba pasando Isa, a veces me venían pensamientos, preguntándome que estaríamos haciendo ahora en el hospital; de seguro estaríamos follando como dos conejos desenfrenados.

Todavía quedaban tres horas para irme a casa de Henrry, por ende, intenté retomar el yoga. Tenía un buen rato sin hacerlo y mi cuerpo lo notó, me costaba mucho, pero de a poco se fue acostumbrando y yo me fui soltando.

Al terminar mi hora de yoga empecé a prepararme. Las calles estaban llenas de personas y cosas navideñas, aun no llegaba diciembre, pero los arbolitos y las luces en las plazas empezaban a verse.

Cuando llegué, Henrry me abrió la puerta. Tenía un abrigo amarillo que le quedaba muy bien. Me sonrió y me invito a pasar. Le miré por un buen rato antes de decir— así que tienes casi 20 añitos.

—Tú en cambio tienes 25 y me hablas como si tuvieras 50.

—Soy 6 años mayor que tú, si eres un niño.

—Cuidado… habló la anciana.

Me reír a carcajadas, la cara de Henrry era un poema, al parecer le molestaba que le dijera que era un niño, entonces quise molestarle un poco más.

Me acerque y le susurre— como tienes casi 20 puedo coquetear contigo.

Su rostro se enrojeció y luego de un largo rato dijo — nadie te impide no hacerlo.

Con esa respuesta supe que él también quería coquetear conmigo, así que giré un poco mi rostro y lo acerqué al suyo, como si estuviéramos a punto de besarnos. Lo sentí temblar y vi como entrecerraba los ojos a la espera de aquel beso que nunca llegó.

Me alejé y lo dejé ahí, con ganas de más. Fui a buscar a Noah para darle el regalo que le había traído, entonces escuché a Henrry quejándose — no solo me llama niño, sino que también me trata como uno —le dio un portazo a la puerta y se fue.

Ver su reacción me causo mucha ternura, jugar con este niño me iba a divertir mucho, pero sobre todo me iba a distraer de Branwen. Con Henrry es solo curiosidad, distracción y puede que me quite el aburrimiento.

Pasar el rato con Noah me divertía mucho, era un niño tímido, pero cuando agarraba confianza no había quien lo detuviera, nos pasamos las horas saltando y correteando por toda la casa hasta que nos quedamos dormidos los dos.

Cuando me desperté ya era hora de prepararle la cena y llevarlo a duchar, una media hora después llegaron sus padres y yo me fui directo a casa.




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